Me hubiese gustado
saber pintar y plasmar, como hacen los pintores, sobre la tela los colores y la
luz que existe en cada momento. Me hubiese gustado ser poeta y poder escribir
bellas palabras para expresar, en una melodiosa recitación, la belleza del
mundo que nos rodea y la luz que hay en él. Y me hubiese gustado haber tenido
una educación mas humanista que no técnica, zanjada por montones de cambios de
colegios, de ciudades...
Pero una cosa es lo que
me hubiese gustado y otra cosa es lo que me gusta ahora: no se pintar, pero me
gusta intentar encontrar la luz en mis fotografías, sin querer ser un
maravilloso artista, pues ni tengo unos equipos súper geniales, ni se usar prácticamente
ninguno de los programas de ordenador para corregir fotografías.
Busco la belleza e intento
que el poema se una cascada de imágenes una detrás de otra para comunicar los
sentimientos que en ese momento me gustaría escribir con cualquiera de los
estilos poéticos que ha dado la lengua castellana, desde los primitivos hasta
el postmodernismo.
Buscando la belleza, en
el fondo, lo que busco es el amor, la amistad, el encuentro y la compañía.
Estas imágenes que estáis
viendo son de principios de noviembre de 2016 en una visita al Real Jardín
Botánico de Madrid, en una mañana en la que un aire enturbiado algo por una
ligera neblina permitía buscar los rincones del jardín que trasmitiesen algo y
para mi ese algo era la luz, el color y el contraste.
La búsqueda de la luz
la tenemos cada uno a nuestra manera y la expresamos como cada cual puede y
sabe. Llevo mucho tiempo buscando la luz, tanto la luz natural del medio que vivo
como la interior que me conduzca al destino final con la tranquilidad de
haberla hallado.
Y la luz no la puedes
inventar. Es la que es y está donde menos te la esperas. Y el color la acompaña
unas veces y otras se esconde como si tuviese vergüenza.
Comparar el paisaje con
aquellos seres a los que quieres. Comparar la luz y el color con la persona que
amáis y entonces podréis comprender lo que intento trasmitir. Intento ser poeta
sin poder serlo, pero dejando que fluya mi poesía con mis colores, con la luz
de mis fotos. Sé que unas veces lo consigo, y que muchas, los versos que
intento plasmar estas desfasados, no riman, no tienen una cadencia musical y
sobre todo no dicen nada.
Voy buscando la
luz e intento a la vez trasmitirla sin
intentar convencer a nadie de mi creencia, de mi poesía o de mi percepción de
la belleza. Pero intento compartirla porque si no ¿de que me vale alcanzarla si
no soy capaz luego de trasmitirla?
He intentado que la luz
y el color fuesen en crescendo en esta presentación. No sé si lo he conseguido,
ni si he sido capaz de haceros participe de mi ilusión y mi deseo. Quiero luz
para mí y por supuesto para cada uno de vosotros. ¿Qué haría yo con luz y todos
los demás a oscuras?
La oscuridad al fin y a
la postre es el reino del sueño, de la inconsciencia.
La oscuridad es lo
opuesto a la luz, es la falta de ella o lo algunos llaman la luz negra, donde
trasmitir belleza es difícil por no decir casi imposible. Y cuando luchas
contra muros cegados por las tinieblas echas en falta aquel rincón maravilloso
donde un color, en un instante fantástico, te trasmitió la felicidad.
Felicidad, palabra que
lleva implícita luz y color. Felicidad es lo que intento encontrar en los
encuadres sin tener que recurrir a grandes peripecias fotográficas, en esos
colores que de repente levantan el ánimo. Felicidad es poder disfrutar de estos
elementos, sentir su influencia en tu mente y en tu corazón aunque sea solo con
dos hojas, como estas de color rojo.
Sed felices, que la luz
os acompañe.
Antonio.
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