Salgo tarde de casa. El calor muy alto aun en la sierra, treinta y cinco grados. No corre ni una gota de aire y el cielo esta encapotado por unas nubes que solo están de figurantas; ocupan una parte del escenario pero sin papel alguno que interpretar.
Cuando llego a mi destino comienzo a recorrer los campos en busca de aquello que pueda fotografiar. Hoy la luz no es buena. En algunos lugares aun entran rayos escasos de sol, pero en otros es el reino de las sombras el que manda y ordena.
Voy solo. Siempre voy a fotografiar solo porque a nadie le gusta acompañarme en mis pesquisas. Quizás la soledad te ayuda, por el contrario, a fijarte más en lo que existe a tu alrededor, mientras tus pensamientos vuelan a decenas de metros o a centenas de kilómetros, donde tu estes; que mas da donde vayan, en el fondo sigues solo. A nadie, bueno a casi nadie, le interesa lo que uno hace, como lo hace y lo que le supone como satisfacción el hacerlo.
Pocas cosas he encontrado hoy, pero las pocas que han aparecido creo que son lo suficiente bonitas como para colocarlas aquí.
Media hora de paseo fotográfico entre las hierbas a la busca de una empusa penata que no aparece nunca. Quizás sea demasiado pronto en estas alturas.
Os dejo con una docena de fotos, sin mas palabras, sin mas pensamientos y reflexiones.
(No está muerta. Esta despertándose de la siesta y se agarra a la hierba con sus mandíbulas)
Buena semana
Sed felices.
Antonio
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