sábado, 30 de abril de 2016

El busto de Pepín Fernández Rodríguez en la Plaza del Carmen de Madrid.-

Madrid es para ir fijándose en todos sus rinconcitos, pues cuando menos te lo esperas aparece una sorpresa.
Hoy estamos en la Plaza del Carmen, plaza que ha cambiado su fisonomía desde que se hiciera en ella el aparcamiento subterráneo y a la vez por la degradación que está sufriendo el centro de Madrid. Pero no por ello deja de ser una plaza que se abre enorme en medio de calles más o menos estrechas.



 La Plaza del Carmen de Madrid

En una de sus esquinas está situado el busto de José Fernández Rodríguez, quien fuera fundador de la cadena de grandes almacenes conocidos como Galerías Preciados.

Busto de José Fernández Rodríguez "Pepín" sobre peana de granito

Pepín, que así le conocían sus allegados, nació en Grado, Asturias, en 189 y con unos quince o dieciséis años emigro a México donde comenzó a trabajar de chico para todo en una pequeña tienda.


Dos años después da el salto y llega a la Habana donde se emplea en unos almacenes conocidos como El Encanto y donde comienza su carrera meteórica como hombre de negocios.
En 1931 regresa a España y allí compra unos almacenes que se conocerán como Sederías Carretas, en la calle del mismo nombre, embrión de lo que sería después Galerías Preciados.


Hombre increíble en el mundo del negocio textil expandió su cadena, pero endeudándose, lo que llevo al fracaso final de la empresa que fue absorbida en última instancia por la cadena del Corte Inglés.
Pepín Fernández murió en 1982.
¿Por que esta su busto en la Plaza del Carmen? Porque la inicial Galerias Preciados esta justamente detrás de ella.
La Asociación Cultural Peña Tu homenajeo a Pepín mandando realizar un busto sobre pedestal del hombre de negocios al escultor Cesar Montaña.


Cesar Montaña escultor, nacido también en Asturias, concretamente en Vegadeo en 1928, fue por su trayectoria elegido para realizar el busto de Pepín.
Estudio Bellas Artes en Madrid entre 1948 y 1953. A partir del fin de su carrera comienza una serie interrumpida de exposiciones y realización de esculturas por todo el mundo.


Se dedico también a la enseñanza, llegando a ser Director de la Escuela de Arte nº1.
Murió en Madrid en el año 2000.
--o0o--
Sed felices.

Antonio

viernes, 29 de abril de 2016

Flores con poesía CCLXXVI: Amor.

Nace nuestra poeta en Madrid en mil novecientos veinte, aunque esta fecha está en duda.
Vive allí su infancia y realiza sus estudios elementales en la capital, ingresando en la Facultad de Filosofía y Letras donde se doctoró en Lengua y Literatura.



Josefina Romo Arregui después de sus estudios ingresa en la Facultad donde dará clase de Lengua y Literatura, al mismo tiempo que trabajaba en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Tuvo destacado alumnos como Alfonso Sastre, Concha Zardoya, Carlos Bousoño, Alfonso Paso… entre otros.
Emigra a Estado Unidos en compañía de Diana Ramírez de Arellano. Allí será profesora en de Lengua Española en el City College de la Universidad de Munici-Storr, hasta mil novecientos setenta y ocho, cuando regresa a España ya muy enferma.


Investigadora, crítica literaria, poeta y mujer de letras total, Josefina Romo Arregui, nos presenta una poesía postmodernista no sin recuerdo de los clásicos, con un verso fácil de una gran sensibilidad lirica.
Murió en Madrid en mil novecientos setenta y nueve.


AMOR


¿Decís amor? No: amor es deleznable
brizna en el polvo, cántaro quebrado,
rueca sin hilo, pájaro enjaulado,
risa que torna llanto, afán mudable.


Amor es un dolor con incurable
angustia y sinrazón, y enamorado
es llama en hielo, luz que se ha apagado
o viento en inconstancias incansable.


Lo mío es una flor sencilla y pura
que no pregunta a nadie por que existe,
una abeja en su miel enamorada.



Es un constante arroyo de ternura,
es el pago del alma que me diste,
es un todo nacido de la nada.
--o0o--



Espero que os haya gustado.
Sed felices

Antonio 

jueves, 28 de abril de 2016

A ras del prado: flores silvestres.-

Salir al campo con gente que te enseña, que te da a conocer nuevas visiones del mundo, que te rodea, es una experiencia fantástica, en la que las palabras y los gestos van dirigidos a la belleza que está por todos lados, sea grande o pequeña. 

La Machota vista desde el suroeste.

Por ello, quiero dar desde aquí las gracias a todos lo que pacientemente contestan a mis dudas, que son todas, día tras día y a los que cuando salimos al campo me señalan a plantas, bichos, paisajes… Gracias por lo tanto a Adela, Sonia, María, Juan Carlos, Samu, David, Jose, Rubén, David por vuestra compañía y enseñanzas de todos los días y a Paloma Sanz por los ratos que le quito con preguntas sobre plantas.

 Comienzan a despuntar las hojas en un terreno lleno de granitoides aflorando.

Dicho esto, que no quería que se quedara en el tintero, pasemos a describir un día maravilloso aunque en ciertos momentos las nubes quisieron limpiar nuestros equipos fotográficos.
Discurrió el sábado a ambos lados de una elevación granítica denominada la Machota de 1.430 metros de altura, perteneciente a los Montes Escurialenses, que separa las villas de Zarzalejo y El Escorial.

Una de las lagunas de Zarzalejo

El paisaje es el de la típica dehesa de tierras altas de Castilla donde la encina y el fresno se disputan la conquista de un terreno duro cubierto de extensas praderías para pasto de  ganados bravos y mansos, y donde de vez en cuando aparecen pequeñas lagunas estacionales.
Cercas de piedra de granito separan las propiedades y en medio de ellas discurre una vida a ras de suelo fantástica, son las flores y las plantas de nuestra comunidad en las tierras altas.


Poa bulbosa

Entre cerca y cerca, unos cientos de metros cuadrados o incluso alguna hectárea, las praderas se tiñen de verde en estos días tempranos de la primavera, y sobre ese tapiz aparecen aquí y allá, distantes unas veces, juntas otras, infinidad de distintas flores a las que hasta hace poco no había mirado a la cara.

Posiblemente diplotaxis catholica 

Margaritas de todos los tamaños tiñen de blanco y amarillo extensas zonas, a veces formando enormes centros. 


 Fumaria officinalis (Sangre de Cristo) 

La Sangre de Cristo, ese es el nombre popular que recibe la Fumaria officinalis busca siempre lugares más o menos protegidos, soleados pero siempre en zona fuera de la amplitud de la pradera.


Erodium
En cambio, a los narcisos les gusta estar al sol. Cuando los miro, tengo la sensación que de ellos va a salir la música de un disco de La Voz de su Amo a 78 revoluciones por minuto. ¿Alguno habéis conocido aquellos gramófonos a los que había que dar cuerda? 


Narciso silvestre nacido espontáneamente en la pradera.

Otras plantas son más solitarias y más difíciles de ver.
De la familia de las orquídeas las hay que les gusta estar a solas en mitad del prado o refugiadas tras un parapeto al sol y otras en cambio se agrupan en pequeños grupos. Unas y otras, si no las conoces, pasan totalmente desapercibidas. Pero cuando alguien te dice: “¡Mira una orquídea!, una sonrisa de satisfacción te hincha los mofletes y eres capaz de tumbarte en el suelo a observarla y fotografiarla.



Orchis langei 

Orchis champagneuxii 

Orchis Mascula 

Hay otras plantas con flores diminutas, muchas veces difíciles de ver, que como pequeñas campanitas, parece que vayan a comenzar a tañer en cualquier momento, como las Viola kiteibeliana, pero a las que vale la pena echar una ojeada. En estas salidas, me he dado cuenta que es bueno llevar encima una pequeña lupa para verlas mejor.


Viola kiteibeliana 

Erodium llamado Palillos 

Otras pequeñas, y con infinidad de subfamilias son los Erondium, que pueden aparecer entremezcladas con otras especies, alegrando con sus distintos colores y formas la pradera, tapizando a veces el verde como si del dibujo de una alfombra de Damasco se tratase.
Y como no, encima de las rocas, aprovechando los pequeños depósitos de tierra o la propia piedra y sus minerales aparecen los musgos, los líquenes y las plantas carnosas. 


Crassula tillaea

Umbilicus rupestris, Ombligo de Venus

Pequeñas casi todas ellas y dispuestas a sufrir los rigores del verano, pero eso si, dando la cara y sobreviviendo. Ejemplo de plantas carnosas la Crassula tillaea o el Ombligo de Venus.

Liquenes entre musgos, pero no me preguntéis cual es

Es una experiencia maravillosa. Os la aconsejo. Sirve además para olvidarse de los pesares de la vida diaria, del ruido de los coches, del ajetreo de la ciudad y de la oficina. Las flores no van a decir nada de palabra, pero pueden decir todo al sentimiento.


Asphodelus

Os dejo, ya está bien de daros el rollo. 
Solo enseñaros que hasta es agradable fotografiar todas estas flores llegando incluso a sentir el olor y la humedad de la hierba sobre la que descansas.


El autor en un momento genial:el mundo no existe en ese instante

Espero que las flores y plantas que os he colocado os hayan gustado y que durante un ratito os haya retirado del mundo cada vez mas infernal que nos rodea.
Sed felices, es mi mayor deseo para con vosotros.

Antonio 

miércoles, 27 de abril de 2016

Viaje al recuerdo en un ocaso de abril.-

Cuando era un crío, lo recuerdo perfectamente, iba de pie, en el SEAT 1400B que tenía mi padre, en los viajes y siempre preguntaba cosas de los lugares por donde pasábamos.


Al principio las carreteras tenían adoquines y unos grandes árboles pintados de blanco para que se vieran de noche; con el tiempo fueron desapareciendo ambos y los sustituyó el asfalto, las medianas y unos carteles que te iban indicando los accidentes geográficos por donde pasabas.


No teníamos en los coches, como los niños de ahora, pantallas de televisión para distraernos y la forma de hacerlo era observando el paisaje que corría a nuestro alrededor. Y mis padres aprovecharon aquella coyuntura para enseñarnos a mirar el espacio que nos rodeaba.


Montes y montañas, pinares recién plantados de aquellos planes de reforestación, ríos y sus afluentes y el cielo con sus aves y sus nubes eran el entretenimiento de aquellos viajes que ahora se hacen en cinco o seis horas y entonces se tardaba casi doce si es que todo iba bien.


Y de aquellas enseñanzas de lo que a mi alrededor bullía, ha salido mi afición por fotografiar todo lo que  existe a nuestro costado, y, como no, las puestas de sol de Madrid que son increíbles, como esta que os coloco hoy.


Mi padre murió siendo yo un crío, pero cada vez que veo cosas como esta me da la sensación de que lo tengo al lado.


Muchas tardes se repiten estos bellos momentos. Unos son más espectaculares que otros, pero a mí me gusta vivir el de la tarde que consigo verlo como si fuese el mejor ocaso de mi vida.
Espero que os hayan gustado estas fotos. 
Hechas en Villanueva del Pardillo, hoy 26 de abril de 2016
Sed felices.

Antonio 

jueves, 21 de abril de 2016

La amapola solitaria.-

Voy andando por el camino.
A derecha e izquierda los campos de cereales van aumentando en tamaño, pero aun no veo despuntar los granos, pero les debe quedar ya muy poco.


El camino esta solitario, llevo una hora en él y estoy completamente solo, tan solo como la primera amapola que me encuentro.
Un poco más adelante, detrás de la primera curva de tierra y barro, este mes de abril no se parece en nada al del año pasado, un grupo de amapolas me saca de mis pensamientos de peregrino solitario. Ya no estoy tan solo. Mi camino se llena con pequeño grupos de amapolas que alegran el monótono verde de los bordes del camino.
Mis pensamientos está muy lejos, demasiado.





El barro dificulta el caminar, pero decido seguir adelante.
Nubes a derecha e izquierda harían mas prudente darse la vuelta, pero algún que otro rayo de sol anima a seguir el camino. Un camino silencioso. No se oye absolutamente nada. Los trinos de los pájaros se han perdido desde que deje el arroyo y los álamos inmensos que de sus aguas se alimentan. Hay soledad en el aire. Las amapolas están silenciosas. El aire las mece y sus pétalos sufren sus embates.


Mi ánimo tampoco está en condiciones. La soledad me atormenta y las distancias en las que intento pensar también. Mis amapolas están muy lejos, cada día que pasa más.


Entiendo la soledad de la amapola que crece sola junto a las gramíneas, refugiándose en ellas. Y entiendo su silencio y su soledad, son como mi silencio y mi soledad. La única diferencia es que la amapola es bella, solitariamente bella y solo cuando la ves en compañía de otras congéneres echas en falta, aun más, la compañía anhelada, la de la distancia y la lejanía.
Mi vida ha discurrido en una inmensa soledad de caminos llenos de barro, de un barro de lluvias amargas y no buscadas, creadas en borrascas humanas que se han ido erigiendo a mí alrededor sin yo haberlas buscado. Duelos, lloros, angustias, sencillamente como cualquier otro humano al que la suerte ha dejado de lado. Mi soledad me acongoja, y tú tan lejos, eres incapaz de consolarme en medio de tu egocéntrico mundo destruido por el azar.


Pero, a diferencia de la amapola, quieta ahí, sin poder desplazarse, esperando su rápido final, a mí me queda la posibilidad de huir y esconderme detrás de mi propia angustia y aparentar que estoy bien; solo aparéntalo, porque la angustia sigue ahí, la angustia de la soledad.


Decido dejar el solitario camino y decido dejar la soledad que él me trasmite. Quiero ver gente a mi alrededor riendo, disfrutando de cada minuto; sintiendo; quiero… quiero tener la capacidad de superarme a mí mismo y olvidar la soledad de no tenerte, de no tenerme a mi ismo como cuando tenía veintitantos y me quería comer el mundo. Ahora solo quiero que el mundo no me coma a mí.


 No quiero esta sociedad cada vez más fría, más distante, más transistorizada y menos humana. Me encuentro solo en medio de un mundo que me valora por lo que no puedo hacer, no por lo que hice. Una sociedad que no se da cuenta que poco a poco  del calor del conocimiento y del saber van desapareciendo poco a poco en un mundo esclavo de unas ciencias cada vez más frías, menos humanas. 

Las maquinas están superando a al propio creador y tanto en el camino como en un vagón de metro la soledad y el silencio se apoderan de nosotros. Antes, cuando los vagones de tercera eran de madera, la gente hablaba unos con otros, se comentaba. Ahora el silencio impera en los modernos trenes con asiento acolchado que nos conducen, solitarios cada uno de nosotros, de casa al trabajo sin ser capaces de dar un saludo al vecino del asiento que es el mismo de ayer o de antes de ayer.


Las amapolas me recuerdan que en el fondo estoy anclado a mi destino igual que ellas. En la misma soledad que cada una de ellas y que mi tiempo, al igual que el de las amapolas, es relativamente corto, muy corto.

La distancia, tu distancia, es inmensa, cada día más y el camino cada vez esta más embarrado.
Sed felices.

Antonio 

jueves, 14 de abril de 2016

Flores con poesia CCLXXV. Mi falda de tres volantes y otro.

Nace nuestra poeta de hoy en Las Palmas de Gran Canaria en el año mil novecientos siete.
Desarrolla su vida en una familia interesada en la literatura y la música, en las que es instruida desde bien joven, tanto que a los ocho años escribe ya poesía.


Josefina de la Torre, es una gran mujer canaria que influenciada sobre todo por su hermano Claudio, Premio Nacional de Literatura en mil novecientos veinticuatro, lee poesía, desarrolla interpretación teatral y estudia canto, piano, violín y guitarra.
Viaja a Madrid en mil novecientos veinticuatro  y allí se encuentra con los poetas de la generación del 27 como Federico García Lorca, Pedro Salinas, Rafael Alberti, etc. etc. con los que mantendrá muy buena relación y a la vez será influenciada su poesía por ellos.
Edita su primer poemario en mil novecientos veintisiete titulado Versos y estampas en el que se aprecia la influencia de Juan Ramón Jiménez. En mil novecientos treinta publicó Poemas en la isla y ya no volverá a editar poesía hasta mil novecientos sesenta y ocho, cuando publica su poemario Marzo incompleto.
Hay que indicar que esta mujer fue un personaje interesantísimo tanto en la lírica como en el teatro, como en la radio. Completísima.


Josefina de la Torre es sin duda una poeta modernista increíble, que le da a su poesía una luz clara, llena de connotaciones humanas y de expresiones sencillas y cercanas.
Murió en Madrid en dos mil dos.
Os he elegido dos poemas que espero que os agraden.


MI FALDA DE TRES VOLANTES

Mi falda de tres volantes
y mi blusa desprendida,
que bien me adornan andares
y brazos del aire libre.
¡Como se ondea mi falda
desde el volante primero,
perseguida curva eléctrica,
hasta la rodilla firme!


Y mi blusa desprendida,
viento y calma, sol y sombra,
como juega y se persigue
desde el hombro a la cintura.
¡Ay que me gusta mirarte
espejito biselado,
cristales de las esquinas,
gafas de los estudiantes!
¡Que bien me veo pasar,
remolino de las brisas,
pequeña y grande, confusa
huella blanca en el asfalto!
 --o0o--



LA TARDE TIENE SUEÑO

La tarde tiene sueño
y se acuesta en las copas de los arboles.
Se le apagan los ojos
de mirar a la calle,
donde el día ha colgado sus horas
incansable.


La tarde tiene sueño
y se duerme mecida por los árboles.
El viento se la lleva
oscilando su sueño en el aire.
--o0o--


Espero haberos entretenido un rato. Ese es mi deseo.
Sed felices.

Antonio