jueves, 19 de marzo de 2020

Los claustros y el Covid 19


Los claustros y el Coronavirus
(Esta entrada la puse ayer en Facebook y las fotos estaban al final)


Los claustros: oración, silencio y recogimiento. ¿Miedo? Quien ha dicho miedo…
Llevamos prácticamente una semana aislados, por lo menos yo, encerrados en casa cumpliendo las órdenes que nos llegan desde arriba para evitar ser productores de nuevos contagios y de contagiarnos a nosotros. Encerrados en nuestras casas y dejando mucho tiempo para poder pensar, razonar y observar.



Y te das cuenta que como va cambiando la curva de los que caen y de los que enferman. Y tienes la sensación que aquella persona que va a la compra y pasa por delante de tu casa puede ser tu peor enemigo: el contaminador.
Y piensas por que los gobiernos, el nuestro y el resto de los europeos, han tardado tanto tiempo en adaptar las medidas que al final han tenido que tomar. Los muertos crecen cada día y los contagios aumentan por momentos. Sabemos que una parte importante de la población se contaminará, enfermará. Esto recuerda las famosas epidemias de Peste negra que sacudieron Europa.
Pero también es cierto que de aquellas epidemias salió el mundo y nosotros estamos aquí porque ellos se salvaron. Habrá que pensar que la humanidad seguirá habitando este planeta, pero ¿habrá servido todo este inmenso desastre para que tomemos conciencia que somos frágiles? ¿Dejaremos de fabricar productos, llámalos como quieras, para provocar la guerra bacteriológica? O por el contrario nos daremos cuenta que lo que hay que hacer es pensar más en vivir.


Me imagino que cada uno de nosotros sufrirá estar enclaustrado a su manera. Libros, conversaciones por videoconferencia con familiares, ordenador y redes sociales, trabajo a distancia, tablas de gimnasia para no agarrotar el cuerpo, comida, bebida, siesta (ahora es el momento de aprovecharse de ella), mirar por la ventana, aplaudir a las 20,00…
Vosotros no lo sé, pero yo intento organizar mi tiempo.
Gimnasia a primera hora después del desayuno, 15 minutos. Ducha, Trabajar un rato hasta la hora de comer, comer y siesta. Lego estudiar fotografía y por último, después de cenar y escuchar el réquiem de las noticias de las 9, dedicarme un ratito a vosotros, que al fin y al cabo después de mi familia sois lo que me importa.


Sueño con poder volver a salir a la calle, agacharme en una mata y saludar a cualquier bichín que se encuentre en ella. Quiero estrenar mis objetivos nuevos y quiero pasear.
Pero también quiero vivir y para ello toca refugiarse en el claustro casero y con ayuda de mi familia, y paciencia, luchar. Y creo que podemos luchar y vencer, aunque por desgracia algunos caigamos por el camino. Lo cierto es que tarde o temprano habrá que hacerlo.


Como veréis os he incorporado unas fotos a este escrito; un bichín como el Coronavirus no puede hacer que cambie mis costumbres.
Seguro, como decía una amiga, mañana volverá a salir el sol y calentará nuestros rostros.
Yo os dejo un sol vegetal para que vaya calentados.


Sed felices, dentro de las horas angustiosas, intentar ser felices.
Antonio




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