Muchas veces me he preguntado por qué las plantas me atraen de forma tan espectacular.
Hace un tiempo, encontré la respuesta cuando comencé a descubrir el impacto que producían en mis sentimientos las tonalidades de los distintos colores que cada planta, grande o pequeña, puede llegar a presentar a lo largo de un día; y no digamos a lo largo de un año.
Me había planteado en esta página iros poniendo los nombres de cada planta, pero he pensado que con ello rompería la intimidad que quiero trasmitir con estas fotos.
Que se llame Kalanchoe Fedschenkei puede resultar interesantísimo para un botánico, pero si lo reducimos a unas maravillosas campanillas bicolores de un cactus, por lo menos a mí, me parece mucho más cercana y familiar.
Colores pasteles que surgen de las luces de una tarde, otra de las muchas, en el Real Jardín Botánico de Madrid.
Esta es una epoca del año donde la muerte y la vida se dan la mano de una forma perceptible. Los frutos secos y viejos del año pasado dan la bienvenida a las flores que los producirán de nuevo.
Y aun quedan hojas secas colgadas, como si fuesen racimos de uvas pasas, de algunos árboles; al lado, estallan los brotes tiernos de hojas de la nueva generación.
Y en medio de todo eso, en detalles pequeños y grandes, los colores de la tarde se realzan. Los contraluces te obligan a mirar y frutos, como maravillosos pendientes zíngaros, dejan traspasar la luz a través de ellos. Incluso el Quercus Pobescens, especie endémica del Pirineo, se presta con sus hojas casi doradas a poner su granito de arena en los colores de la tarde.
Y al final, después de mucho pensar como realmente son los colores del botánico en una tarde maravillosa pre primaveral, llegas a la conclusión que la mejor manera de definirlos es como un coro de color perfectamente conjuntado entonando la mas bella de las melodías.
¡Que buen provecho le sacas a tus paseos botánicos y por el Botánico!. Gracias por compartir. Saludos. Luis
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