Buenas noches, mundo,
donde quiera que estés.
Hacía tiempo que no cogía
entre mis manos la Historia y Antología de la Poesía Española de Federico
Carlos Sainz de Robles y publicado en 1955.
Este libro es el único
regalo al que puedo acceder a mano que conservo de mi abuela Chon.
Conviví con ella tres años en Gerona, (entre los 10 y los 14 años) y
fue la que me inicio en la poesía española, de una manera muy sencilla. Una vez
a la semana cogía un poema del libro, por lo general alegre, y me lo leía por
las tardes después del rosario, a eso de las ocho.
Incluso la única vez
que recite en público un poema, Soneto a Cristo Crucificado, en el salón del
colegio de los Hermanos Maristas de Gerona, me lo eligió ella.
Y un año, ya mayor yo, quizá
con veinte o veintiún años, llego de viaje a casa, a Madrid, y me regalo el
libro. Sencillamente me dijo: “para que siempre que lo leas te acuerdes de
aquella época en Gerona y de tu abuela”.
Han pasado cincuenta
años y el libro, algo desvencijado pero entero, sigue a mi lado. Ha sufrido viajes, traslados, pero siempre está a mi lado.
Y claro, cada
vez que lo cojo recuerdo a aquella mujer pequeña, sentada en un silloncito rojo,
(que tengo en Guadarrama), haciendo su ganchillo con aquellas gafas que,
apoyadas en la punta de la nariz, le permitían ver por encima de ellas.
Y dicho esto, he
abierto el libro al azar por una página hacia el final, y me ha aparecido un poema titulado: Para una
rosa que va a nacer.
El autor es Joaquín Entrambasaguas
y Peña, poeta nacido en Madrid en 1904.
Licenciado en Ciencias Históricas,
Doctor en Letras, Catedrático de Lengua y Literatura, no se inició en la poética
hasta 1946 y según el autor de la antología “tiene ya una indiscutible
personalidad en su superrealismo que
busca mas la propia humanidad que la poesía objetiva”
No quiero añadir nada
mas. Simplemente os dejo la poesía, compuesta por cuatro estrofas.
Espero que os guste. Yo
la voy a leer mientras la copio. Nunca antes había caído en esa página.
PARA
UNA ROSA QUE VA A NACER.
Erguida
en su verdor, ciega y desnuda,
aún
no es color ni aroma,
en
su plegada imagen,
que
presiente una blanda porcelana
y
el temblor de la lluvia
sobre
la carne nueva de sus pétalos.
Quizás
allá, en lo hondo
de
su sonrisa - aun rehenes de la espina -
se
van labrando prodigiosas hojas
y
se destila lenta su perfume,
del
sol y de la tierra transfundido.
Quizá
la luz aun duda
que
color le dará,
cuando,
pomposamente desbordada,
dé
su forma al espacio…
Ahí
está, íntegramente, y aun no existe.
El
tiempo ha de negarle
el
consuelo de ver que se reitera
el
sol que ahora la alumbra,
pero
la primavera-amor- le cumple
la
promesa suprema de ser rosa.
--oo0oo--
Está claro que la
abuela Chon sigue haciéndome abrir de vez en cuando el libro.
Hoy os dejo solo una
foto, creo que no hace falta nada mas.
Desde enero del 2019 no había vuelto a editar una poesía. Hoy me alegro de haberme reencontrado con el libro.
Cuidaros
Sed felices
Antonio
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