Pasados ya los días en que vagar por esos campos de Dios era lo más normal del mundo y encontrarte de repente que tus paseos se convierten en un discurrir monótono de manzanas iguales, semáforos que te interrumpen la marcha, ruidos y olor a gasóleo te obligan a recordar emociones vividas en el campo.
Hoy son cardos acompañados de plantas por las que también han pasado los rigores estivales.
Maravillosos cardos que con sus simetrías nos muestran el quehacer matemático de la naturaleza y dentro de ellas la maravillosa trasmisión de genes a través de esas semillas volátiles que se van desprendiendo de él con los vientos de cada día.
Y no son solo los cardos. Pequeñas hierbas que presentan molinillos tan simétricos que al hombre le costaría un montón imitarlos: y esas pequeñas plantas con unos cálices que no medirán más de medio centímetro que albergaron en su día pequeñas margaritas,
Las flores ya no están. Quedan sus restos en uno de los milagros más maravillosos que se repiten cada año, generación tras generación, el dar vida dejando volar sus simientes y que estas arraiguen sobre terrenos que les sean favorables.
Me imagino que de cada mil semillas de cardo que salgan volando muy pocas arraigaran y saldrán adelantes. Con las gramíneas es distinto. Sus granos caen cerca de sus progenitores y germinaran allí mismos ocupando el lugar de sus mayores.
Os dejo con todos ellos en recuerdo a la primera tarde de este mes de septiembre que pasé buscando mantis y encontré estas otras maravillas.
Nada ms por hoy. Solo desearos un buen descanso y que seais felices.
Antonio
Excelente "recital" de cardos y "algo mas". Saludos. Luis
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