Esta tarde, una tarde entre fría y muy fría en Madrid, me he acercado de nuevo al monumento a Isabel la Católica en el paseo de la Castellana pues tenía la necesidad de repetir unas fotos para la presentación que ya os he puesto.
El viaje lo he hecho en autobús y las luces de la tarde pedían disparar la cámara.
Las nubes, provenientes del norte venían a rachas; unas blancas como bolas de algodón y otras negras presagiando algo de agua, poca. Y con ellas un viento fuerte, racheado, que se metía dentro del abrigo buscando cobijo, y aumentaba la sensación de frío.
La luz de un sol poniente, que salía de esconderse entre las nubes de vez en cuando dejaba unos tonos dorados, casi lujuriosos, en todo aquello que alcanzaba a iluminar.
Ha sido un paseo agradable. Dentro del autobús, sentado al lado de una ventanilla, se estaba calentito, quizás demasiado. Y Madrid, como sospechando la noche de follones que ahora mismo tenemos estaba bastante parada.
Las fotos están casi todas realizadas en la confluencia de la calle Vitrubio con el paseo de la Castellana, punto de llegada y de regreso con el autobús.
Nada más por hoy, este ha sido el paseo. Nada del otro mundo pero más que nada.
Las torres de Colon son dos edificios distintos unidos por el sombrero de la cabeza
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