Quizá sea esta una de las poesías más hermosas que tenemos en lengua española. Se ha atribuido a distintos autores, pero a ciencia cierta no se conoce realmente quien la escribió si bien se piensa en dos escritores, uno Francisco de Rioja y el otro Andrés Fernández de Andrada.
Voy a trascribir un texto de Hurtado y González Palencia que escribieron sobre esta epístola:
“Si hay en nuestra lengua alguna poesía notable por su exquisito buen gusto, ponderación admirable en el pensamiento y en la expresión, perfección casi inmaculada en la forma, atractiva gravedad, naturalidad y sencillez extrema, libres de todo artificio, es eta prodigiosa Epístola Moral a Fabio, compuesta a base de tercetos verdaderamente áureos…”
Las fotos que acompañan hoy a la poesía son todas de un Magnolio x Loebneri Merrill.
Espero que os guste el pasaje elegido. Meditarlo cinco minutos.
FRAGMENTO DE LA EPISTOLA MORAL A FABIO
De la pasada edad, ¿qué me ha quedado?
O ¿qué tengo yo a dicha, en la que espero,
sino alguna noticia de mi hado?
¡Oh, sí acabase, viendo cómo muero,
de aprender a morir, antes que llegue
aquel forzoso termino prosterno;
antes que aquesta mies inútil siegue
de la severa muerte dura mano,
y a la común materia se la entregue!
Pasáronse las flores del verano,
el otoño pasó con sus racimos,
pasó el invierno con sus nieves cano;
las hojas que en las altas selvas vimos
cayeron, ¡y a nosotros a porfía
en nuestro engaño inmóviles vivimos!
Temamos al Señor que nos envía
las espigas del año y la hartura,
y la temprana pluvia y la tardía.
No imitemos la tierra siempre dura
a las aguas del cielo y al arado,
ni la vid cuyo fruto no madura.
¿Piensa acaso tú que fué criado
el varón para el rayo de la guerra,
para surcar el piélago salado,
para medir el orbe de la tierra
o el cerco por do el sol siempre camina?
¡Oh, quien así lo piensa, cuanto yerra!
Esta nuestra porción, alta y divina,
a mayores acciones es llamada
y en más nobles objetos se termina.
Así aquella que al hombre solo es dada,
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