Generalmente todos los poetas que figuran en mis entradas pertenecen a las páginas olvidadas de los libros de antología poética.
Hoy tengo la suerte de poder colocar un poema lleno
de amor y ternura de un poeta vivo, un amigo sabio donde los haya y humano de
los pies a la cabeza.
Javier del Prado Biezma, toledano de nacimiento,
madrileño de adopción, francés cuasi de religión, es el poeta maravilloso capaz
de escribir los siguientes versos dedicados a su mujer.
Muy fácil o muy difícil de leer, dependiendo del
tema elegido, maestro de las metáforas, pero sobre todo un tipo extraordinario,
al que tengo la suerte de conocer que comparte, entre otros, dos amores
terrenales: sus plantas de Madrid y las olas del Atlántico en Galicia.
Me dedicó y regaló un libro titulado Fragmentos de
una autobiografía imposible, que desde entonces voy leyendo poco a poco. Es mezcla
de prosa y poesía y de propia experiencia. Ayer por la noche leí este párrafo: “Pero
sigo luchando con el viento, o mar o música azulados, topeteo insistente de las
olas en la playa multiplicada de los dedos.”
Mañana seguiré su lectura…
Os dejo con su poema. Espero que os guste. A mí sí.
PRIMAVERA INVERNAL
A Esplendor
Ya no sé de tu pie ni de tu brazo
apenas si de noche tu cabello
despierta en mi memoria aquel destello
de la estrofa primera, en el ribazo
de luz primaveral, cuando retazo
a retazo, del empeine al cuello,
fui descubriendo tu cuerpo que, tan bello,
nos sumió en los delirios del abrazo.
Ahora, solo se de tu ternura
sé de la bendición cálida y calma
de ese valle de amor que me has creado.
Y voy hacia el morir sin amargura,
llena de amor y de poesía el alma
sabiendo que soy verbo enamorado.
--o0o—
Sed felices
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