Allí en medio de la llanura manchega, aprovechando una pequeña espina dorsal que en ella aparece, una docena de gigantes quijotescos se levantan con sus brazos extendidos, reclamando desde la distancia la atención del viajero que por una autovía circula.
Consuegra y sus molinos. La Mancha.
Los molinos aparecieron en el S.XV o XVI en Castilla. Sus aspas al viento engalanadas con lonas blancas sobre cabezas que giraban en función de donde este soplase.
Aquellas aspas hacían que un gran eje hiciera mover la muela que serbia para moler el trigo con el que fabricar la harina.
De los existentes en el cerro de Calderico, uno presenta aun toda la maquinaria original en perfecto estado. De hecho en ciertas fiestas se pone en marcha y muele el trigo y confecciona harina que es regalada a los visitantes.
Los molinos de la Crestería Manchega son de los mejor conservados de España y el espectáculo desde allí arriba, con la llanura manchega a los pies, es esplendido.
Los nombres de los molinos, todos de origen cervantino, son: Sancho, Rucio Bolero, Espartero, Chispas...
... el Caballero del Verde Gabán, Mambrino, Clavileño, Alcancía, Cardeña, Mochilas y Vista Alegre.
Si viajáis desde Madrid hacia Andalucía, los veréis a la derecha de la carretera a unos diez kilómetros de distancia.
Vale la pena subir hasta allí y pasar junto a ellos un rato.
Esta anocheciendo. Es hora de volver a la gran ciudad, pero antes cinco minutos fuera ya de los molinos para contemplar un ocaso del mes de marzo en la Mancha.
Los gigantes están prestos a arroparse y a dormir. Esperemos que sus sueños no sean con un hidalgo que vaya a lancearlos.
Buen día. Sed felices.
Antonio
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