domingo, 25 de noviembre de 2018

Detrás de la tapia: recuerdos y tiempo perdido (filosofía de albañil)



Paso por delante de la tapia como tantas veces en el pasado. La casa de al lado sigue igual, siempre pulcra y blanca. Por sus fachadas no corre el tiempo.
La tapia es como un muro que separa los recuerdos de un presente real y efímero. Tras ella, un montón de vivencias olvidadas que vuelven a resurgir cada vez que traspaso la puerta.


Recuerdos, muertos como el tiempo mismo en que se vivieron, pero rescoldo de todo un comportamiento pasado, presente y seguramente futuro.
Traspaso la puerta y en cada rincón llega un momento distinto.
El jardín, siendo el mismo, es ya otro diferente al de aquellos recuerdos.


Veo las pilastras envejecidas y me doy cuenta que yo estoy envejeciendo con ellas. Al mirarlas comprendo que igual que se han inclinado ellas, yo me estoy curvando y me asomo a los recuerdos también doblados.


¿De qué sirve tanto recuerdo? ¿No sería mejor buscar en el incierto futuro?
Los recuerdos se nos aferran de tal manera que coaccionan nuestro presente. Si coaccionan ese presente que ya es recuerdo. No nos permiten realizar nuestra vida. Estamos sometidos a ellos. 


Nos perdemos en ellos sin darnos cuenta del presente. Olvidamos el mismo instante perdido y lo seguimos recordando. ¿Por qué?


Amarrados a creencias que vienen de lejanas tradiciones, de parientes que a su vez heredaron recuerdos de sus mayores,  de viejos momentos que vamos distorsionando, rehechos a nuestro querer interpretarlos, somos incapaces de mirar hacia adelante, de dejarnos llevar por el deseo y la imaginación. Desperdiciamos el presente jugando a ser niños buenos, incapaces de tomarse en serio ese instante que pasa continuamente; somos incapaces de soltarnos de ellos y de las tradiciones. 


Nos aferramos a vivir en la seguridad de un presente falso, que se convierte continuamente en pretérito, muchas veces imperfecto.
Tan amarrados estamos a los recuerdos, las tradiciones, los consejos, las leyes y las obligaciones que somos incapaces de reaccionar, de liberarnos de sus lastres y dar rienda suelta a la vida. Somos incapaces de pecar. Porque la vida debe ser un imperativo presente y futuro: no se puede decir "vivimos", si no "sobre todo hay que vivir, hay que disfrutar". En la vida a veces hay que pecar sin tener que arrepentirse.


Lógicamente no todo recuerdo es un lastre. Tenemos que abrir la puerta de la tapia y saber aprovecharnos de aquellos recuerdos que nos son beneficiosos, pero sin dejarse llevar por la contemplación y el bienestar de algo ya muerto, inexistente para la mayoría que nos rodea. Hay que ser valientes y enfrentarnos al presente-futuro rompiendo muchas veces con ellos y dando rienda suelta a los nuevos sueños que seamos capaces de imaginar, aunque para ello haya que romper moldes encerrados por la sociedad en una caja fuerte que inmoviliza todo. A veces hay que ser valiente y romper esa caja: cuando eso se produce se dan cambios en la forma de pensar, la sociedad evoluciona y cada uno de nosotros también.


Bajo las hojas de las acacias y los rosales, todas ya amarillas por la vejez del año, me vienen y dejo durante unos instantes que circulen por mi aquellos momentos que ya no volverá a ser nunca mas, y barajo pensamiento y deseo, mezclandolos con los deseos que mañana no podré hacer realidad.
Cuantos momentos dejamos pasar pensando en el pasado. Cuantos deseos quedan sin realizarse porque somos incapaces de despegarnos de las tradiciones y las creencias. Y mientras tanto, el tiempo pasa. El futuro se hace presente a cada instante y es pasado perdido. Y el tiempo se va agotando poco a poco;  o muy rápido, demasiado.
Miro el pozo. Cierro la puerta de mi mente y quedan ahogados en él todos esos recuerdos que no me dejan fluir hacia mi futuro. Y aunque sé que ahora es ayer y que mañana es solo una ilusión ¿Por qué no recordar los posibles recuerdos de mañana antes de que sea ayer?


Recuerdos que me atan, no me sirven. Recuerdos que cierran mi vida en un pasado en el que no he sido feliz, solo me valen para no tener la valentía de enfrentarme con un presente futuro que pasa veloz.
¡Está bello el jardín! No es el mismo que hace muchos años conocí. No quiero que sea igual. Pero cada rincón me trae un recuerdo.
Miro de nuevo al pozo, vierto en el mis malos recuerdos, salgo a la calle y cierro la puerta.


¡Quizá mañana sea feliz! Mañana ya ha pasado…
Sed felices.
Antonio

viernes, 16 de noviembre de 2018

Una iglesia románica entre edificios renacentistas


Estábamos recorriendo Baeza, el sábado 10 denoviembre de este año 2018,

A la derecha la catedral y el edificio adosado a ella es el antiguo ayuntamiento

con el grupo que había reunido ACEHA, Asociación Cultural Entre Historia y Arte, en un viaje  dos días en el cual se nos quería presentar la obra del arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira en esta ciudad y en Úbeda, cuando al llegar ante el edificio de la  Universidad y el palacio de los condes de Jabalquinto, bajando desde la catedral,  me di de sopetón con una iglesia románica de la que no tenía noticia alguna.





Palacio de los Condes de Jabalquinto

Me gusta todo tipo de arte, pero el románico me atrae sobremanera, es apasionante, recogido,  y ante mí estaba la iglesia de la Santa Cruz: la gran sorpresa del viaje.

Iglesia de la Santa Cruz por su cara poniente y sur

No pensé que tan al sur encontraría un edificio tardo románico y allí estaba, delante de mí llamándome como si algo me atrajese hacia ella.
Pero ¿Por qué esta ahí esta iglesia? Hagamos un poco de historia.
Terminada la batalla de las Navas de Tolosa y conquistada la fortaleza de Baños de la Encina, el mundo musulmán comenzaba a derrumbarse. Fernando III el Santo decide extender sus dominios hacia Sevilla y Córdoba u avanzar en dirección a Jaén.
Tras aquella famosa batalla los reinos de taifas que surgieron, los terceros, bien se sometieron al poder del reino de Granada, o bien buscaron la protección de los reyes castellanos. De entre aquellos reinos de taifas, apareció el reino de la Taifa de Baeza y a su cabeza tuvo como único rey a Abd Allah Ibn Muhammad Al-Bayyas, hasta que fue ejecutado por traición por los almohades en 1226.

Abside y presbiterio mas estrecho que el resto del edificio.

Fernando III el Santo había recibido de él varios castillos, entre ellos el de Jaén. Enterado del asesinato de su rey amigo, emprende una acción contra las villas situadas a lo largo del río Guadalquivir, Ello motiva una entrada en pánico general de las poblaciones árabes, las cuales abandonan  sus poblaciones, de tal manera que cuando las tropas castellanas entran en la ciudad lo hacen sin resistencia alguna.


Portada sur con tres aquivoltas.

Y es en ese momento cuando para conmemorar la entrada de las tropas en Baeza se construye la iglesia de La Santa Cruz en un estilo tardo románico y seguramente sobre una antigua mezquita o templo visigodo. Existen bastantes divergencias sobre esto.
La iglesia de La Santa Cruz esta casi orientada canónicamente, algo desviada hacia el sur y su forma no es perfectamente regular.
El templo tiene una clara primera parte, ábside y presbiterio y posteriormente fue ensanchado de tal forma que se formaron en su interior tres naves, formando a vista de pájaro la unión de dos rectángulos algo irregulares.

Columnas de piedra del lado derecho de la puerta orientada al sur.

Consta de dos puertas: la puerta oeste no es original de la iglesia y se coloco en su lugar en su última restauración. Esta puerta proviene de la iglesia de San Juan Bautista totalmente derruida.
Es una puerta relativamente sencilla que consta de seis columnas, tres de ellas nuevas, las del lado izquierdo, que soportan a tres arquivoltas, dos de ellas lisas y la segunda desdoblada con dos boceles y entre ellos una serie de besantes. Las columnas de la derecha, según se mira a la fachada, presentan en sus capiteles decorados con hojas de vid.
Las del lado izquierdo, nuevas, sustituyen a un posible San Juan Bautista que hacia la función de columna.
Remata un guardapolvo y sobre él un pequeño tejaroz y más arriba un óculo en derrame hacia el interior.
La puerta de la fachada sur es original del templo y sus arquivoltas son muy parecidas a la puerta de San Juan. Sus columnas rematan en capiteles labrados con formas vegetales, acanto, y descansa sobre basamento de piedra. La parte baja esta algo desgastada por el paso del tiempo las salpicaduras. Remata un guardapolvos en punta de diamante.

Capiteles del lado izquierdo de la puerta meridional

Sobre la puerta existe un tejaroz con unos canecillos bastante deteriorados pero que creo que son figuras exaltando pecados contra la sexualidad; esto lo indico por las distintas formas que están representadas en cada canecillo.
Y sobre el tejaroz, el alero de la iglesia en el que se pueden ver otras figuras como caras, rollos, escudo etc.
Al mirar a la iglesia desde la plaza de Santa Cruz, te das cuenta que su mampostería es bastante basta, pobre diría yo, y es solo en aquellos lugares que comunican con el interior donde está más cuidada con bloques bien tallados.
Vista por el exterior pasemos a verla en su interior, aunque aquí me quede corto en fotos que demuestren con claridad su estructura.

Interior de la iglesia. La disposición de los arcos de descarga es paralela al eje mas largo

Impresiona al entrar comprobar que dispone de tres naves amplias y bastantes luminosas.
Al fondo la zona presbiteral y el ábside.
La disposición de los apeos de cubierta se realiza mediante pilares de piedra unidos mediante arcos paralelos al lado más largo del templo, lo que le confiere una cierta grandiosidad.

Uno delos capiteles del interior. Fiaros en la decoración sencilla con relieves vegetales.

Los arcos descansan sobre unos capiteles decorados con formas vegetales.
La cubierta, actualmente de madera, si bien creo tener entendido que anteriormente era una abovedada piedra.
El ábside, es un ábside de tambor, y junto con el presbiterio debieron ser las primeras partes en ser ejecutadas.

El ábside, zona sagrda, esta decorado con pinturas de S.XVI 


En esta iglesia no existe un arco triunfal como en otras y si un arco liso que une el presbiterio  con la zona de los fieles.

 Tejaroz, canecillos y alero de la nave de los fieles

 Rostro rematando un canecillo.


 Canecillo


 Canecillo

Canecillo

La iglesia primitiva estaba enlucida, o se enlució, ya que sobre dicho ábside aparecen una serie de pinturas del siglo XVI.
Tengo ganas de volver a Baeza a entrar de nuevo en contacto con esta iglesia y con otras dos también del época de la Reconquista por Fernando III el Santo.
Aquí os dejo. Vale la pena acercarse a esta ciudad, no saldréis defraudados.
Sed felices
Antonio
P.D. Me vais a perdonar pero se me ha olvidado poneros fotos de las ventanas.