miércoles, 3 de febrero de 2016

Flores con poesía CCLXVIII. Milagros de Nuestra Señora. (Fragmento)

No conocemos exactamente la fecha de nacimiento de uno de los padres de la lengua castellana, Gonzalo de Berceo, pero se cree que nació alrededor de mil ciento noventa y ocho en su pueblo natal, Berceo.


Se sabe de él, que primero fue diacono y firmo varios documentos y que alrededor de mil doscientos treinta y siete ya lo hace como sacerdote.
Gonzalo de Berceo escribe una poesía de tema religioso sin salirse de ella, pero con una sencillez y un sabor exquisito, le dan a sus estrofas aire de arte popular, de arte con gracia.
Sus obra gira toda alrededor de la Virgen y de vidas de santos, al fin de cuentas es sacerdote, y por lo tanto debemos englobarlo dentro del Mester de clerecía y en él como poeta lírico narrativo.
Gonzalo de Berceo utiliza un verso y una tematica dirigida a la gente sencilla y por ello emplea esa lengua romance nueva que ya se asienta entre el pueblo, que no es otra que el castellano o español.
Por lo tanto vamos a leer los primeros versos escritos en castellano de autor conocido, pues si bien antes han aparecido antes otros El cantar del mio Cid, El libro de Apolonio, etc, todos ellos son de autor desconocido y es Berceo el primer firmante.


Se supone que Gonzalo de Berceo murió hacia el año mil doscientos setenta y cuatro.
Hoy os he elegido unas estrofas de los Milagros de Nuestra Señora (Estrofas de la 11 a la 15) y como siempre os los dejo en ese castellano naciente que es el origen del que hoy hablamos.


MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA

……………………………………………………

El prado que vos digo había otra bondat:
por calor nin por frío non perdie su beldat,
siempre estaba verde en su entegredat,
non perdíe la verdura por nulla tempestat.



Man a mano que fui en tierra acostado,
de todo el lacerio fui luego folgado:
ovlide toda cuita, el lacerio pasado:
¡Qui allí se morase seríe bien venturado!



Los omnes e las aves cuentas acaecíen,
levaban de las flores cuantas levar queríen;
mas mengua en el prado ninguna no facíen:
poruna que levaban, tres o cuantro nacíen.


Semeja esti prado egual de paríso,
en qui Dios tan grand gracia, tan grand bendición miso;
el que crió tal cosa, maestro fué anviso:
omne que hi morase, nunca perdrie el viso.


El fructo de los árboles era dulz e sabrido,
si don Adán hobiese de tal fructo comido,
de tan mala manera non seríe decibido,
nin tomarien tal dañoEva ni so marido.
…………………………………………
--o0o--


Espero que os haya gustado este pasaje.
Es de una sencillez extrema para dibujarles a los parroquianos todo el proceso desde el pecado original a las virtudes de María.
Nada mas por hoy.
Sed felices.

Antonio

No hay comentarios:

Publicar un comentario