Nuestro poeta de
hoy nació en Bayona, Francia, en mil ochocientos quince; hijo natural de un
militar andaluz y una guipuzcoana. Estudio en su juventud bajo la dirección de
Alberto Lista en un colegio de Madrid y a los quince años fue a Paris a
estudiar pintura. Allí conocería a personajes de la talla de Fernández Moratín
y Godoy.
Romántico
empedernido, fundó en Madrid la revista El Artista junto con su amigo, y
posteriormente cuñado, Federico Madrazo. Esta revista estaba destinada a
proclamar le romanticismo y defenderlo de los clasistas.
Fue escritor
polifacético que escribió obras de teatro, narrativas y poesías. Fue político y
en la administración ocupo cargos relevantes, llegando a ser Director General
de Instrucción Pública. Académico de la Española en 1847, fue condecorado con
la Gran Cruz de Isabel la Católica y de Carlos III. Así mismo, fue encargado de
difundir en Francia los grandes maestros de la literatura castellana. Estamos
hablando de Eugenio Ochoa.
Sus obras de
teatro son: Incertidumbre y amor, Un día y un año y Un día de 1823. Como gran
narrador que fue podemos destacar sus novelas Los guerrilleros, Auto de fe,
Luisa o el castillo de los espectros, etc. Sus poesías están recogidas en un
libro titulado Ecos del alma, y de ellas os doy hoy a leer esta titulada El
suspiro de amor.
Eugenio murió en
Madrid en mil ochocientos setenta y dos.
EL SUSPIRO DE AMOR
Era
la noche: debajo
de
la gótica ventana
de
su hermosa castellana
suspiraba
un trovador;
y al
lánguido son del arpa
así
cantando decía:
- vuele
a ti, querida mía,
este
suspiro de amor.
La
noche encumbre la tierra;
rugen,
¡ay!, los aquilones:
sólo
miro tus balcones
del relámpago
al fulgor;
tú
tal vez del sueño gozas
olvidándome
en tu lecho,
mientras
exhala mi pecho
por
ti un suspiro de amor.
Ven,
¡oh hermosa!, no hay ninguno
que
te adore cual te adoro:
yo
he lidiado con el moro
en
los campos del honor;
a mi
lira no hay ninguno
que
le exceda en armonía,
y continúo
el alma mía
por
ti suspira de amor.
Yo
triunfé de los valientes
en
las Justas del Viseo:
tú
eras la reina del torneo
y
premiaste al vencedor:
suspiraste
cuando en lauro
coronabas
mi cabeza:
¿fue
un suspiro de tristeza
o fue un suspiro de amor?
De mi amargo desconsuelo
ten piedad, querida mía;
oye el canto que te envía
tú rendido trovador:
yo tan solo a ti adoro,
yo por ti, mi bien, respiro;
por ti mi postrer suspiro
será un suspiro de amor.
Se abrió entonces el balcón
y suavísima se oía
una voz que respondía
a la voz del trovador:
el calló; lánguido luego
de la gótica ventana
de la hermosa castellana
salió un suspiro de amor
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Espero que os haya gustado. Perdonad posibles errores y mala paginacion pero los cambios de ordenador me llevan por el camino de la amargura.
Buenas día a todos.
Como siempre, sed felices
Antonio
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