martes, 21 de noviembre de 2017

¡Vacia esta la presa! Filosofía de albañil.


(Tras la conversación con un amigo)

¡Vacía está la presa! Tan vacía que da pena mirar a sus orillas y no reconocerlas.


Las antiguas lindes de las fincas se hacen ahora visibles y el camino que conducía a la ermita se aprecia claramente.
¡Vacía está la presa!
Las luces de un atardecer de otoño obligan a mirar los arboles de ribera que amarillean en el horizonte cercano, mientras que los pinares, imperturbables al paso del tiempo, ponen tintes verdosos y azulados a las montañas de la Sierra del Guadarrama.


¡Vacía esta la presa!

Ando tranquilamente por el antiguo camino de la ermita, que cubren normalmente las aguas, acompañado por el silencio de un aire manso que no levanta ni olas en las aguas retraídas. La soledad es mi compañera de viaje desde hace tanto tiempo que me da miedo encontrarme con el bullicio, como si él de un nuevo examen se tratase. Vacío, estoy vacío. Me he ido vaciando con el paso de los años viviendo en un extraño mundo que las circunstancias han ido creando a mí alrededor.


¡Vacía está la presa!

Me pregunto cuántos días han pasado desde que me di cuenta que algo no iba bien. Muchos, no, muchísimos. Aguantando estoicamente el devenir de los hechos templando sobre mis hombros los nervios de sus consecuencias, tragándome las palabras y creando en mi interior con ellas un vocabulario ajeno a los pensamientos de los demás.


¡Vacía esta la presa, como el alma mía!

A veces incluso pienso que mi actitud mas que de valentía podría ser considerada de estoica. El sufrimiento soportado, la incomunicación con una sociedad que solo habla con los vencedores, el seguir con la cabeza erguida mientras la espada te va lacerando el corazón y no gritar, es puro estoicismo. Pero a diferencia de los ideales del estoicismo, la felicidad se  ha apartado del camino y aquellas previsiones de alcanzar la sabiduría se han quedado en un mero y burdo saber.


 ¡Vacía está la presa!

Amor, sabiduría, belleza, logros… todo se diluye en las aguas del pensamiento, como se ha ido vaciando la presa. Poco a poco, casi sin percatarte, hasta que de repente notas la ansiedad y la necesidad de beber y te das cuenta que tu interior se ha vaciado, se ha ahogado en un agua llena de lodo y de amargura. Tus ideales se han roto por intransigencias de pensamientos a tu alrededor. Porque te das cuenta que el sacrificio de tantos años pende de un hilo y que el resultado incierto solo tiene un final más o menos próximo.


¡Vacía esta la presa!

La luz, cada vez más tendida. Da color al valle y enciende aun mas los amarillos de los arboles de ribera. El sol está cansado y sus rayos ya no calientas como hace un rato. Una ligera bruma muy tenue que ya estaba cuando llegue, me impedía ver al cuervo que graznaba encima mío, la cruz que se levanta en el horizonte y poco a poco se ha colado en mi interior impidiéndome ver mi propia luz.


¡Vacía esta la presa!

Aun así,  sigo empeñado en encontrar la felicidad y la sabiduría, buscando una solución en medio de la niebla, del agua enfangada y de la sociedad perdida.
Si una sociedad que se ha perdido, convirtiéndose en un inmenso robot manejado por un pequeño y microscópico aparato llamado microchip, diluyéndose en los mundos perdidos de la incomunicación. De repente los arboles de ribera me dicen lo que realmente soy. Soy un robot en una sociedad de millones de robots que hemos dejado nuestros ideales y nuestro mundo para sumergirnos en los mundos misteriosos de la electrónica y el dinero como verdaderos esclavos.


¡Vacía está la presa! ¡No! No puedo estar vacío como la presa, no debo estarlo. No quiero ser una maquina sin contenido. Me doy cuenta que mirando a mi alrededor es todo belleza, desde el pequeño mirto que vuela de rama en rama en bandada parlante y alegre, al enorme pinar que me rodea. Hay vida a mí alrededor, y si la aprecio, no puedo estar seco. Ahí te quedas angustia. Ahí te quedas angustia, que yo me pongo de nuevo en marcha, hay demasiada belleza a mi alrededor como para despreciarla. Retomaré el camino del estoicismo y de la vida.


Espero que las lluvias llenen la presa y limpien el fango.
--o0o--



Sed felices, ya veis que lo demás casi no importa.

Antonio 

2 comentarios:

  1. ufff. da vértigo verla. Esperemos que pronto volvamos a disfrutar de sus orillas a los pies de la maleza.

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