FLORES CON POESIA CXV.- Las flores

Nuestro poeta de hoy, nace en Madrid en el año mil seiscientos, ciudad donde transcurriría gran parte de su vida.

 

Estudio con los Jesuitas en el Colegio Imperial de la capital del reino, pasando posteriormente a matricularse en Alcalá de Henares donde permaneció poco tiempo, para posteriormente estudiar Cánones en Salamanca.

Autor completamente teatral, utilizo la poesía en dentro de sus obras escénicas.

Por desavenencias familiares a causa de las cuales se arruina, Pedro Calderón de la Barca, entra al servicio del duque de Frías y con él recorrerá buena parte de la Europa española.

En su vida Pedro Calderón de la Barca se encontró con pendencias, riñas, desacuerdos difíciles con otros autores, pero al fin consigue el favor del rey Felipe IV. Este le contrato para que escribiera obras para los palacios de la Corte y al mismo tiempo al ir cayendo el favor del público hacia Lope de Vega, él fue ocupando y llenando con sus obras los teatros de Madrid.

Nombrar alguna de las mejores obras escritas por Calderón de la Barca sería harto difícil ya que todas ellas son geniales, ya sean Autos Sacramentales, Dramas y otras piezas de menor volumen como entremeses, jácaras y mojigangas.

Calderón de la Barca siguió escribiendo hasta muy entrada edad, con ochenta años, y murió en mil seiscientos ochenta y uno.

 

 

He encontrado un soneto titulado Las flores, que viene muy bien con el encabezamiento de esta colección, en el que basándose en la corta vida de estas, las relaciona con la vida y muerte del hombre.

Con él os dejo; espero que os guste.

LAS FLORES (Soneto)

Estas que fueron pompa y alegría

despertando al albor de la mañana,

a la tarde serán lastima vana

durmiendo en brazos de la noche fría.

 

Este matiz que al cielo desafía,

iris listado de oro, nieve y grana,

será escarmiento de la vida humana:

¡tanto se emprende en término de un día!

 

 

A florecer las rosas madrugaron

y para envejecerse florecieron;

cuna y sepulcro en un botón hallaron.

 

Tales los hombres sus fortunas vieron:

en un día nacieron y expiraron;

que pasados los siglos, horas fueron.

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Hasta la próxima. Ya veremos donde se posan mis ojos para la siguiente poesía.

Sed felices.

Antonio