Hace un calor
insufrible.
Son las seis de la
tarde y Madrid parece una hoya en ebullición.
Me he refugiado en el Real
Jardín Botánico y estoy recorriendo sus lugares sombríos.
Me siento en el pilón
fuente que hay cerca de la zona de la huerta.
Una gorriona,
descarada, se planta delante mío y me mira.
Tomo la máquina de
fotos y empiezo a disparar.
De frente y de perfil
me deja hacerle tres fotos. (La de frente sale desenfocada)
Luego, tras un corto
vuelo, se posa encima de un poste de una valla de la huerta.
Me acerco con cuidado.
Comienzo a disparar de
nuevo.
Ahora te miro, ahora me
hago la descuidada…
Cuando ya me acerco tanto
que parece que la voy a tocar con la mano, pía una vez y sale volando.
No se va muy lejos,
pero ya no puedo seguirla.
Nos miramos y nos
despedimos
--o0o--
Sed felices y tener
cuidado con el sol.
Antonio
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