Nuestra poetisa de hoy es extremeña, nacida en Almendralejo en mil ochocientos veintitrés.
Educada de forma tradicional, es decir costura y cocina, se dedico con pasión a la lectura de obras de literatura desde muy joven. De hecho ya componía poemas con diez años.
Se traslada a vivir a Madrid con veinticinco años y es allí, donde conoce a otros escritores del Romanticismo y donde conoce a su marido, secretario de la embajada de los Estados Unidos.
Carolina Coronado fue amiga de Isabel II; en su palacete de la calle Lagasca se reunían escritores, poetas y políticos perseguidos.
Con el estallido de las épocas revolucionarias se fue a vivir a Lisboa y murió en el palacio de Mitra en mil novecientos once.
Se la considero en su época como la Bequer de la poesía femenina. Alcanzo gran popularidad y sus obras fueron aplaudidas, incluso poetas como Espronceda le dedicaron algunos versos.
Su obra poética se publico en varias ediciones, recopilando su obra de manuscritos y publicaciones realizadas en periódicos y revistas.
Como escritora en prosa escribió varias novelas, unas quince, entre las cuales destaca Paquita.
Como autora teatral consiguió estrenar una obra titulada El cuadro de la esperanza, que fue sin lugar a dudas su obra más popular.
He copiado para hoy una poesía titulada Rosa Blanca.
ROSA BLANCA
La luz del día se apaga;
Rosa Blanca, sola y muda,
entre los álamos vaga
de la arboleda desnuda.
Y se desliza tan leve
que el pájaro, adormecido,
toma su andar por ruido
de hoja que la brisa mueve.
Ni para ver en su ocaso
al ser hermoso un instante
ha detenido su paso,
indiferente y errante.
Ni de la noche, llegada,
a las tinieblas atiende,
ni objeto alguno suspende
su turbia, incierta mirada.
Y ni lágrimas ni acentos,
ni un suspiro mal ahogado,
revelan los sufrimientos
de su espíritu apenado.
¡Tal vez de tantos gemidos
tiene el corazón postrado!
¡tal vez sus ojos rendidos,
están de mal tan llorado!
Tal vez no haya un pensamiento
en su cabeza marchita,
y, en brazos del desaliento,
ni oye, ni ve, ni medita.
El poeta “suave rosa”
llamola, muerto de amores…
¡El poeta es mariposa,
que adula todas las flores!
Bella es la azucena pura,
dulce la aroma olorosa,
y la postrer hermosura
es siempre la más hermosa.
En sus amantes desvelos
la envidiaron las doncellas;
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