domingo, 13 de septiembre de 2020

La garza real, las aceñas, el azud y el río Duero

 

Después de una grata y fantástica comida, nos dimos un paseo con mi amigo José y su mujer Elena,  por las riberas zamoranas del Duero. Fantásticos anfitriones que nos hicieron pasar un día maravilloso.

Un espectáculo maravilloso de naturaleza y un remanso de tranquilidad en todo el camino, con unas vistas geniales constantemente.

Lógicamente con la máquina al hombro y esperando sacar alguna foto interesante, lo que jamás pensé es que me iba a fotografiar lo que vais a ver a continuación.

Primeramente una garza volando sobre el Duero que no coloco.



A continuación y al lado del puente de Piedra, puente medieval, un gran ejemplar en una rama tomando el sol con sus alas semiabiertas, (esa foto la puse ayer) y luego poso de la forma que veis.

Lo que menos puedes esperar es que en el mismo día dos garzas reales posen para ti mostrando distintos movimientos para desentumecer sus patas y sus alas, pero así fue el viernes pasado en las orillas del Duero en Zamora.




El nombre científico de la Garza real es Ardea cinera y su tamaño oscila en altura entre los 80 y 105 centímetros, llegando su envergadura a los 170 centímetros.

Pues bien, con estas dimensiones su peso es solo de unos 2,5 kilos en los ejemplares más grandes.

Es muy fácil de distinguir tanto en vuelo, como posada bien en una rama o en un azud en mitad del río.

Por cierto un azud, no es otra cosa que unas piedras bien alineadas que obligan al río a desviar el agua hacia las aceñas, o molinos de molienda, subiendo su nivel respecto a su cauce.


Al existir dicho desnivel el agua que retiene el azud sube de nivel y esta a su vez al buscar la salida por los molinos mueve y hace girar las paletas que por un sistema de engranajes hacia moverse a la muela donde se molía el trigo.

Las aceñas que veis en la fotografía se llaman Aceñas de los Olivares, pues así se denomina a esa parte exterior de la muralla de Zamora



Pues bien. Encima de un azud estaba la Garza real en posición de espera, con su cuello en forma de S y apoyada en una sola de sus patas.

Le hice una foto para tener un recuerdo y mi sorpresa fue que en aquel momento empezase a hacer todo el ritual de estiramientos que vais a ver a continuación.


Primero con la pata derecha y con el ala del mismo lado.



Luego estiro todo su cuerpo incluido el cuello.




Luego con la parte contraria de su cuerpo volvió a repetir la operación.



Y al final como no, volvió a su posición de espera, pero con las dos patas sobre una de las piedras del azud.

Una experiencia mas cuando no lo esperaba. Está claro que lo que bien empieza, bien acaba.

Cuidaros y sed felices

Antonio

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