lunes, 28 de enero de 2019

Observando la belleza




Me pregunto el por que de las distintas sensaciones que el ser humano experimenta con las puestas de sol.
Hoy, volviendo a casa, en lo alto de una altiplanicie, he parado el coche para presenciar otro de esos espectáculos que la Naturaleza nos ofrece a través del astro rey.


El Sistema Central, mas o menos por el puerto del Pico, cobijaba y daba cama a un sol ya cansado de iluminarnos. Hacia la puesta un contraste de colores oscuros y claros y contra esa dirección unas tenues nubes de gas, de suaves y pálidos colores como si con ellas no fuese el evento.




Y allí plantado, con un aire norteño, frio, que llegaba a rachas que  te hacían oscilar, contemplaba  el cielo y me contemplaba a mi mismo experimentando extrañas sensaciones de belleza que querían hacerme gritar: ¡sol detente!
Pero, claro está que yo no era Josué, el sol siguió su camino perdiéndose en un horizonte cada vez mas oscuro ya la vez menos brillante.
Y pensé, y sigo pensando ahora miso, que por lo que quizá atraiga a los hombre la puesta de sol, no es ni mas ni menos porque vemos en ella un ejemplo de muerte que sucede a diario y que seguramente nos recuerda que tarde o temprano nos toca a nosotros acostarnos igual que él, pero sabiendo que no habrá un nuevo amanecer terrenal.
Y en esos pensamientos, en medio de esa belleza que solo se siente cuando se observa una puesta de sol, me doy cuenta que añoro, que quiero, que siento, que recuerdo, que deseo y que en muchos de esos casos tengo que mantener una sonrisa ante el mundo al no poderlos alcanzar.
El cielo en este momento es oro.


Borro deseos y esperanzas y me dedico a la contemplación del ambiente que me rodea. Las hierbas secas del verano pasado, son mecidas por el viento que, vengativo, es capaz de tumbarlas y hacerlas correr por los prados. Allá al fondo, las nieves de la montaña ya no reciben la luz del sol. Se han dormido antes de que el sol se acueste. Una manta blanca y gris las calienta en el principio de la noche.


Imágenes, sentimientos y recuerdos vuelven a entremezclarse en una lucha entre lo contemplado y lo deseado.  Y nubes, recuerdos y luces que me ciegan se entrecruzan en pensamientos como si fueran autos de choque.
Pero ¡Ja! ¡Que os estoy contando! ¿A quién le importa mis sentimientos, sean por una puesta de sol  o por una mujer o un hombre?


Ahora, ante la pantalla tonta, cierro los ojos y ese ocaso, y te recuerdo a ti, y  a ti, y a ti también. En realidad os recuerdo a todos porque formáis parte de ese mundo que vive a mi alrededor y con el cual puedo      hablar, comunicarme, sentir; si, sobre todo sentir. Siento estando contigo y contigo también, mientras el sol va sucumbiendo un día mas.


Sed felices
Antonio




1 comentario:

  1. Libreto de poeta, muerto en inmundicia y vanalidad dispuesta por el hombre moderno, que acepta la propuesta de contemplar la belleza en ocaso naranja de la tarde.

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