domingo, 29 de enero de 2023

Flores con poesía CCCXXX: Primavera invernal.

 Generalmente todos los poetas que figuran en mis entradas pertenecen a las páginas olvidadas de los libros de antología poética.

Hoy tengo la suerte de poder colocar un poema lleno de amor y ternura de un poeta vivo, un amigo sabio donde los haya y humano de los pies a la cabeza.

Javier del Prado Biezma, toledano de nacimiento, madrileño de adopción, francés cuasi de religión, es el poeta maravilloso capaz de escribir los siguientes versos dedicados a su mujer.



Muy fácil o muy difícil de leer, dependiendo del tema elegido, maestro de las metáforas, pero sobre todo un tipo extraordinario, al que tengo la suerte de conocer que comparte, entre otros, dos amores terrenales: sus plantas de Madrid y las olas del Atlántico en Galicia.

Me dedicó y regaló un libro titulado Fragmentos de una autobiografía imposible, que desde entonces voy leyendo poco a poco. Es mezcla de prosa y poesía y de propia experiencia. Ayer por la noche leí este párrafo: “Pero sigo luchando con el viento, o mar o música azulados, topeteo insistente de las olas en la playa multiplicada de los dedos.”

Mañana seguiré su lectura…

Os dejo con su poema. Espero que os guste. A mí sí.



PRIMAVERA INVERNAL

                                        A Esplendor

 

Ya no sé de tu pie ni de tu brazo

apenas si de noche tu cabello

despierta en mi memoria aquel destello

de la estrofa primera, en el ribazo

de luz primaveral, cuando retazo

a retazo, del empeine al cuello,

fui descubriendo tu cuerpo que, tan bello,

nos sumió en los delirios del abrazo.

Ahora, solo se de tu ternura

sé de la bendición cálida y calma

de ese valle de amor que me has creado.

Y voy hacia el morir sin amargura,

llena de amor y de poesía el alma

sabiendo que soy verbo enamorado.

--o0o—



Sed felices

Antonio 

martes, 2 de agosto de 2022

La portada de Santa María de la O en Sanlúcar de Barrameda

 

Sanlúcar de Barrameda es una preciosa ciudad sita junto al rio Guadalquivir cuando este se casa con el mar y por lo tanto bañada por el océano Atlántico.

Plano de Sanlucar de Barrameda

De aquí partieron las que darían la vuelta al mundo y muchos de sus tripulantes era de esta población.

Hoy os presento la portada mudéjar de la maravillosa iglesia de Sanlúcar.

Portada de Santa María de la O

Esta portada situada en la fachada de poniente, es quizá la portada mudéjar/gótica más importante de las iglesias andaluzas.

Elementos de la portada

Inicialmente fijémonos en la fachada en general. Puerta bajo arcos apuntados, acercamiento del mudéjar al gótico, encuadrada en un gran marco, sobre la que se adosan unos escudos, de los que hablaremos más adelante, rematados en la parte superior por unos arcos conopiales y posteriormente bajo un pequeño tejaroz con canecillos un precioso rebujado de sebka sostenido por columnas.

Vallamos por partes y dividamos la portada en cada una de sus partes como os indico a continuación.

Encuentro falsas columnas con capiteles




Conjunto de basa, columna, capitel e imposta


La puerta está enmarcada por una serie de arquivoltas formadas por toros salientes sin apenas decoración, seguramente restauradas como podéis apreciar en la foto, excepto la última formada a base de rosetas con dibujo vegetal en su interior y un guardapolvo formado por pirámides estrelladas.

Alrededor de la puerta y de toda la fachada suben dos columnas que recogen toda escultura de la fachada, realizada por cierto en piedra arenisca.


Albanega donde puede apreciarse las hojas gótica y el sebka musulmán

Encima de la puerta se forma el característico alfiz y en su interior, en las albanegas, una decoración que comparten estilos mudéjares con góticos. En el centro el gótico presenta unas hojas vegetales importantes, mientras que en los laterales se forma una red de estilo árabe llamada sebka, que se repetirá más arriba.          

 

En esta foto se aprecian las arquivoltas, parte del alfiz y el escudo de los Medinaceli
                                 

Sobre la clave exterior del arco se observa un rostro enmarcado dentro de una cruz, que no puede ser mas que la representacion de Cristo, Por desgracia esta muy deteriorado.

Imagen que creo de Cristo

Sobre esta zona se forma un rectángulo en el que se observan dos escudos. El escudo de la izquierda es el de los Medinaceli y el de la derecha de los Guzmanes.

Escudo de los condes de Medinaceli.

Ambos escudos están protegidos por dos leones cada uno y si os fijáis en ellos todos son distintos. Fijaros también en la labra de ambos escudos, es digna de observarla con atención.

Escudo de los Guzmanes

Rematan a los escudos una franja de estilo gótico, pero la sorpresa me la lleve cuando al observar la foto vi que encima de cada escudo la franja era distinta, detalle que me pasó desapercibido allí.

 Sobre el escudo de los Guzmanes la franja presenta pequeños rombos, mientras que sobre los Medinaceli es completamente vegetal con tallos enroscados.

Encima de esta franja aparecen cuatro arcos conopiales, cegados. Da la sensación por el tipo de material que hay detrás de ellos que hayan sido cegados en época moderna, pues lo lógico sería que diesen luz  la nave central de la basílica.

Zona alta: Escudos, arcos conopiales y trenzado islámico o sebka

Como cúspide de la portada una bella estampa formada por una serie de columnillas que sustenta otra red de tipo islámico tipo sebka, una joya preciosa y que para verla bien hay que desplazarse contra la fachada del edificio al otro lado de la plaza de los Condes de Niebla.

Encuentro de la sebka con el tejaroz y los canecillos

Remata la portada como ya hemos dicho un tejaroz sustentado por canecillos con figuras poco reconocibles, pero con cara humana y algunas de animal. Entre canecillo y canecillo existen unas piezas vegetales, en muchos lugares desdibujados y el frente del alero, continua con la misma vegetación.

Se me olvidaba deciros que los escudos que figuran en la fachada están ahí porque la iglesia la mando construir por la primera condesa de Medinaceli, Doña Isabel de la Cerda y Guzmán. La portada se cree que se empezó en el S.XIV.

Y hasta aquí esta entrada sobre Santa María de la O de Sanlúcar de Barrameda.

Sed felices

Antonio   

Diccionario para no entendidos:

Alfiz: Triangulo que se forma con dos lados rectos y uno curvo encima de las dovelas y a los lados de la fachada.

Albanega: superficie comprendida dentro del alfiz.

Arco conopial: arco formado por cuatro radios distintos, dos interiores y dos exteriores

Arquivolta: arcos que cierran una fachada y cuyo número depende de la anchura del muro.

Canecillo: saliente estructural que soporta un cuerpo volado de la fachada. Puede ser decorado o no.

Columna: soporte importante que en este caso recibe a cada una de las arquivoltas.

Columnilla: pequeña columna por lo general solo decorativa.

Capitel: Parte superior de una columna por lo general más ancho para trasmitir el peso del elemento a la columna. Pueden estar o no decorados.

Guardapolvo: moldura que se coloca encima de la última arquivolta para evitar que la suciedad de la fachada caiga.

Imposta: franja corrida a lo largo de una fachada y que normalmente se une a la parte superior del capitel denominada ábaco.

Paño de Sebka: artesonado islámico con infinidad de figuras que cubre un paño de una fachada. Si os fijáis hay dos tipos de sebka en la foto.

Tejaroz: saliente a modo de tejadillo encima de una portada. Si es de un edificio completo se le denomina alero.

viernes, 28 de enero de 2022

Paseando con Coco

 

Hoy he salido a pasear con Coco, ya tarde, en esos instantes que el sol comienza a titubear y a hacerse un poco el remolón para acostarse. Y Coco, esa preciosa Golden que tengo en casa de prestado, cuando comenzamos la caminata le salen todos los inconvenientes posibles para andar deprisa. Lleva su paso cansino, tan cansino que hasta me canso yo de esperarla.

Coco en otra parada del camino para comerse unas cuantas hojas de gramíneas

A Coco le gusta el paseo a su paso; es ese paso que da la sensación que está pensando en cada momento que pata tiene que mover, hasta que ve una pelota, entonces hay que correr para que no le robe la pelota al niño o al perro de turno.

Los niños cantores ensayando su concierto

Como es tarde, nada mas salir de casa, en los cables de Alta Tensión, los niños cantores empiezan sus ensayos sobre el alambre. Está claro que los dos de ambos extremos deben ser los que peor voz tienen y los otros seis, cada trio a una cuerda.

Escondido entre las ramas de un arbusto de hojas caducas, piensa que no soy capaz de verlo, y casi acierta pues hay tantas ramas que para hacer la foto he tenido que buscar la posición por donde el disparo llegase a su objetivo. Nunca un disparo fue tan objetivo.

El gorrión intenta pasar desapercibido

Y en el paseo de hoy han predominado las aves porque no había gran cosa que fotografiar.

Bueno ha habido un detalle que me ha llamado la atención. Las plantas de hinojo hace tiempo que se han secado. Han cumplido su misión anual y ahora solo esperan que las lluvias les tumben para depositar sus semillas en la tierra húmeda.

El hinojo. Una planta que se da en lugares de barbecho, junto a los caminos y termina en muchos guisos

Pero mientras tanto, como la mejor madre del mundo, las acoge en el seno de lo que fue su flor, ara que no se pierdan en tierras duras y secas. Así, cuando la madre caiga, las semillas volverán a sacar y lucir sus genes.

Las semillas, como si fuesen bebés, acurrucadas en el interior de la planta

El sol está cada vez más bajo, tanto que tiñe el pelo de la Pica pica, la urraca, que subida en las ramas desnudas del árbol observa el paisaje esperando encontrar la última recompensa alimenticia para llevarse al buche. Anda que no son listas ni nada. La máquina de fotografiar no les importa que les mire, pero si fuese una escopeta haría mucho tiempo que no estaría ahí. Eso me cuentan los cazadores.


El nombre científico de la urraca es Pica pica. Y un pica pica esta oteando el horizonte

¿Habéis presenciado el fuego de San Telmo? Yo sí. Hace muchos años, bajando por la N-VI, había unas antenas de la radio al lado de la carretera y cada vez que caía un rayo se encendía ese fuego misterioso en la parte superior de la antena. Era una maravilla observarlo. Realmente de misterioso no tenía nada pues se produce por la ionización del aire y la carga estática de la antena.

Pero cuando me he fijado en el sol y lo he visto encima del poste de la electricidad he pensado en aquel fuego de San Telmo que vi siendo un zagal de 17 años. ¡Cómo pasa el tiempo!

El sol no se si quiere acostarse pero se abriga en su manta mientras se apoya en la torre.

Y Coco sigue con su cansino caminar. Ya la luz es la que refleja el cielo. El sol hace tiempo que ha desaparecido.

Junto al camino, hay unas encinas, relativamente jóvenes, y sobre una de ellas un petirrojo observa sus dominios y busca un lugar seguro para pasar la noche. Intento acercarme para fotografiarlo más de cerca, pero este no es tan social como otros y la luz ya no me permite disfrutar de la foto.

El petirrojo, creo que eso es, domina el panorama desde lo alto de la encina


Por fin entramos en zona urbanizada. Ha pasado hora y media y no habremos hecho más de dos kilómetros y medio.

Unos gorriones esperan que alguien les eche comida, pues a esta hora no es normal que estén todos encima del arbusto de un jardín y mirando al mismo sitio. Es prácticamente de noche para ellos.

No hay un pájaro con mas cara dura que estos pequeños.

Y Coco, que sabe que la entrada a casa está a la vuelta de la esquina me adelanta y se pierde tras ella. Cuando llego da la sensación que me dice: ¿Cómo tardas tanto? Eso sí, moviendo incansable el rabo.

En estos paseos en los que ando solo acompañado de la perra, hay tiempo para pensar en mucha gente, en muchas cosas…

Sed felices. Cuidaros

Antonio

sábado, 22 de enero de 2022

Cuando los árboles quieren para ellos la puesta de sol



 


Cuando he salido a paear esta tarde, el cielo presentaba una formacion de nubes que no presagiaban una puesta de sol genial. Pero con el cielo nunca se sabe y el sol a ultima hora de la tarde a ido desgajando las nubes y ha comenzado a colarse entre ellas, produciendo en el campo los contrastes de esas tardes en que unos rayos calidos, dorados tirando a rojo, iluminan y sus sombras apagan los alrededores.



Muchas veces, a lo largo del camino, cuando andas junto al arroyo, ahora en silencio por la falta de lluvias, y miras hacia el cielo, las ramas desnudas de los arboles de ribera tejen unos bordados maravillosos que destacan contra el gris y el azul tímido del cielo. Bordados increíbles a los que hay que mirar para disfrutarlos.



Contrastes, luces y la negrura que ellas mismas producen, alargándose loma arriba o regocijándose en unas matas que agradecen ese calor frio de ultima hora de la tarde, donde confluyen luz y oscuridad, calor y helada y con un poco de suerte cielo y estrellas



Incluso en las matas ya viejas que esperan las lluvias para fecundar de nuevo el suelo, la luz de la tarde, esa luz fría del invierno, da vida, color cálido y contraste a la naturaleza muerta que se resiste a morir definitivamente. El hinojo aguantara hasta que las nuevas matas comiencen a surgir y ya no quede ni la mas mínima semilla en su cáliz.


El sol se esta escondiendo. Los contrastes de luces y sombras son acusadísimos. Solo en las cumbres de Guadarrama, con rastros de nieves perezosas, la luz cálida aun ilumina. Quedan cinco minutos antes de que el astro rey se acueste definitivamente.


El sol ya no es visible. Solo se sabe que existe porque se dedica a pintar a las nubes, que los árboles, de las calles que miran a poniente, quieren adueñarse de él. 


Color. Color escondido en cada pliegue de la nube; la paleta de tonos varian desde un rojo anaranjado a un gris marengo realizando en el cielo de cada calle un maravilloso cuadro, al que hay que mirar por encima de las copas de los árboles y de las luminarias de las altas farolas.



Otra calle mas. Otros árboles. Han pasado cinco minutos entre calle y calle por culpa del andar cansino de Coco que no sabe lo que es andar deprisa. El paseo que debía durar cuarenta minutos se convierte en una hora y media. Hay que arrastrarla con la voz: ¡corre Coco que se hace de noche!


Y de noche se esta haciendo. El cielo adquiere tonalidades rojizas que en cualquier instante se perderán en los grises que preceden a la noche. Difícil mirar sin encontrarse ramas de por medio, pero la belleza esta ahí, reclamando una mirada que muy pocos alzan. Pintura infinita en el tiempo que los humanos dejamos escapar muchas tardes, demasiadas, absortos en querer bajar unos gramos mas o en un aparato que solo nos hace mirara hacia abajo.


La hojas de un árbol despistado, que las mantiene a estas alturas del invierno, cierran el ciclo de la puesta de sol de hoy. El sol, demasiado cerca de América ya, se ha cansado de atravesar con sus rayos la atmosfera y los colores se pierden definitivamente para dar paso a la noche. ¡Corre, Coco, que se hace tarde! 
Feliz día. Cuidaros
Antonio 


miércoles, 19 de enero de 2022

Hojas secas en un atardecer de enero

 

Son mas o menos las seis de la tarde. Hace muchísimos días que no salgo a fotografiar la puesta de sol. Y hoy, un extraño impulso me ha llevado a hacerlo.



Hay un cielo extraño. Las nubes en bandas finas atraviesan el espacio con una lentitud increíble. Parecen no tener prisa.

Llego justo al árbol sin hojas y sin podar que hay justo donde acaba la explanada en donde en años normales se instala el circo. ¡El circo! Cada vez se ven menos y más pobres; más tristes.






Detrás del árbol, el terreno baja abruptamente hacia el arroyo y te encuentras en una especie de balcón que permite ver el horizonte en casi 270º a excepción de las naves del polígono industrial que en estas fechas es por donde el sol se va a dormir.

Y mientras el sol baja, y aprovechando sus últimos y cálidos rayos, me dedico a fotografiar a las hojas de las podas que se han realizado en mi ciudad y que ocupan ahora el lugar del circo. El circo no está y ellas no estarán en unos días, cuando se las lleven para convertir en virutas o abonos.




Me giro hacia el lado contrario al sol y una luna redonda, gruesa, perece estar rodando entre las chimeneas de unos chalets adosados mientras las urracas y los tordos aprovechan los últimos rayos del sol.



Han cumplido su misión y en vez de volar por las calles los días de aire, yacen junto a los restos de parte de sus árboles. Extraña reunión de hojas secas que deberían estar aun bailando al compás del aire.

Ya se ha puesto el sol. Las hojas se oscurecen y miro al horizonte.

Las estelas del vapor condensado de dos aviones aparecen y se extienden hasta más allá de donde alcanzan mis ojos. Si un avión vuela a 900 KM/h y llevo casi una hora por aquí, donde estará ese avión que aun veo la estela. Seguramente sobre el Atlántico.



Los montes que rodean a El Escorial, se sumen en la negrura y el cielo se tiñe de un extraño rojo ceniciento que hoy no llega a alcanzar el grado de majestuosidad de otras veces.



Emprendo el camino de regreso, hoy aquí no hay mucho que ver, pero he disfrutado un rato observando, pensando, recordando… He vivido de nuevo el contacto con lo que me gusta.

Hoy es 17 de enero de 2022

Sed felices. Cuidaros

Antonio

domingo, 16 de enero de 2022

Mirando al cielo y a la tierra.

 

El viernes pasado fue un día estupendo por muchas razones.


Una de ellas poder darme un paseo por el Real Jardín Botánico de Madrid, en un día radiante, con un cielo limpio y una tranquilidad pasmosa dentro del recinto.






Me di cuenta que en invierno hay que mirar arriba y abajo; observar el cielo a través de unos árboles prácticamente desnudos y de otros que anticipándose a la primavera aprovechan la luz para empezar a sacar hojas nuevas. Y aquellos otros perezosos que quieren conservar a toda costa sus hojas para dar color al cielo azul.




La esbeltez de los pinos, machacados por la nevada del año pasado, y arreglados y cuidados por el personal del Jardín, aumentan la perspectiva; te sientes pequeño, indefenso ante la magnitud brutal de todo lo que te rodea, ya sea en magnitud física o en magnitud temporal. Eres un enano que observa lo que generaciones antes lo han hecho, desde que al rey Carlos III se le ocurrió la idea de trasladar aquí las plantas de todos sus reinos.

Pero también hay que mirar al suelo, donde las sombras dibujan extraños túneles en los paseos que las parras de las vides llenaran cuando las temperaturas y el sol, en un acuerdo que llega todos los años, decidan que la savia tienen que volver a discurrir por las cepas viejas y retorcidas de multitud de variedades distintas.

Y qué decir de las aves, palomas, mirlos, estorninos, urracas. etc. que encuentran entre las hojas, en el suelo de los cuarteles florales, infinidad de alimentos, desde semillas a las lombrices que oxigenan y enriquecen los suelos.

Los colores, esos maravillosos tonos distintos que el invierno ha heredado de otras estaciones iluminan el horizonte, como si un maravilloso paisajista hubiese cogido sus pinceles y pintado sobre el cielo como lienzo, la belleza maravillosa del mundo vegetal.

Y allí en el suelo, un único agujero nuevo, estaba preparado para recibir un rosal. Un rosal llamado Afrodita que enriquecerá esta primavera con sus flores el lugar donde ha sido plantado.





Mirar arriba y abajo, en todas las direcciones que quieran nuestros ojos y contemplar belleza. En un jardín botánico se puede disfrutar también del invierno y sentir la belleza del mundo vivo que nos rodea.

Y si a todo esto le agregas para rematar el día una comida agradable…

Feliz día, cuidaros, y mirara arriba y abajo y veréis, descubriréis, mundos fantásticos que se pierden muchas veces por nuestra falta de interés, por conocer lo que nos rodea.

Antonio