A finales de agosto, paseando por unas praderas salpicadas de distintos tipos de árboles, me encontré con un pequeño pino, no sé de qué familia, que estaba sacando sus frutos, unas pequeñas piñas.
Me puse a observarlo, a mirar un nuevo nacimiento de genes, el nacimiento de la trasmisión de la especie y me di cuenta que las piñas al nacer, también lloran.
Quizás sea que la naturaleza nos ha dado lágrimas a todos para expresar alegría en el momento de llegar al mundo.
Son lagrimas espesas, unas transparentes, otras opacas y algunas cristalinas, pero todas encierran un algo que mirado desde el punto de vista humano podría ser la alegría de nacer.
Desde el punto de vista científico, debe ser una protección contra insectos.
Al fin y al cabo todos lloramos de vez en cuando; unas veces de alegría y otras de pena. Espero que el pino llore por la primera.
Seguimos nuestro camino. Ahí queda el pino con sus lloros. El pino por lo menos llora…
Sed felices.
Antonio
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