Estos días, cualquiera que recorra los caminos de la Península ,desde ras de mar hasta alturas bastante considerables, encontrara en un montón de plantas a nuestros amigos los chinches en plena época de reproducción.
En la zona de Guadarrama, se pueden encontrar a la vera de cualquier camino trepando por las achicorias o haciéndose la cama en el interior de las flores de las umbelíferas, como muy bien decían ayer en el artículo de Guadarramistas.com. Raras son las zonas de nuestro país que no tienen chinches de cualquier tipo.
Son animales pequeños que oscilan entre los escasos milímetros al centímetro y medio o dos a lo sumo los más grandes. Se les reconoce rápidamente por su forma por lo general triangular y sus colores vistosos, aunque los hay de colores llamativos.
Tímidos, intentaran darse la vuelta alrededor del tallo de la hiervan en que se encuentren para intentar pasar desapercibidos, si bien cuando están tranquilos se quedaran quietos y expectantes.
Siempre en la parte más alta de la planta y allí desarrollaran sus actos reproductivos que a veces los convierten en equilibristas desafiando el abismo.
No se te ocurra tocarlos, pues si bien no pican, cuando se les coge desprenden como defensa un olor nauseabundo, tanto que el algunas regiones reciben nombres que hacen referencia a ellos de forma despectiva.
Vuelan, y a veces al sentirse molestados emprenden un corto vuelo a la rama de la planta de al lado, pero si te sucede esto, es preferible dejarlo en paz que seguro que habrá más de uno al que le gustara posar.
En la copla macho y hembra quedan amarrados de espaldas de tal forma que parece que uno y otro se van a partir por medio.
Intento fotografiarlos lo más rápidamente posible cuando están en el acto sexual, para no molestarles y que mi presencia les asuste lo mínimo posible.
Las fotos que habéis visto las hice el día trece de Julio pasado.
Nada más por hoy.
Sed felices.
Antonio
Antonio
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