1.- PAISAJE
ACUÁTICO.
Contemplo en silencio
el agua. Una paleta de colores la tiñe y
solo una brisa de aire en medio del pantano consigue limpiarla.
Los árboles junto a la
orilla son los pintores.
Cansados, ya desde la
primavera, quieren comenzar de nuevo el largo sueño.
Sus hojas perezosas, se
niegan a caer y se resisten mientras una sola gota de alimento quede en ellas
para salvaguardarlo.
Reflejos mañaneros en
mi soledad de paseante solitario y reflexiones en silencio.
Pienso lo solitaria que
se encontrará la gaviota en medio del pantano sola, tan sola como yo que estoy
en la orilla.
He elegido la costa a
la que no se acerca prácticamente nadie. Enfrente niños, perros y mayores
disfrutan de un maravilloso día. Están acompañados; yo estoy solo, en una soledad
en el fondo deseada y a la vez odiada.
Tu, si tu, podrías estar conmigo, acompañándome en
mi silencio, ayudándome a pensar, a meditar, sin que un reflejo me despiste,
sin que un árbol amarillo me distraiga. Claro que si es la belleza lo que me
distrae, no me acompañes a meditar, acompáñame a vivir.
Le doy la espalda al
agua y a su paleta de colores.
Subo la pequeña cuesta
y salgo a la carretera que me lleva de nuevo a la prisión diaria.
2.- EL HILO DE SEDA MISTERIOSO.
Colgaba la ramita con
sus hojas ya amarillas de una tenue y liviana seda, que algún gusano había
estado usando para descender desde lo alto del árbol a la tierra donde enterrarse para vivir.
En cambio la rama se
agarraba desesperada a la seda para seguir flotando en el aire como el resto de
sus hermanas y vivir al compás de los vientos, dejándose llevar por las
estaciones y no morir.
Que crueldad en el ser
y en el morir, el gusano intentando enterrarse y la rama intentando que no la
entierren.
Paradoja de los ciclos
en que toda naturaleza en contacto permanente y conviviendo con las
dos etapas: la vida y la muerte,y por supuesto el hombre forma parte de ella.
3.- TRANSFERENCIA
DE ENERGÍA.
Me llama la atención
los tres colores en el extremo de la rama.
Ya está preparando para
la primavera siguiente el árbol sus yemas dando la sensación que son pequeños
dedos que quieran coger esas hojas que están dándole las pocas energías que aún
quedan en ellas para que pase el invierno.
Parecen tres estadios
en la vida de una hoja. La verde comienza a dar sus reservas; la amarilla lo ha
dado todo y la más oscura a parte de darlo todo a muerto agarrada a su rama
como si se negara a desprenderse del cuerpo al que ha estado sirviendo entre
siete y nueve meses.
Durante la vida activa
de las hojas se produce en ellas la fotosíntesis. Ahora, cuando las condiciones
climáticas pueden cambiar y el sol cada vez está más bajo en el horizonte, se invierte el proceso y en agradecimiento a
esos meses la hoja, llegado su fin, le cede al árbol la energía que le queda.
Y la poca que pueda
quedar cuando caigan al suelo se convertirá en un magnifico sustrato que
alimentara al bosque tanto vegetal como animal.
Hay una pregunta que me
viene a la cabeza desde que vi las tres hojas: ¿Cuál será en este momento mi
color? Sé que el oscuro no puede ser porque estoy vivo, pero ¿y los otros?
Quizá este mas cerca del amarillo que del verde… ¡Quién sabe!
4.- MIRANDO
AL CIELO.
Levanto mi vista por
encima de álamos y chopos, que pueblan la ribera del embalse, y distingo un
árbol que mira largamente hacia el cielo. Delgado y alto, sus ramas cubiertas
de bello amarillo, parecen implorar algo al cielo.
No sé que le estará
demandando; a lo mejor agua o nubes que le quiten estos calores tardíos que le
hacen más penoso acostarse. A lo mejor está dando gracias o rogando paraqué los
vientos fríos y tempestuosos del invierno no le rompan sus ramas.
Parece querer recoger
con sus ramas al cielo, agarrarse a él como si de su mentor se tratase.
Cuanto me gustaría
saber a mí levantar los brazos al cielo para implorar, para creer. Majestuoso
universo el que nos rodea, que el hombre ha pensado que ha sido creado para él.
Que mayúscula equivocación, que terrible ironía pensar que, algo tan perfecto y
a la vez tan caótico, sea únicamente para que elevemos nuestros ojos al cielo
en las noches claras y disfrutemos de él.
Que terrible pasar de ver las estrellas a sucumbir por los
restos bajo una tierra fría y húmeda, transformándote de nuevo en esa energía
que ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Qué pena que para
transformarnos haya que morir.
Levanto por las noches
mis ojos al cielo porque me gustaría ser eterno y mis brazos de elevan en una
plegaria sin sentido, sin respuesta posible, pues tenemos un principio y un
fin…Quizá muchos principios y muchos fines, pero en cada uno queremos
permanecer en el presente.
Tendría que practicar
mas y alzar a menudo mis brazos al cielo suplicando, pues mis ojos siempre lo
están contemplando, y así a lo mejor entendería mejor una creación que fue a su
imagen y semejanza, desarticulada por una mísera manzana y una relación de
amor.
5.- ME GUSTARÍA PERDERME ¿y A TI?
Hay un pequeño valle
por donde discurre el antiguo cauce de un arroyo, hoy cegado por el muro de la
presa, no podía ser de otra manera, y es allí donde los arboles resisten en
silencio y crean un maravilloso mundo de soledad al que nadie acude.
Una alfombra de hojas
de infinitos colores cubre sus suelos y me hacen pensar de nuevo en la soledad.
Si con, en y la Soledad.
Hay un extraño silencio
solo roto por el ladrido lejano de una jauria.
Paseo tranquilamente.
Me gustaría perderme entre el follaje inmenso que crea una penumbra
desconcertante en un día maravillosamente luminoso.
Pero estoy solo,
absolutamente solo. Ni siquiera un
latido de alguien a mi lado me acompaña. Mi sino es pasear en soledad, solo
acompañado por el cliquear de las maquinas de fotografiar, los cantos de las
aves cuando las hay y el susurro del viento entre las ramas.
Por eso, Soledad, tuve
que inventarte. Y te he hecho tan real que a veces pienso que estas a mi lado y
me gustaría perderme contigo. o acaso ¿no te he inventado? ¿Estás ahí? Me
acompañas, pero permaneces muda a mi lado; me escuchas, pero no me respondes.
Te beso y solo colocas tu mejilla… ¿Seré un Quijote? ¿Dónde está la realidad y
la ficción en el bosque? ¿Por qué te veo? ¿Me estaré volviendo un viejo
cariñoso y enamoradizo? y a ti, Soledad, ¿te gustaría perderte conmigo?
Salgo del bosquecillo y
arribo de nuevo a la carretera y me doy cuenta que no has querido escaparte
conmigo, estoy de nuevo solo.
Estoy deseando volver a verte...
Guadarrama, 31 octubre de 2016
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