¿Flores? No, serán el
día de mañana grandes árboles si en su tiempo consiguen germinar en el suelo;
si, son las semillas del Tilo, magnifico árbol con propiedades medicinales y
que se da en muchas zonas de Europa y por supuesto en la Península Ibérica.
Si, las semillas. Ha
pasado el invierno y aun cuelgan del árbol esperando el momento propicio para
caer al suelo, pero mientras están ahí ¿las mira alguien?
En su soledad, en la
quietud de una mañana soleada de principios de abril, penden tranquilamente del
árbol formando bellos conjuntos que pasan desapercibidos si el ojo no se
encuentra con ellos.
El árbol esta aun
desnudo; desprovisto de su capa verde solo puede lucir la desnudez futurista de
unas semillas; de un mundo suspendido, lleno de vida, lleno de futuro si la
suerte acompaña.
Silencioso, observo cada
ramo, cada racimo, los cuales van formando en el cielo composiciones únicas y
diversas. Si cambias de posición, lo que antes parecía una campana es ahora un
triste pendejo de la misma; pero siempre hay belleza, color, movimiento…
En la disposición de
las semillas y de las ramas que los sustentan está el movimiento quieto,
fotográfico que de repente, ante el menor soplo de brisa, produce un vagar de
ramas y semillas por el cielo.
Me quede pensativo ante
el tilo. Estuve un buen rato mirándolo desde cada uno de los cuatro puntos,
buscando en su desnudez la belleza y creo que algo encontré de ella en esas
semillas olvidadas.
¿Te has puesto alguna
vez a mirarlas? Si quieres verlas como reinas del árbol, aprovecha antes de que
este pierda su desnudez, una desnudez sin rubor, antes de que lleguen las hojas.
Por otro lado, estaba
allí solo, observando todas aquellas semillas que, perdidas en una zona sin
flores, no visitaba nadie. Eran las semillas del tilo y yo en un dialogo mutuo
de tranquilidad y paz. No había nadie alrededor. Me daban ganas de abrazar al
árbol y darle las gracias por tanta belleza. Pero estaba en zona que no se
podía pisar.
Me quede con ganas de
ese abrazo, como me he quedado muchas veces con ganas de otros abrazos, como me imagino quete habras quedado tu, lector...
Sed felices
Antonio
Genial, amigo. Tan sencillo, tan complicado. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Luis. Tan sencillo, solo hay que verlo
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