A escasos ciento
cuarenta kilómetros de Madrid, en plena Mancha se encuentra la famosa población de
El Toboso, a la que tuve la oportunidad de conocer gracias al buen hacer de ACEHA,
en un excursión organizada a Úbeda y Baeza
Planos localización El Toboso sacados de Google Maps
Una villa de casa
blancas encaladas, calles limpias, puertas imponentes enmarcadas con piedras
labradas y hojas trabajadas, cubiertas de teja y una limpieza increíble, de la
que deberían aprender muchos municipios.
Destaca en medio de sus
calles una imponente iglesia del S.XVI, San Antonio Abad, construida
en la época en que Castilla era rica. Su torre debía ser punto de referencia en
medio de la llanura.
Iglesia de San Antonio Abad
Y en esta ciudad, don
Miguel de Cervantes y Saavedra decidió crear un personaje para su hidalgo que
ensalzaría el nombre del lugar durante generaciones enteras y este no es otro
que Dulcinea del Toboso.
“Bien
te puedes llamar dichosa sobre cuantas hoy viven en la tierra. ¡oh sobre las
bellas bella Dulcinea del Toboso!, pues te cupo en suerte tener sujeto y
rendido a toda tu voluntad e talante a un tan valiente y tan nombrado caballero
como lo es y será don Quijote de la
Mancha, el cual, como todo el mundo sabe, ayer recibió la orden de caballería,
y hoy a desfecho el mayor tuerto y agravio que formó la sinrazón y cometió la
crueldad: hoy quitó el látigo de la mano a aquel despiadado enemigo que tan sin
ocasión vapulaba a aquel delicado infante”
Estas palabras de Don
Quijote están escritas en el capítulo IV de la primera parte en que después de armado
caballero rescata y vuelve a dejar en manos de su verdugo a un rapaz.
Este párrafo del
Quijote parece profético. Don Quijote de la Mancha y su bella Dulcinea, son
nombrados seguro que todos los días por mas de una persona en todas partes del
mundo.
Alrededor de El Ingenioso
Hidalgo Don Quijote de la Mancha se han montado un sinfín de actividades
económicas a lo largo de la historia.
La casa de doña
Dulcinea, los molinos de viento, los lugares con teatros y aquellos otros que
se atribuyen las estancias del enjuto hidalgo en sus calles y lugares.
Uno de los cientos de ejemplares que se guardan en el museo
Lo que si está claro es
que D. Miguel de Cervantes como recaudador del rey anduvo por aquellos lares y
eso le permitió dar a las andadas del ilustre hidalgo una veracidad paisajista
increíble que no desentona en absoluto con sus fantasías literarias.
En el Toboso existen
dos interesantes museos que ayudando a la difusión de la novela de aventuras de
Cervantes enseñan, por un lado la difusión de esta maravillosa historia por los
distintos países y lenguas del mundo y por otro como se vivía en aquella época
en las viviendas mas o menos prosperas de la zona.
Estos dos museos son el
Museo Cervantino y la llamada Museo-Casa de Dulcinea del Toboso.
En el primero podemos
observar una maravillosa colección de ediciones del Quijote en todos los
idiomas del mundo y en todos los tamaños posibles, estando en sus vitrinas el
más pequeño y el mas grande.
Dos ejemplares del Quijote escritos en japones, La dedicatoria es de la embajada japonesa en Madrid
La casa de Doña
Dulcinea del Toboso, señora que solo existió en la imaginación del autor del
libro y en la mente de aquel que: “Frisaba
la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia,
seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren
decir que tenía el sobrenombre de Quijada , o Quesada, que en esto hay alguna
diferencia en los autores que de este caso escriben; aunque por conjeturas
verosímiles se deja entender que se llamaba Quejana. Pero esto importa poco a
nuestro cuento; basta que la narración del no se salga un punto de la verdad”
Vista de la casa de Dª Dulcinea vista desde el patio. Por su torre se la conoce como la Torrecilla
Esta vivienda es un
recopilatorio de cómo debían ser las casa de la gente acomodada en el siglo XVI,
es decir la casa de un hidalgo que poseía tierras y ganado.
Que se llame la casa de
doña Dulcinea no es mas que un reclamo publicitario muy bien encaminado de cara
a darle al pueblo un reclamo mas para ser visitado. Y la verdad es que vale la
pena trasladarse en el tiempo a otras épocas de manera sencilla.
Don Quijote declarando su amor a Dª Dulcinea.
Antes de llegar a la
casa, en una gran plaza, junto a su majestuosa iglesia, nos encontramos con una
representación de Don Quijote y Dulcinea en hierro forjado y modernista. Vamos
entrando en ambiente.
Unos metros mas
adelante, al doblar una esquina de una de las calles encaladas de blanco nos
encontramos con la casa museo.
La mente tiene que
acostumbrarse a la imaginación hecha realidad de una aventura escrita en
papeles con pluma de ave y tintas fabricadas muchas veces por los propios
escritores.
Puerta de accesoa la Casa-Museo de Dulcinea del Toboso
La puerta, a la antigua
usanza castellana enmarcada por piedras labradas sin escudo. Madera del país,
pintada, a base de tablones y dándole prestancia clavos y aldaba.
Ya en el interior se
divide la casa en zona de almacenaje de granos y vinos, dormitorios y zona
exterior o patio donde se guardaban caballerías y ganado.
Estamos, y eso hay que
recordarlo, en la casa de un hombre rico que se ha conservado a lo largo de los
siglos y que ha sido restaurada bastante bien.
Según entramos, a mano
izquierda se encuentra la zona de estancia diaria donde podemos encontrar la
cocina comedor y la despensa.
La cocina de la Torrecilla
Las cocinas de aquella
época eran el lugar de reunión de toda la familia y la casa. Allí estaba
encendido el fuego todos los días del invierno con la leña de las encinas de
los montes bajos de la región.
Ese monte bajo puede
apreciarse aun en las estribaciones de los Montes de Toledo y en algunos otros
lugares.
Era normal que las
grandes conversaciones y negocios se hiciesen en esos lugares mientras se
acompañaba la conversación con un vino caliente o un caldo.
En los meses de verano
las comidas solían trasladarse al exterior aprovechando los emparrados y los
porches.
Si os fijáis en la foto
podéis apreciar que en la cocina están todos aquellos utensilios necesarios
para guisar en la leña del hogar, incluso se observa algún calentador de cama,
que a veces mas que calentador era incendario consentido.
El candil
Incluso hay un pequeño
candil de aceite; al candil se le echaba aceite de oliva y se colocaba una
mecha que ardía lentamente, pero era de alguna forma la manera de tener
asegurado el fuego necesario para cocinar sin tener que recurrir a costosas
faenas para conseguir lumbre.
La ristra de ajos
La ristra de ajos
enmarca la cocina con un elemento típico de los campos manchegos. El ajo, en
toda la historia de los países mediterráneos es un elemento esencial en su
cocina.
En el centro la mesa y
enfrentados dos bancos de madera. Para mi gusto con las dimensiones de los
bancos, la mesa tenía que haber sido un poco mas grande.
Llegamos a la alacena o
bodega.
La bodega o alacena donde se almacenaba todo tipo de alimentos
Allí las tinajas
colocadas en disposición correcta tenían que albergar granos y distintos vinos.
Los embutidos, una vez curads se colgaban de las vigas y se intentaba que los
insectos no pudiesen llegar a ellos.
Sobre ellas, colocadas
están las medidas de áridos con los que se comerciaba la compra del grano.
Representación de lo que podía ser el dormitorio de un hidalgo
Justo encima de la
cocina, para que a través de su suelo llegase en invierno el calor de la
chimenea, se encuentra el dormitorio. En casas de menor abolengo, donde había
que mirar el real con mucho cuidado y la leña era costosa, los dormitorios se colocaban
encima de los establos, para que el calor animal calentase la vivienda.
En la actualidad ya no sabríamos vivir a la luz de las velas
El dueño era un gentil
hombre y la cama tenía que representarle. Con su dosel y sus cortinas el
hidalgo podía descansar sin ser molestado.
Resulta curioso el
escritorio, pero el dormitorio era el lugar privado por excelencia de la
vivienda y el hidalgo, que solía saber de cuentas y leer, tenía allí su
despacho.
Esa mesa, con su pluma
y tintero puede ser una alegoría a don Miguel de Cervantes. Sobre uno como ese
y en muchos lugares mas, el manco de Lepanto debió apoyarse para escribir su
libro. Es una referencia a la estancia de Cervantes por la zona.
Así se resolvían los pórticos de manera barata.
Ya en el exterior, un
gran patio porticado nos muestra la extensión de la vivienda. Dos zonas
porticadas, una junto a la vivienda y otra exenta donde se guarda una enorme
prensa para extraer todo el zumo de las uvas.
Los pórticos resueltos con sus pilares de madera y unas zapatas a forma de capitel que reciben el esfuerzo que trasmiten la vigas de roble que reciben la cubierta.Como cimentación basamentos de caliza para recibir los pies derechos
Prensa y detrás un carro de trabajo
Un carro, medio de
transporte de mercancías y de personas para llevar hasta los mercados los
productos de la tierra, generalmente tirados por una mula o un mulo. Los
caballos se utilizaban para el transporte personal o bien para tirar de
elementos menos pesados, más ligeros.
Vale la pena adentrarse
en los pueblos manchegos. Casi todos tienen algo que ofrecernos de las andanzas
de un Ingenioso Hidalgo de la Mancha, llamado Don Quijote
Sed felices
Antonio
Este estupendo paseo ha traído a mi mente maravillosos recuerdos de esos días. Como siempre, encantador leerte, Antonio. Gracias
ResponderEliminarGracias a ti, Marisa. Sin vuestro esfuerzo y dedicacion esto no habría visto la luz
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