Nacido en Madrid en mil quinientos tres, nuestro poeta de hoy fue diplomático, militar y escritor y era descendiente del Marqués de Santillana.
Tuvo grandes maestros como Agustín Nifo, Pedro Mártir de Anglería y otros que entre otras cosas le enseñaron idiomas llegando a dominar el griego, el latín, el italiano y el árabe.
Embajador con Carlos I en Venecia, en Roma y en el Concilio de Trento, fue también gobernador de Siena.
A causa de una pelea con otro noble de Madrid Felipe II lo desterró a Granada.
Diego Hurtado de Mendoza, tenía una gran biblioteca de manuscritos griegos que dono a Felipe II para la nueva biblioteca del monasterio de El Escorial.
Fue un poeta que escribió casi siempre temas relacionados con pensamientos amorosos y con una gracia y delicadeza enormes, aventajando a muchos otros poetas de la época y anteriores a él. Tanto es así que Lope de Vega llego a escribir “¿Qué cosa aventaja a una redondilla de don Diego Hurtado de Mendoza?
Don Diego murió en Madrid en el año de mil quinientos setenta y cinco.
Os dejo con uno de sus sonetos, como no, a una dama.
A UNA DAMA
Tu gracia, tu valor, tu hermosura,
muestra de todo el cielo retirada,
como cosa que esta sobre Natura,
ni pudiera ser vista ni pintada.
Pero yo que en el alma tú figura
tengo, en humana forma abreviada,
tal hice retratarte de pintura,
que el amor te dejo en ella estampada.
No por ambición vana o por memoria
tuya, o ya por manifestar mis males;
mas por verte más veces te veo,
y por solo gozar de tanta gloria,
señora, con los ojos corporales,
como con los del alma y el deseo.
----ooOoo----
Nada más. Sed felices.
Antonio
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