¿Quién dice que el
invierno no tiene colores?
Cuando en una pileta de un parque veo reflejarse el cielo
azul y las ramas de los árboles y un rayo de luz penetra en la misma dándole
tonos, se que el invierno tiene colores.
Y cuando los escaramujos de las rosas, entrado ya el mes de enero presentan
sus colores rojos fuertes y están comenzando a
ennegrecer; y florecillas blancas de la siempreflora se esparcen alrededor de la planta, se que el
invierno tiene color.
Cuando un pajarillo se posa sobre las ramas plateadas de un frutal o se cuelga de las semillas de una Sophora Japonica para comer, como si de un
trapecista circense se tratase, con su cabeza negra como el carbón y sus
plumajes verdes, grises, blancos y amarillos, se que el invierno me está enseñando sus colores.
O cuando de un rosal en el que apenas quedan hojas sale una
maravillosa rosa, como la Pompón
de París que veis aquí, tiñendo de color su contorno muerto y lleno de
espinas, de hojas verdes y amarillas, de troncos verdes o morados, o
incluso plateados en su sequedad, se que
el invierno tiene color.
Y esos arbustos que no quieren perder sus hojas, y las van
tiñendo de distintos colores como si quisieran imitar un arco iris, unas
verdes, otras amarillas y las que más rojas, como si por delante de ellas pasase un amorcillo, me indican que el
invierno tiene color.
Cuando las hojas prácticamente bañadas en oro de un Quercus
Pubescens, una especie de roble de los Pirineos españoles, brillan con extraordinaria fuerza y un álamo
se levanta hacia el cielo con sus brazos plateados resplandeciendo al sol, o
las hojas afiladas de los pinos se tornan del color del caramelo, se que el
invierno quiere enseñarme sus colores.
O esos plumeros maravillosos de un Miscanthus cualquiera
que parecen querer imitar al contraluz las joyas de una dama
de cabaret y sus bailes al son de los vientos fríos que recorren nuestras
tierras en estos días de invierno, dejándonos en ellas joyas
maravillosas de color. O los colgantes de frutos que albergan sus semillas esperando la llegada de la primavera para germinar. que parecen salidos de un joyero oriental
Son los colores del invierno. Los colores de una naturaleza apagada que estallará en una sinfonía esplendorosa después de los ensayos corales invernales.
Las fotos que os he ido mostrando son
una muestra de los colores del invierno que he fotografiado en esta mañana de sábado en el botánico de la capital.
Espero que esta presentación os haya gustado
Nada mas, Sed felices.
Antonio
Lo acabo de ver. Para que después digan que el invierno es gris. Esos primeros planos te quedan fantásticos, con una flor, un fruto, una rama o un pájaro como únicos protagonistas, tienen un punto icónico, como iconos de devoción. ¿Ya has estrenado la cámara que te trajeron los Reyes?
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