lunes, 13 de febrero de 2017

Recordando un paseo por el Parque del Oeste. Madrid

Sigo encerrado en casa sin que la bronquitis termine de marcharse de mi cuerpo. Miro por la ventana y ansío volver a pasear como hasta hace poco tiempo. Todo llegará. Mientras tanto me dedico a revisar viejos archivos y encuentro este paseo.
Una mañana de mediados del mes de marzo de 2014, decidí darme un paseo desde la Puerta del Sol hasta Moncloa, por aquello que el peso y yo estamos reñidos. El peso conmigo porque no engordo mas y yo con él porque tengo que llevarle a cuestas siempre.
La intención era fotografiar uno de los aviones que forman la escuadrilla acrobática española, un avión a reacción Casa, y al mismo tiempo ejercitar las piernas.


Fotografiado el avión me interne en la parte más alta del Parque del Oeste madrileño, en un pequeño recorrido de escasos doscientos metros, pues no había tiempo para mas. 



Hoy, he encontrado de nuevo aquellas fotos en mi repaso diario de los discos y he creído que era bueno compartirlas con vosotros. 


Una de las cosas que tiene el Parque del Oeste es la capacidad de sentirte inmerso en un enorme espacio en el que siempre tienes lugares para el recogimiento. 


Nada más entrar me encontré con un frutal exuberante de flor y bajo el la estatua de José Artigas, el padre del Uruguay. 





El parque linda con la Ciudad Universitaria, pero eso no es óbice para que los grafitis ensucien todo aquello que vertical se pone a su alcance





El Parque del Oeste de Madrid creo que es uno de los grandes desconocidos de la capital, uno de sus pulmones y un lugar maravilloso por donde pasear en distintos ambientes y paisajes. También es un museo donde libertadores americanos y artistas comparten espacios en las innumerables estatuas que lo jalonan.




El general San Martín, el gran libertador sudamericano, encima de su caballo sobre dos patas señala con su dedo índice el triunfo.



Esta primavera lo recorreré entero y os lo mostraré. Os aconsejo ver las puestas de sol desde cualquiera de sus puntos altos, visitar el templo de Debod o pasear tranquilamente por los románticos paseos que corren junto al arroyo que baja desde Moncloa.




Por último, como un árbol mas del parque, justo al otro lado de la entrada de la carretera de la Coruña se eleva imponente lo que se llama El Faro de Madrid, impresionante torre metálica en cuya parte más alta existe un restaurante giratorio.

Buena semana. Sed felices.

Antonio 

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