Que hermosura; la luz de la tarde, esa luz cálida del otoño madrileño que enciende todo a su alrededor, iluminaba a pedazos el parque. Olmos encendidos y castaños ensombrecidos por la sombra que un ciprés proyectaba sobre ellos. Una fogata de hojas que colgaban de una rama ardiente de un chopo o de un plátano, como faro que avisa que el invierno se aproxima.
Y allí, como quien no quiere la cosa, una planta de ricino encendida, mas bien diría que sonrojada, parece un semáforo dándonos el alto; iluminada por el sol resplandece. Seguro que mas de uno, nada mas oir su nombre, la relaciona con su niñez y juventud. Hoy en día, los medicamentos envasado le han quitado la gracia a la medicina y muchos no sabrán de que hablo. (Habrá que hacer un monográfico)
He sacado tantas fotos, que en un momento determinado la maquina se iba a poner a echar humo, como si de una escopeta se tratase, que me va a ser difícil elegir. Tal era la cantidad de tonos, luces y contraluces que ofrecían las plantas del Botánico que era difícil no apretar el disparador; los ojos pasaban de la realidad al visor una y otra vez, una y otra vez; hasta que la luz ha dicho no sigas que ya no te valgo.
La borrachera ha terminado. Mi amigo Luis y yo, hemos vuelto las maquinas a la cartuchera y nos hemos ido a casa.
Por cierto, Luis me ha regalado un maravilloso libro titulado Flora Vascular de Los Pedroches. Magnifico volumen con todas las plantas existentes en dicha zona cordobesa del norte de la provincia. Gracias Luis, ahora no tendré excusa si veo una planta en saber como se llama. Quien me iba a decir a mi, técnico del ladrillo, que estudiaría botánica. Nunca es tarde si la dicha es buena.
Y la tarde se ha ido cerrando poco a poco. Cuando a mi vista han aparecido los leones del Congreso de los Diputados, las sombras ya no existían y el día, a través de un claro y brillante ocaso se iba convirtiendo en noche.
DEL AMARILLO AL FUEGO NARANJA EN EL REAL JARDÍN BOTÁNICO DE MADRID.
Hasta la próxima. Espero que los colores del otoño os hayan gustado.
Sed felices.
Hasta el viernes
Antonio
Fantásticas, António.
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