LAS FLORES DEL PRUNO DE MI MADRE
Mi madre está sentada en una silla de ruedas, a sus
97 años, y durante el invierno no sale al jardín, a la espera de que lleguen las
temperaturas altas, para tomar el sol y disfrutar de sus plantas y sus pájaros.
Lo mira a través de la ventana. Observa a los pájaros, grandes y pequeños cuando vienen a comer el pan que le echan, e intenta ver las flores.
Le gusta su jardín, un jardín que solo tiene
arboles, lauros, algún rosal, unas adelfas y diez o doce hortensias. Pero su
mayor ilusión es ver florecer su pruno injertado que da flores de dos colores.
Creo que unas son de ciruelas rojas y las otras, si no recuerdo mal, de ciruelas verdes.Eso si, todas pequeñas.
Como en estas fechas no se atreve aun a salir, yo le
saco unas fotos y luego se las enseño en el ordenador.
Alguna de las que vais a ver son las que verá ella
mañana cuando suba a verla y así podrá disfrutar de sus flores.
Los prunos son arboles especiales. Unos llegan a
densidades desorbitadas de flores y otros, como el de mi madre, es parco en
ellas, como si se resistiera a engalanarse.
Creo que su problema en un lauro que tiene justo al
lado y un viejo chopo que le quitan mucha luz, pero así está la cosa y es inamovible.
Si queréis pasar un rato viendo las flores, unas rosas y otras blancas, de las dos da, acompañarme, por
favor.
Nada mas por hoy.
Sed felices.
Antonio
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