UN
PUENTE ROMANICO SOBRE EL RIO ISÁBENA EN LA POBLACION DE CAPELLA, RIBAGORZA, HUESCA,
ARAGON, ESPAÑA.
Bajaba el otro día por
la carretera A-1605, que une Roda de Isábena con Graus y al llegar a la
población de Capella me di de lleno con un cartel que anunciaba puente rómanico
y como podéis comprender no dude un minuto en pararme a contemplarlo.
El puente románico de
Capella, es de un románico tardío pues se empezó a construir a mediados del
siglo XIII, pero no por ello pierde valor, todo al contrario.
Sus coordenadas geográficas son:
Latitud: 42º 11´ 40,92" N y Longitud: 0º 23´ 54,38" E
Antes de entrar de
lleno en la construcción y constitución del puente pensemos como eran los
valles y los ríos en esos valles pirenaicos oscenses hace más o menos 900 años.
Para empezar no había
presa por lo tanto no se podían regular los cauces y estos podían cambiar
terriblemente con una simple tormenta de la noche a la mañana y se tenía que
posibilitar el paso de los mismos en cualquier situación.
Así, el puente de Capella
es un maravilloso puente de lomo de asno de unos cien metros aproximadamente de
longitud compuesto, por lo que se ve hoy, por siete ojos, existiendo la
posibilidad de un octavo muy pequeño cegado por los sedimentos.
Los primeros arcos son
rebajados debido a su baja altura y para no provocar una fuerte pendiente de
entrada en las bocas del puente.
A continuación son de
medio punto, hasta llegar al central y más grande son, según dicen, un arco de
tres radios, que a simple vista parece totalmente circular.
La altura que alcanza
el puente es considerable y se debe a la filosofía constructiva de los puentes
de la edad media en que se suponía que unían dos estados distintos,
imaginariamente en el sentido religioso del hombre, y que Dios estaba en la
altura, en lo más alto.
¿Cómo está hecho el puente? Se construye con sillarejo con muy buena talla como podéis observar en las fotos. Las bases de apoyo de los arcos y tajamares están formada por hexágonos para adaptarse a toda la construcción. 2 lados del hexágono corresponden al apoyo de cada uno de los arranques del arco y los otros cuatro dos a dos a la forma de los tajamares que están a ambos lados.
Los tajamares suben
hasta lo más alto de cada tramo del puente hasta el pretil, y se consigue con
ello formar los entrantes que observáis en las fotos que permitían el cruce de
caballerías cargadas.
En algunas de las fotos
podéis observar en los arcos los huecos que se utilizaban para afianzar el
encofrado del arco, llamados mechinales.
El puente tiene tres
metros de anchura de rodadura lo que permitía el paso de carruajes y el pretil
ayudaba a la seguridad del mismo. Su suelo, enlosado, esta conservado de
maravilla.
Hay que recordar que estos puentes, vitales para el comercio y los peregrinos, cobraban un peaje y a su vez estaban servidos por pontoneros que se encargaban de su mantenimiento.
Gracias a ellos, estos
puentes se han conservado y son una riqueza patrimonial increíble, no como
mucho patrimonio que se está perdiendo por falta de medios y abandono.
Lo que si es cierto es que estuvo muy bien construido pues aun en días se puede cruzar el Isábena por él, eso si ya solo a pie, en bicicleta o a caballo.
Hay que ponerse en
situación e intentar comprender a aquellas gentes que transitaban por esos
caminos de Dios y lo que significaba el saber que tenían un paso para cruzar un
rio potente.
En todo el Pirineo aragonés podéis encontrar puentes medievales para cruzar ríos y desfiladeros. Por pequeños o grandes que sean han cumplido su misión durante siglos y siguen presentando su belleza.
Cuidaros.
Antonio
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