(Tras la conversación con un amigo)
¡Vacía está la presa!
Tan vacía que da pena mirar a sus orillas y no reconocerlas.
Las antiguas lindes de
las fincas se hacen ahora visibles y el camino que conducía a la ermita se
aprecia claramente.
¡Vacía está la presa!
Las luces de un
atardecer de otoño obligan a mirar los arboles de ribera que amarillean en el
horizonte cercano, mientras que los pinares, imperturbables al paso del tiempo,
ponen tintes verdosos y azulados a las montañas de la Sierra del Guadarrama.
¡Vacía esta la presa!
Ando tranquilamente por
el antiguo camino de la ermita, que cubren normalmente las aguas, acompañado por el silencio de un aire manso que
no levanta ni olas en las aguas retraídas. La soledad es mi compañera de viaje
desde hace tanto tiempo que me da miedo encontrarme con el bullicio, como si él de un nuevo examen se tratase. Vacío, estoy vacío. Me he ido vaciando con el
paso de los años viviendo en un extraño mundo que las circunstancias han ido
creando a mí alrededor.
¡Vacía está la presa!
Me pregunto cuántos
días han pasado desde que me di cuenta que algo no iba bien. Muchos, no,
muchísimos. Aguantando estoicamente el devenir de los hechos templando sobre
mis hombros los nervios de sus consecuencias, tragándome las palabras y creando
en mi interior con ellas un vocabulario ajeno a los pensamientos de los demás.
¡Vacía esta la presa,
como el alma mía!
A veces incluso pienso
que mi actitud mas que de valentía podría ser considerada de estoica. El
sufrimiento soportado, la incomunicación con una sociedad que solo habla con
los vencedores, el seguir con la cabeza erguida mientras la espada te va lacerando
el corazón y no gritar, es puro estoicismo. Pero a diferencia de los ideales
del estoicismo, la felicidad se ha
apartado del camino y aquellas previsiones de alcanzar la sabiduría se han quedado
en un mero y burdo saber.
¡Vacía está la presa!
Amor, sabiduría,
belleza, logros… todo se diluye en las aguas del pensamiento, como se ha ido
vaciando la presa. Poco a poco, casi sin percatarte, hasta que de repente notas
la ansiedad y la necesidad de beber y te das cuenta que tu interior se ha
vaciado, se ha ahogado en un agua llena de lodo y de amargura. Tus ideales se
han roto por intransigencias de pensamientos a tu alrededor. Porque te das
cuenta que el sacrificio de tantos años pende de un hilo y que el resultado
incierto solo tiene un final más o menos próximo.
¡Vacía esta la presa!
La luz, cada vez más
tendida. Da color al valle y enciende aun mas los amarillos de los arboles de
ribera. El sol está cansado y sus rayos ya no calientas como hace un rato. Una
ligera bruma muy tenue que ya estaba cuando llegue, me impedía ver al cuervo
que graznaba encima mío, la cruz que se levanta en el horizonte y poco a poco
se ha colado en mi interior impidiéndome ver mi propia luz.
¡Vacía esta la presa!
Aun así, sigo empeñado en encontrar la felicidad y la sabiduría,
buscando una solución en medio de la niebla, del agua enfangada y de la
sociedad perdida.
Si una sociedad que se
ha perdido, convirtiéndose en un inmenso robot manejado por un pequeño y microscópico
aparato llamado microchip, diluyéndose en los mundos perdidos de la
incomunicación. De repente los arboles de ribera me dicen lo que realmente soy.
Soy un robot en una sociedad de millones de robots que hemos dejado nuestros
ideales y nuestro mundo para sumergirnos en los mundos misteriosos de la
electrónica y el dinero como verdaderos esclavos.
¡Vacía está la presa! ¡No!
No puedo estar vacío como la presa, no debo estarlo. No quiero ser una maquina
sin contenido. Me doy cuenta que mirando a mi alrededor es todo belleza, desde
el pequeño mirto que vuela de rama en rama en bandada parlante y alegre, al
enorme pinar que me rodea. Hay vida a mí alrededor, y si la aprecio, no puedo
estar seco. Ahí te quedas angustia. Ahí te quedas angustia, que yo me pongo de
nuevo en marcha, hay demasiada belleza a mi alrededor como para despreciarla.
Retomaré el camino del estoicismo y de la vida.
Espero que las lluvias
llenen la presa y limpien el fango.
--o0o--
Sed felices, ya veis
que lo demás casi no importa.
Antonio
ufff. da vértigo verla. Esperemos que pronto volvamos a disfrutar de sus orillas a los pies de la maleza.
ResponderEliminarEso espero. Buen día
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