Recuerdo perfectamente aquella tarde. Hacía calor en Madrid y buscando un lugar fresquito y tranquilo me metí en el Real Jardín Botánico.
Flores muchas, sobre todo dalias, pero también había espacio para muchas cosas más, entre otras pasear tranquilamente por sus paseos y observar otras plantas ya sin flor y alguna flor perdida en mitad de la espesura de la propia mata.
No me quiero extender más, y os dejo con parte de mi paseo de mediados de septiembre de dos mil trece.
Se esta agusto bajo su sombra
Cuelgan como maravillosos pendientes
O lucen como sonajeros misteriosos
O se peinan al estilo punki
O se reunen a comentar las incidencias diarias
y altaneras buscan ser cada una la mas alta
Y aunque pequeñas canturrean canciones de Disney
Y se erizan solo de pensar que la puedo cortar
Pero lucen maravillosamente como soles
Espero no haberos aburrido demasiado.
Sed felices.
Antonio
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