domingo, 6 de septiembre de 2020

El tímpano de la portada de Santa María la Real de Sangüesa


Hace unos años, después de haber pasado unos días recorriendo las Cinco Villas, retornamos a Madrid por el camino Navarro y nos detuvimos en Sangüesa a conocer sus dos iglesias románicas.

Hoy vamos a tratar de una de ellas, Santa María la Real, pero centrándonos en un elemento fantástico.


Santa María la Real de Sangüesa

Breve cronología histórica de Sangüesa y su posición geográfica.-

Alfonso I el Batallador tenía una fortificación palacio en Sangüesa. Era una posición estratégica contra las invasiones Aragonesas y en 1122 concedió a la población el fuero latino que permitía a nobles el ensanchamiento y crecimiento de la ciudad.

Como ello no era suficiente el rey navarro modifico el fuero latino en 1131 para que no solo los nobles pudieran aprovecharse de sus prebendas, y lo extendió a todos los hombres libres que vivieran o se aposentaran en Sangüesa.

En este momento la ciudad experimento un auge importante extendiéndose fuera de los límites del castillo.

En este mismo año de 1131, Alfonso I el Batallador, cede a la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén su palacio y los terrenos que le rodean, a la vez que impulsa la creación de la nueva iglesia que es adjudicada al constructor Leodegarius que la realizó en parte, rematando el templo el Maestro de San Pedro el Viejo de Huesca, Santiago de Agüero, San Juan de la peña etc.


Portada en la cara sur del crucero


Lo que se sabe con certeza es que su construcción empezó en el siglo XII y término en el XIII, lo que lleva a ver dos estilos en la iglesia: un románico con puntadas hacia un gótico naciente y un gótico que remata la iglesia en su cubrición y en su torre.

A partir de ahí, Sangüesa comienza su nueva historia, su nuevo recorrido; edificarán Santa María la Real siguiendo los deseos del Batallador y realizando una iglesia que deja muchas dudas en cuanto a dimensiones, figuras y colocación y situación de su puerta.

Es por ello que atrae a tanta gente y sobre todo admira a tantos amantes del románico.

Su portada es magnífica, sublime diría yo, pero explicarla aquí sería muchísimo más extenso, por ello he elegido el tímpano del Juicio Final.

El tímpano de la portada de Santa María la Real de Sangüesa.-

Coronando su puerta, un maravilloso tímpano en el que se desarrolla el Juicio Final presidido por un Cristo en Majestad.


El tímpano de la pasión


Para desarrollar esta entrada he dibujado sobre la foto del tímpano una serie de figuras de colores enmarcando las distintas escenas y personajes del mismo.

Está dividido en las siguientes secciones:

1.- Cristo en Majestad con ángeles trompeteros

2.- María Virgen con Jesús niño


Mi partición para el desarrollo de la entrada


3 y 4/2 Como almas al encuentro del Creador.

4.1 y 5. Almas condenadas, pesaje de las almas y el Infierno.

6.1 y 6.2 Los doce apóstoles rodeando a María

Cristo en Majestad.-

Ocupa como es natural la parte principal del tímpano. Más sobrio que otros en cuanto ropajes y formas. Su túnica cae desde el hombro izquierdo hacia la cintura insinuando la herida de la lanza. Su mirada parece perderse por encima del espectador, pero su rostro denota serenidad. Su barba tiene pocos matices pero le da a su rostro un aire de magnificencia.

Este Maiestas Dómini, esta coronado y como todos con sus dedos de la mano derecha juntos bendice. Le falta el antebrazo y manos izquierdos donde debía estar el libro sagrado, la Biblia.

Detrás de su cabeza nimbo con las aspas de la cruz, pero no de ven ni el alfa ni el omega que suelen acompañarle.


Maiestas Dómini o Cristo en Majestad

Para rematar la escena, dándole importancia y a la vez separándolo de las escenas que se desarrollan a su alrededor, cuatro ángeles sin alas que con olifantes anuncian  el Juicio Final. Son curiosas las vestimentas de estos y sus posiciones, no guardando simetría en cuanto a sus dimensiones y cada uno tiene forma distinta...

Esta imagen del Cristo resucitado es más suave que otros anteriores, más humano, quizá debido a las influencias del país vecino, Francia.

La Madre de Jesús.-

María es la segunda figura principal del tímpano. Esta coronada y entronizada en un trono tosco y sostiene a Jesús niño sentado en su pierna izquierda y sujetándolo con su brazo izquierdo. Su túnica le cubre por completo y en los pies lleva calzado pues no nos deja ver sus dedos.

Lleva una especie de collar que seguramente servía para sujetar la capa y cosa curiosa en su muñeca derecha parece tener colocadas unas pulseras. Si la calidad de reducción de las fotos lo permite fijaros en los zapatos terminados en punta de María.


La Virgen coronada y entronizada con Jesús niño

En esta figura su trono es más visible y para darle mayor importancia a la figura y al detalle la columna a su izquierda está inclinada.

El niño Jesús está bendiciendo, con cara sonriente y la Virgen tiene la cara serena y relajada. Como casi todos los niños del románico, esta desproporcionado con respecto al tamaño de la Virgen.

Las almas que van camino del cielo.

Quien realizo esta escultura monumental expreso de una forma fantástica el Juicio Final.

En las zonas que os he marcado con verde, las 3 y la 4/2 se ve claramente el desarrollo de las almas que enfilan el camino al Cielo. Están vestidas, caras de serenidad perfectamente visibles y de felicidad, unos hablando entre ellos y otros mirado hacia el Maiestas Dómini.


Zona del Juicio Final: almas limpias de pecado camino a la Eternidad

Curiosamente todas estas figuras están representadas perfectamente derechas aunque el arco vaya obligando a su autor a reducir su tamaño. En la parte superior lo logra colocando unos niños y en la fila inmediatamente inferior el último personaje se inclina algo hacia su compañero, como si quisiese acercarse a decirle algo.

Curiosamente se distinguen perfectamente los hombres de las mujeres y ambos comparten la escena de los elegidos.

En el recuadro en verde (4/2) representa a almas que han pasado por la balanza del bien y del mal que sostiene San Miguel Arcángel. En el platillo de la balanza se ve la paloma de la pureza, el peso del alma sin pecados. El platillo izquierdo está atrapado por una serpiente del infierno que tira de él hacia abajo intentando desequilibrar el resultado eterno de un alama.


Tres animas después de pasar la balanza del bien y del mal

Lo curioso de estas tres figuras es que parecen mujeres. Quizá el autor quiso establecer con ello las tres Marías del Evangelio, pero esto es una pura suposición mía que no tiene validez de ningún tipo.

Si os fijáis en esta foto, veréis que en ella se observan tonos en las esculturas, seguramente de la policromía que las cubría.

En esta imagen (8) os la he colocado para que distingáis perfectamente entre las tres almas vestidas y que han pasado la balanza y los condenados a las penas del infierno (4/1, 4/2, 5)

Los condenados al fuego eterno.

Las almas están desnudas. Señal inequívoca que no se han perdonado sus pecados.

En la parte superior el escultor en este caso no ha mantenido la verticalidad como en el lado opuesto, si no que los cuerpos están cayendo hacia atrás, agarrados los unos a los otros por sus brazos sobre los hombros, temerosos de lo que les va a suceder en unos instantes. No miran hacia el Maiestas Dómini para solicitar perdón, no, su mirada está perdida hacia fuera de la escena.


Centra la escena San Miguel Arcángel con la balanza. Condenados arriba y a la derecha ya en el infierno

Un demonio, de rostro monstruoso está colocado al final de la fila esperando que de una en una las almas vayan cayendo en sus fauces, unas fauces de las que salen unas serpientes que enlazan con el infierno en el que están las almas ya condenadas.

Las caras de esta fila no expresan la felicidad como las del cuadro opuesto, Hay una expresión distinta, no hay felicidad en esos rostros.


Esta parte de la escultura da a los condenados aire de caer arrastrándose unos a otros


Y remata la escena el escultor, colocando junto a la fila y en la arquivolta, la imagen de una mujer a la que la serpiente le muerde el pecho, representación de la lujuria, lo mismo que hacen las que salen de la boca del demonio citado.

Ahí entramos en la zona más cruel del Juicio Final. Las almas cuyo peso ha sido desfavorable entran en las puertas del infierno mediante una gran boca invertida.


El infierno en todo su horror.El fuego prende las cabezas que entran en otras bocas.

La representación del infierno es terrible. Cabezas que arden y el fuego de cada una entra en las bocas de otros condenados. Bocas abiertas, dientes destrozados y caras de pánico y dolor. Es la representación del fuego eterno, el castigo  cruel que puede llegar a tener un pecador. Y está representado así para intimidar a los paisanos de la época. No hacía falta saber leer para interpretar estas esculturas y poderlas comparar con las del lado opuesto. Y la superstición y el miedo de aquella época eran terribles.

Unas almas a las que están a punto de pesar están mordidas en sus pechos por las serpientes. El pecado de la lujuria está presente y el fuego eterno les espera ahí mismo.

Serpiente mordiendo un pecho, ojos desencajados...

La representación del infierno como una gran boca invertida le da más capacidad de contener pecadores que si estuviera colocada normal.

Los apóstoles.-

Toda la escena del Juicio Final, descansa sobre unas arcadas donde se encuentran la Virgen y doce apóstoles. De María ya hemos hablado y está en el centro de la escena.

Cada figura de apóstol está en una hornacina en la que en su arco esta su nombre, o mejor dicho estaba, pues en muchas es imposible identificarlos. San Pedro con las llaves es inconfundible.


Tal como os coloco en la siguiente foto el orden de los apóstoles comenzando de izquierda a derecha es: Tomas, Santiago o Jacobo, Juan, Pablo y San Pedro, sin nombre, la Virgen, sin nombre, Lucas, Bartolomé, sin nombre, Mateo y San Judas.

Apóstoles a la derecha de María

Apóstoles a la izquierda de la Virgen


Un tema interesantísimo dentro de la fila del apostolado son las columnas que bordean a las hornacinas. No hay una continuidad, una uniformidad en ellas. Las hay trenzadas, salomónicas, lisas, ajedrezadas, verticales e inclinadas todo un conjunto de ellas que casi diría yo van a juego con el desorden fantástico del resto de la fachada.

Despedida.-

Espero no haber metido la pata en esta entrada. No he querido meterme en los intríngulis del proceso constructivo ni en quien fue realmente el autor de este maravilloso tímpano. Solo describir con un poco más de detalle lo que me encanto observar en su día. Creo que las explicaciones para que lleguen al público en general tienen que ser lo más inocuas posibles. Si alguien quiere adentrarse y profundizar más en este pórtico hay mucho publicado sobre él. Unos pasan rápidamente, otros describen toda la fachada sur de Santa María la Real de Sangüesa de manera admirable.

Cuidaros, vivimos tiempos de zozobra, pero vivid y ser felices.

Antonio 

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