jueves, 9 de agosto de 2018

La patera (Filosofía de albañil)


Hace un día estupendo. Tierra adentro el calor es insoportable, pero a la orilla del mar la brisa de Levante refresca el cuerpo.
Hemos comido fenomenalmente bien a la salida de Barbate. Una esplendida comida a base de un maravilloso atún pescado seguramente en la almadraba de Zahara de los Atunes.

Playas de Barbate y Zahara de los Atunes

Un buen vino ha acompañado el pescado y de postre un maravilloso helado de vainilla.
Un café sensacional.
Nos hemos gastado sesenta euros. Estamos de vacaciones y nos lo podemos permitir.
En la lontananza se divisa la bruma que cubre las costas de África.
En línea recta desde aquí habrá unas treinta millas como mucho. En el estrecho son solo unos doce kilómetros, pero desde allí la costa española gira hacia el noroeste y la africana hacia el suroeste.
Con tranquilidad introduzco mis pies en el agua.


El mar está tranquilo, muy tranquilo. El agua prácticamente no se mueve. Mis pies se ven a través de ella.
En las playas de Tarifa las cometas son un espectáculo.


La gente juega y vuela con ellas por el agua. El mar es una diversión, una distracción.


Las olas un divertimento y cuanto más aire mejor.
Sigo paseando por la playa.
La costa de África cada vez más cerca.
Una zona de pequeñas dunas con hierbas esta a mi izquierda.
A mi derecha el mar océano, el Atlántico.
En la inmensidad de la playa una sola persona está sentada cerca del agua. El resto de la playa esta vacía. ¿Vacía? No, allí, en medio de la arena de la playa un bulto negro.

Patera destrozada en medio de luna playa cercana a Barbate.

¡Una patera! Goma reventada y rota. Pedazos de madera de lo que fue un banco y la bancada del motor.
La goma de la que está hecha no aguantará el más mínimo roce con una piedra. Así está.
¿Cuánto  llegarían en ella? ¿20 o quizá más? Quién sabe.


La patera es la antítesis delo visto durante el día.
Los de esta han tenido suerte. Está encima de la arena de la playa.
Han navegado en ella por el mar con miedo, con pánico, pero con esperanza.
Contrasta el uso del mar con la cometas de Tarifa. Contrasta mi paseo por l orilla con lo que habrán sido sus carreras para internarse campo a través en Europa.
¿Habrán comido? ¿Cuánto han quedado en esa lengua de mar que une dos continentes?
Tarifa y las costas que corren a cada lado del estrecho son puertos de atraque de estas naves que no debían existir.
Lo tratantes de personas al otro lado las cobran caras.

Visión del estrecho de Gibraltar desde el puerto del Bujeo entre Tarifa y Algeciras.

Pero más caras son la ingente cantidad de vidas que se han sumergido en esa travesía.
¿Qué hace Europa? ¿Que hacemos nosotros? ¿Por qué no paramos esto en los orígenes?
Si creásemos riqueza en esos países ¿las cosas cambiarían? Riqueza y educación.
Días después, sigo viendo la patera al cerrar los ojos.


Yo juego con el mar. Ellos luchan y mueren atreves de un mar con embarcaciones que se sumergen o se averían.
¿Y que consiguen al llegar aquí? Nada.
Buenas noches.
Sed felices
Antonio

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