Menina, has salido a la calle y tu rostro se quedo perdido en el espejo cuando en el te mirabas. Y aquellos que te trasladaron, te sacaron del cuadro, olvidaron las dos cosas mas importantes de tu persona: tu cara y tu mirada.
Te han sacado del cuadro y te han preparado en un carnaval de disfraces a cual mas horrendo.
¿Quién te ha colocado
ahí como un pasmarote?¿Quien ha osado a castigarte de cara a un muro que oculta tus pesares? ¿Que significado hay detrás de cada uno de esos rostros sin cara?
¿Quién ha osado a
vestirte de cualquier manera?
¿Quién ha sido capaz de
quitarte la vida y mostrar tus huesos?
Tus ojos, fuente de un
diccionario mayor que cualquiera de los existentes han sido completamente
cegados y en tu rostro no existe la expresión dulce de la mirada que ha sido
sustituida por una faz plana.
Me pregunto de quien ha
partido la idea de vestiros como damas no velazqueñas, meninas de otro tiempo, en
una ciudad que se conmueve por el constante ajetreo de personas frías que van
de un lado a otro sin apenas dedicaros una mirada.
Me pregunto quién ha
sido el que ha permitido sellar vuestros labios de tal manera que ni la más mínima
expresión puede salir de vuestras bocas. Me pregunto quién ha querido dejaros
sin voz, sin el poder de la voz, para retrotraeros a tiempos que empiezan a ser
lejanos en el recuerdo.
Incluso te he visto con
un collar como el que se les pone a los perros para que no puedan ser mordidos
por otros perros o ¿es quizá un signo mas de sometimiento a través de ti,
parada y fría en la acera de una calle de Madrid? No entiendo un collar de tal
dureza enrollado a tu cuello. ¿A quién se le habrá ocurrida tamaña locura? ¿Cómo
es posible que las mujeres que pasáis ante ella no protestáis? No lo entiendo.
Puedo entender que os
vistan con distintos modelos de ropa, para gustos no hay nada escrito. Pero que
te pongan un collar de perro de reala y pelea al cuello, aunque seas una
estatua, ciega, muda y sin rostro, me sorprende
Y tampoco entiendo que
se refleje la muerte en tu cuerpo. La única estatua de una menina de las
expuesta en Madrid que yo haya visto con ojos, tiene los ojos de la muerte.
Cuencas luminosas de una radiografía que no representa otra cosa que un esqueleto.
Un esqueleto dentro del cuerpo de una menina. ¡Vaya por Dios! Los únicos ojos
femeninos en esas estatuas sin rostro resultan que son los ojos de un muerto.
No me extraña que densos
nubarrones circulen por encima de vuestras cabezas.
Colocadas por todo
Madrid, como aquellas vacas de colores que se pusieron tiempo atrás, perdonar
la comparación, como rebaño femenino retrogrado al que hay que callar y no
permitir expresar, pues sin rostro como os podéis oponer a que os vistan con un
“frágil” o de “Madrid al cielo”.
Claro que si de Madrid al cielo se lo hubiesen
colocado a la escultura con esqueleto habría sido un puntazo.
Entiendo que se haya
querido sacar a Velázquez a la calle, pero debía haber sido de otra manera.
Hemos sacado el perfil de una figura de Velázquez y hemos destrozado de la imagen
preciosa de su composición. ¿Os imagináis el cuadro con el esqueleto en la
princesa? ¡Madre mía!
Pues yo he escogido el único rostro que he encontrado y se lo he colocado a cada una de las meninas fotografiadas, para darles por lo menos un aliento de vida, aunque sea efímera.
Y el único rostro que he encontrado ha sido este:
Y este es el resultado final:
Bueno es mi forma de
ver, de sentir. Seguro que a otros les parecerán maravillosas, pero como tengo la
costumbre de escribir y decir lo que siento, así lo he hecho.
Sed felices, ya sabéis
que no hay nada más importante.
Antonio
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