sábado, 28 de febrero de 2015

Flores con poesía CCXXXII.- Noche.

Nuestra poetisa nace en Barcelona en mil novecientos cuatro, hija de padre holandés y de madre americana, que estaban viviendo en Barcelona.


Los padres de Elisabeth Mulder de Dauner se procuraron darle una buena educación, y aunque viajo por Europa y América en su niñez no le falto esta. Hablaba correctamente cinco idiomas, lo que le sirvió más adelante para la traducción de los escritores ingleses, rusos y franceses al español.
Se dedico desde muy joven a la poesía, tanto que con quince años gana un concurso de poesía con su poema Circle.
Elisabeth Mulder de Dauner, Se convierte en la responsable de la critica a la novela inglesa en el periódico El Noticiero Universal y a partir de ahí a la traducción de autores como Baudelaire, Shelley, Pushkin, etc. Esta será una de sus mayores ocupaciones, que compagino con la novela y la  literatura infantil.
En lo que a nosotros nos respecta Elisabeth Mulder es una poetisa con una gran sensibilidad, apasionada tal vez, muy musical, que supo navegar entre las aguas del modernismo ya decadente a un neoclasicismo muy bien llevado, compaginando ambos, aunque esto parezca ilógico.


Murió en su ciudad natal en mil novecientos ochenta y siete.
Os he copiado un soneto titulado Noche, que espero sea de vuestro agrado.

NOCHE

Sangre de nácar, alta manantía,
del corazón celeste trasvenada.
Campo y playas la acogen derramada.
La noche es tan azul que es casi día.
 

Lácteo caudal fluye la blanca vía.
Dice el silencio su canción rezada,
y el alma teme, fina, la alborada
que mate toda esta melancolía.


 
Viento del Sur, áurea, dulce arpa eolia
con pulsación de aromas. Se alza en vilo
la luna semejante a una magnolia


 
hendiendo cada sombra, cada silo.
Con hebriedad de luz, al cielo expolia
de reflejos el bar, ancho berilo.
--o0o--


 
Desde la noche de  este poema, de la época de los "ismos", os deseo un feliz día.
Antonio

jueves, 26 de febrero de 2015

Una docena de rosas de mi colección digital.-

El mundo de las rosas abarca tal cantidad de individuos distintos, que sería imposible formar una lista en una de estas páginas del blog.

 
Cada criador pone a la rosa conseguida, con el cruce entre distintas especies, un nombre; podría citar por orden alfabético cada una de las que tengo clasificadas y fotografiadas como por ejemplo Baronesa Rothchild, Kalinka, Tequila, Apricot néctar, Romántica, Botticelli…





Los criadores de rosas dedican sus flores a personas afamadas, mujeres hermosas, científicos, amantes, etc.
Pero al fin y al cabo todas son rosas y hay que saber que casi todas son híbridos que provienen de las rosas de la especie del Té al ser cruzadas con otras especies distintas, hasta conseguir el resultado apetecido.



En el Parque del Retiro madrileño, existe una preciosa y coqueta rosaleda, en la que las rosas que se encuentran en ella llevan muchas nombres de cantantes y artistas franceses de los años sesenta y setenta del siglo XX. Ello se debe a que los rosales allí plantados provienen de un productor francés que así las fue denominando.



Otra estupenda rosaleda se encuentra en el Parque del Oeste madrileño, donde todos los años se celebran concursos de rosas por San Isidro y donde por lo tanto se pueden ver especímenes nuevos en cada convocatoria. 




Hay algunos rosales con nombres curiosos como este denominado JM 89.9800.200. A que corresponden dichas cifras no lo sé, pero ha sido el más raro que he encontrado. Otros sencillamente solo indican Rosal 1987, un anónimo que se presentó en dicho año.



También el Real Jardín Botánico de Madrid tiene su colección de rosales, si bien es más pequeñas que las anteriores citadas, no por ello deja de ser una colección hermosa. De hecho, las fotos que os he preparado hoy son de ese maravilloso lugar y las fotografié en mayo de 2007. Ya ha pasado un tiempecito desde entonces.




En total tengo 183 especímenes catalogados, otros cuantos a la espera de colocarlos en su lugar de clasificación, y entre ambos y las que desconozco su nombre, puede haber cerca de 4000 fotos de rosas. 
Cada vez que pongo una foto en el blog o en cualquier otro lugar de la Red, marco la foto con una x para saber que ya ha sido colocada y no repetirla. Ejemplo 1625x.jpg



En caso de repetir una foto, detrás de la "X" llevará un 2 o un 3, dependiendo de la vez que ocupe en su exposición; creo que solo hay dos o tres fotos de la colección con esos números detrás. (1625x1.jpg)


Las rosas que os he presentado hoy, son todas anónimas, no tengo sus nombres. 
Espero que esta docena de fotos que he elegido hoy para vosotros os haya gustado.
Nada más, sed felices.
Antonio

martes, 24 de febrero de 2015

Casi verdes, casi secas... casi enfocadas.

Cuando salgo al campo a pasear y captar imágenes con mis cámaras, intento fotografiar todo aquello que pueda tener un cierto significado para mí, ya sea por belleza, originalidad, tamaño, movimiento, etc.


Y dentro de todo ese baremo, existen muchísimos elementos de la naturaleza que, ya sea por pequeños, por dañinos, por hirientes o cualquier otra razón, se quedan de lado en nuestras observaciones.




Quizás sea, porque salimos muchas veces al campo con la idea de que vamos a un jardín botánico a lo bestia. Y es cierto, nuestros campos son un inmenso jardín botánico con la diferencia que las plantas no están colocadas por la mano del hombre, si no por la Naturaleza.


Estamos en un día de mediados del mes de agosto. Las hierbas altas en las praderas amarillean de una forma increíble y en sus cabezas las espigas pesan ya lo suficiente como para comenzar a doblar las cabezas.



Junto a ellas otras plantas están verdes y amarillas; secas y llenas de vida. Florecen, como si un último halo de vida quedase en ellas, mientras dejan caer las semillas de otras flores ya secas.


No son rosas, no. Son pequeñas flores, humildes flores del campo que muchas veces ni siquiera miramos. Todo son o han sido flores. Incluso los cardos mueren después de haber florecido.


Pequeñas muestras que crecen a nuestro alrededor. ¿Por qué me gustan tanto?
Quizás sea porque, en el fondo, yo también estoy floreciendo y secándome a la vez.
Sed felices.
Antonio

lunes, 23 de febrero de 2015

La gorriona del Real Jardín Botánico de Madrid.-

Ayer tarde, ya casi eran las seis, andaba de salida por uno de los paseo del Real Jardín Botánico de Madrid, cuando un grupo de herrerillos bajo a picar junto a un banco y se dispuso a realizar una de las ultimas comidas del día.


De los tres o cuatro herrerillos que habían bajado solo quedó uno picoteando entre unas hierbas.
Me senté en el banco anterior y, aunque un poco lejos, con el 300 mm comencé a dispar fotos.
De repente, me di cuenta que entre el herrerillo y yo, una dama comenzaba a hacerse la interesante delante de mí. Me miraba descaradamente como si esperase de mi una dadiva.


La verdad es que aun sigo sin entender el comportamiento de la gorriona. Quizás, pienso, alguien tiene la costumbre de sentarse donde me senté yo a fotografiar al herrerillo y le da de comer a los pájaros.
Pero los animales tienen la buena costumbre de reconocer a las personas.



Me hizo tanta gracia que me olvide del herrerillo, del que había tomado unas cuantas fotos, y puse toda la atención en esta amiga nueva de plumas que venía a compartir su soledad con mi soledad.
Danzo, picoteo y camino delante mío, sin asustarse al levantarme, solo manteniendo una cierta distancia, nada aconsejable en el caso de haber sido yo un gato y suficiente para con un abuelete.



Era ya la hora de cerrar. Los silbatos de los jardineros anunciando el cierre del Real Jardín se oían en la distancia. La gorriona, como si conociese el protocolo que llegaba a continuación, se subió a las ramas desnudas del árbol que teníamos al lado y desde allí siguió mirándome.





No se alejaba; seguía en las ramas observándome, como si con su mirada quisiera decirme algo.



Entre foto y foto, rogando para que la pila de la maquina no se acabase, me entretenía en observarla. Era joven, muy joven. Seguramente de la ultima anidada antes del invierno. Y era muy sociable. Demasiado sociable.



Pero era encantadora mi amiga gorriona.
El silbato cada vez estaba más cerca.
La luz de la tarde presagiaba una noche que se avecinaba a pasos agigantados.



Mi amiga, como si supiese que había llegado el momento de la despedida, dio unos saltos de rama en rama y luego con un rápido vuelo paso rozando mi cabeza y se perdió entre la espesura del ciprés del Real Jardín Botánico.



La próxima vez que vaya por la tarde a este maravilloso jardín, esperare a que casi sea la hora del cierre para llegarme hasta el banco y sentarme a ver si aparece la gorriona.
Ya os contaré.
Mientras tanto, ser felices.
Antonio

domingo, 22 de febrero de 2015

FLORES CON POESIA CCXXXI. Unas quintillas sencillas.

Nace el poeta elegido hoy en Madrid en el año de mil seiscientos ocho, aunque esta fecha está en duda.
Hijo de médico de la corte, estudió inicialmente en Toledo y, posteriormente, en Alcalá de Henares.


Conocedor de lenguas antiguas y modernas, Gabriel Bocangel y Unzueta, fue hombre de la corte y del mundo literario de la época.
Bibliotecario del Infante D. Fernando, Cronista real, contador de resultas de su majestad, introductor de la música en el teatro y gran poeta.
Dominó el soneto, los romances, y un sinfín de estilos poéticos, escribiendo tanto sobre temas amorosos como religiosos.
Gabriel Bocangel y Unzueta murió en Madrid, en mil seiscientos cincuenta y ocho.
¿Qué es una quintilla?
La quintilla es una estrofa que se compone de cinco versos octosílabos.
Su rima es curiosa, ya que rima en dos rimas distintas consonantes con la particularidad que no pueden rimar más de dos veros seguidos, no pueden terminar en pareado y no puede tampoco quedar ningún verso sin rimar. 
Unas quintillas son el poema religioso que os he elegido para hoy. Espero que os guste.


Como veréis la primera estrofa lleva la rima "ababa", es decir alternando los versos de las dos rimas, pero podría darse el siguiente caso "aabab" o este otro "abbab", y siempre que no existan más de dos rimas distintas.
Espero que os guste.


Unas quintillas sencillas (a)
os quiero decir, mi Dios, (b)
porque el hereje al oíllas, (a)
no se ponga más con Vos (b)
en quintas, sino en quintillas.(a)


Fuerza de virtud secreta
de un Dios en alto lugar,
mi musa ensalce imperfecta,
que cómo os podré alcanzar,
sien Pan, y yo poeta.


En esta estrella tan bella
os subisteis a vivir,
y dais a inferir desde ella,
que hasta Dios para lucir
ha de menester buena estrella.


De plata sus rayos son,
de Cordero vuestro ser,
con pacífico vellón.
Que solo Dios puede hacer,
amigos, plata y vellón.


Pan del cielo habéis unido
lo antiguo con lo galán,
siendo un astro vuestro nido,
a lo antiguo como pan,
y al uso, como subido.


La flor y estrella el candor
muestran de la alta comida,
advirtiendo el pecador
que no es astro en la otra vida
el que en aquésta no es flor.


Del altar lo singular,
musa, explicar no presumas;
más si le has de eternizar,
su fama, te da las plumas,
y las laminas el altar.
--o0o--



Espero que os hayan gustado.
Sed felices
Antonio

sábado, 21 de febrero de 2015

Movimientos del agua en una fuente.

Todo lo que a mí alrededor sucede está en pleno movimiento, desde las personas que se mueven rápidas por la plaza hasta las rachas de viento que, frías, me hacen girar la vista hacia la fuente.
 



Y veo en la fuente el movimiento del agua. No es una fuente prodigiosa llenas de fantásticas esculturas, no, es una fuente sencilla que desde su vaso deja caer el agua, impulsada por las rachas de viento que transforman sus movimientos en una danza distinta a cada segundo que pasa.





Me embeleso mirando la cortina de agua y sus distintos movimientos. Me absorbe observar durante un buen rato como aquellos chorros que parecían un cortinaje se convierten en formas subjetivas que los ojos de mi cámara interpretan de una forma distinta a la de mis ojos.
Mis ojos la veían en movimiento. Mi cámara ha conseguido trasladar ese movimiento a un tiempo parado, aun tiempo guardado dentro de un disco duro de donde no puede escaparse.


Unas veces la cascada es una simple cortina que cae uniforme, como si el movimiento hubiese cogido todas las gotas de agua y las hubiese unido en un acompasado caer.


Otras, una tormenta se desencadena entre las aguas y se forman rizos y revueltas sin ningún sentido, como si una inmensa batidora agitase las aguas.


E incluso llegan las caídas de la fuente a querer imitar inmensas olas marinas que avanzan amarradas a las piletas. Da la sensación que un surfista puede aparecer en cualquier momento.


Y de vez en cuando suaves transparencias nos regalan imágenes insinuantes, como si alguna sirena de cristal estuviese mirando tras de ellas.


Dejo la fuente, pero en mi memoria guardo el movimiento del agua.
Sed felices.
Antonio