Las mariposas parecen
lentas hoy en sus vuelos.
Les cuesta tanto como a
mi caminar cuesta arriba.
Quizás el calor y la
edad ya adulta de todos nos hace más difícil el subsistir.
En las alas de las
mariposas se ve su vejez. En mi caminar lento se ve que mi juventud ha quedado
bastante atrás. Mariposas y yo estamos en una fase que nos conduce inexorablemente
hacia el final, desde el principio.
Las pobres mariposas,
si las cosas siguen así, terminaran antes que yo su ciclo.
Sus alas ya están rotas,
mis huesos aun aguantan.
Se han roto de volar en
días de aire fuerte entre las matas y las zarzas y se han dejado parte de sus
alas allí.
Algún depredador ha
intentado cazarlas y ha fallado, pero ha dejado su ataque en bocados que pueden
apreciarse en sus bellas extremidades.
En eso nos parecemos. Estamos rodeados de oportunistas depredadores a los que les importamos poco. Cada uno a lo suyo...
El valle esta en
silencio.
Mi calle también suele estar en silencio. Nadie se habla con nadie. Las mariposas por lo menos liban juntas; nosotros solo trabajamos juntos, eso si cada uno en su mesa.
El valle sabe que
cuando las mariposas presentan este aspecto, pronto comenzará otra etapa.
Pero ahí no hay cruces, ni ramos de flores que las recuerden. Claro que nuestros cementerios están llenos de tumbas sin flores, viejas, olvidadas. Otro valle muerto, pero con decoración, como si a la muerte le hiciera falta un artista que la definiera.¡Esta tan definida...!
De momento sabe el valle de las mariposas mutiladas que aun está vivo y que lo seguirá,
aunque las mariposas vayan muriendo.
¿Qué hago yo en el valle
de las mariposas? ¿Por qué las observo y las admiro? Mi cabeza da vueltas en
derredor de ellas y sus alas mutiladas y pienso. ¿Sería yo capaz de volar sin
mis alas? ¿Seguiría mi vida normal sin mis apéndices?
Las mariposas me están enseñando
que la vida es para vivirla con los sentimientos, disfrutarla, lucharla para
terminar, muriendo, habiendo cumplido nuestra misión.
Si, el valle de las
mariposas mutiladas esta en silencio.
Como la calle de las palabras vacías, de los labios sellados, delosbesos olvidados.
Mañana, cuando las
nieves hayan borrado cualquier vestigio de ellas, el silencio será más profundo
bajo el manto de nieve, donde la vida se estará preparando para el año que
viene. Si, las mariposas me están enseñando el camino.
Y aun así, mutiladas,
siguen con su belleza inundando de colores y movimientos el valle.
Mi calle esta quieta, sin color; puede decirse que es una calle en blanco y negro, pero dominando el negro.
Mi calle esta quieta, sin color; puede decirse que es una calle en blanco y negro, pero dominando el negro.
Me cuesta andar. Giro
ciento ochenta grados y desciendo hacia mi calle: las mariposas me han vencido...
Sed felices
Antonio
Impresionante
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