Cuando Carlos III
decidió remodelar el por entonces conocido Salón del Prado, le encargó a
Ventura de la Vega su estudio, tanto urbanístico como escultórico. El rey,
quería convertir la capital de su reino en un ejemplo a seguir.
Y Ventura Rodríguez se
dedico de lleno a tal empresa. Remodelo lo que era una zona de paseo a las
afueras e inicio lo que sería posteriormente el Museo del Prado, coloco con la aquiescencia
del rey el Real Jardín Botánico en un extremo del paseo y, para ennoblecer la
nueva avenida, diseñó las tres fuentes que se sitúan en el Paseo del Prado
actual y que son: la diosa Cibeles, la fuente de Apolo y la que nos ocupa hoy
que no es otra que la fuente de Neptuno.
Neptuno un dios Romano,
hijo de Saturno y de Ops, era el soberano de las aguas y sus profundidades. De
carácter variable, siempre según la mitología romana, era capaz de crear los más
bastos y terribles terremotos y oleajes, como, por el contrario, calmar y convertir en mares tranquilos a los más
temibles océanos.
Neptuno iba siempre acompañado
de sus caballos y delfines que le llevaban
por los mares y le acompañaban en sus periplos tanto superficiales como en las
profundidades marinas.
En la época de Carlos
III, estamos en un momento donde el neoclasicismo está en su momento álgido en
todas las artes desde la Literatura a la Escultura.
Al encontrarse con el
encargo, Ventura Rodríguez se fija en las tres divinidades y con un boceto de Miguel
Ximénez encarga la fuente de Neptuno al escultor Juan Pascual de Mena.
Juan Pascual de Mena
realiza un Neptuno en el que la majestuosidad del dios se demuestra con un
cuerpo poderoso, desnudo, y un tridente
que le confiere autoridad.
Neptuno, cabalga encima
de una carroza, la cual no tiene ruedas sino paletas, tirada por sus caballos blancos y en su mano el
poderoso tridente con el que gobernar las aguas y parte de las tierras. Su
cabeza está coronada por una corona que indica su calidad de señor de las
aguas.
Juan Pascual de Mena muere
justo cuando tiene terminado el cuerpo del dios y le sucede en la continuación
de las esculturas su discípulo José Arias.
Los caballos con cola
de sirena y los delfines forman parte del cortejo y estos últimos son los encargados
de expulsar agua por sus bocas. Las olas se representan maravillosamente en
piedra y se ven las colas de los delfines que acompañaban siempre al rey de mar.
La mitología romana,
heredada de la griega, fue haciendo ir creciendo a Neptuno, que en un principio
era solo el dios de las aguas, para convertirlo y redescubrirlo de la mitología
griega, como el gran dios de las profundidades, casado con un montón de esposas
pero de todas ellas la preferida era Anfitrite.
Es una pena que dos de
las tres fuentes diseñadas por Ventura de la Vega estén rodeadas por el tráfico
de la capital. Es difícil hacer fotos desde la distancia, pero es incluso peor
los autobuses que muchas veces están estacionados alrededor de ella.
Vale la pena acercarse
a la fuente e intentar observar sus detalles. Cuidado eso si queréis llegar a
ella con el tráfico. Mirar muy bien antes de cruzar.
Nada mas por hoy.
Sed felices.
Antonio
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