Los claustros y el
Coronavirus
(Esta entrada la puse
ayer en Facebook y las fotos estaban al final)
Los claustros: oración,
silencio y recogimiento. ¿Miedo? Quien ha dicho miedo…
Llevamos prácticamente
una semana aislados, por lo menos yo, encerrados en casa cumpliendo las órdenes
que nos llegan desde arriba para evitar ser productores de nuevos contagios y
de contagiarnos a nosotros. Encerrados en nuestras casas y dejando mucho tiempo
para poder pensar, razonar y observar.
Y te das cuenta que
como va cambiando la curva de los que caen y de los que enferman. Y tienes la
sensación que aquella persona que va a la compra y pasa por delante de tu casa
puede ser tu peor enemigo: el contaminador.
Y piensas por que los
gobiernos, el nuestro y el resto de los europeos, han tardado tanto tiempo en
adaptar las medidas que al final han tenido que tomar. Los muertos crecen cada
día y los contagios aumentan por momentos. Sabemos que una parte importante de
la población se contaminará, enfermará. Esto recuerda las famosas epidemias de
Peste negra que sacudieron Europa.
Pero también es cierto
que de aquellas epidemias salió el mundo y nosotros estamos aquí porque ellos
se salvaron. Habrá que pensar que la humanidad seguirá habitando este planeta,
pero ¿habrá servido todo este inmenso desastre para que tomemos conciencia que
somos frágiles? ¿Dejaremos de fabricar productos, llámalos como quieras, para
provocar la guerra bacteriológica? O por el contrario nos daremos cuenta que lo
que hay que hacer es pensar más en vivir.
Me imagino que cada uno
de nosotros sufrirá estar enclaustrado a su manera. Libros, conversaciones por
videoconferencia con familiares, ordenador y redes sociales, trabajo a
distancia, tablas de gimnasia para no agarrotar el cuerpo, comida, bebida,
siesta (ahora es el momento de aprovecharse de ella), mirar por la ventana,
aplaudir a las 20,00…
Vosotros no lo sé, pero
yo intento organizar mi tiempo.
Gimnasia a primera hora
después del desayuno, 15 minutos. Ducha, Trabajar un rato hasta la hora de comer,
comer y siesta. Lego estudiar fotografía y por último, después de cenar y
escuchar el réquiem de las noticias de las 9, dedicarme un ratito a vosotros,
que al fin y al cabo después de mi familia sois lo que me importa.
Sueño con poder volver
a salir a la calle, agacharme en una mata y saludar a cualquier bichín que se
encuentre en ella. Quiero estrenar mis objetivos nuevos y quiero pasear.
Pero también quiero
vivir y para ello toca refugiarse en el claustro casero y con ayuda de mi familia,
y paciencia, luchar. Y creo que podemos luchar y vencer, aunque por desgracia
algunos caigamos por el camino. Lo cierto es que tarde o temprano habrá que
hacerlo.
Como veréis os he
incorporado unas fotos a este escrito; un bichín como el Coronavirus no puede
hacer que cambie mis costumbres.
Seguro, como decía una
amiga, mañana volverá a salir el sol y calentará nuestros rostros.
Yo os dejo un sol
vegetal para que vaya calentados.
Sed felices, dentro de
las horas angustiosas, intentar ser felices.
Antonio
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