La fotografía no es
solo ver una realidad que captan también nuestros ojos, no, es también dejar
reflejado aquello que nuestra vista no es capaz de observar.
También es cierto, que
luego nuestra mente tiene que ser capaz, al igual que nuestro espíritu, de ver,
distinguir y apreciar lo que normalmente no deberíamos ni siquiera imaginar.
¿No estáis de acuerdo? Seguidme:
Como cada martes bajo a
Madrid para asistir a la tertulia y, al hacerlo con tiempo, llevo conmigo las maquinas de fotografiar para retratar todo
aquello me llame la atención. Hay que echar pie a tierra y lo hago comenzando por la Puerta del Sol.
Como siempre las dos fuentecillas me atraen, como si me estuvieran llamando con el susurro apagado
de sus aguas cayendo al pilón. Y como cada vez, me acerco a ellas con las
cámaras dispuestas a volver a fotografiar las cambiantes y agitadas aguas en cascada, sabiendo que siempre serán distintas a las de cualquier otro día.
Las imágenes que me quieran regalar las fuentes, las veré al llegar a casa pues por lo general no suelo mirar las fotos en la cámara.
Las imágenes que me quieran regalar las fuentes, las veré al llegar a casa pues por lo general no suelo mirar las fotos en la cámara.
Y me han regalado un montón de ellas a cual más curiosa y significativa.
Me pregunto, si me
estaré volviendo loco al fotografiar constantemente esas pequeñas cortinas de
agua, no lo sé; pero de lo que si estoy seguro es que cada día son imágenes
nuevas, distintas, como cuando te sientas delante de una chimenea y, sabiendo
que el fuego es el mismo, sus contornos cambian constantemente.
Llego a casa, después
de una tertulia interesantísima, reunión escasa de personal hoy, pero fantástica. Me
asombra la capacidad cultural de mis compañeros y me quedo muy chico al lado de
ellos.
Dejo las máquinas
encima del escritorio. Notengo prisa en abrir las fotos, quiero hacerlo con tranquilidad. Un cierto temor a abrir las fotografías me recorre por dentro con un ligero cosquilleo.
Las veo después de la cena y una tras otra me ofrecen sorpresas de todas las formas y colores
inimaginables.
Los fantasmas han
vuelto a aparecer en varias de ellas y caras tormentosas, difíciles de
apreciar, pueden observarse en varias fotografías.
Solo recordaros que en
esta plaza se lucho el 2 de Mayo y hubo muertos...
Del fondo de la fuente
parecen surgir oscuros ojos que miran vacíos, mientras unas lágrimas
brillantes corren bajo ellos. ¿Por qué lloras aparición? ¿Qué te tortura? La
soledad y la terrible agonía de la muerte en el tiempo, contemplando la vida. La muerte contemplando la vida… Pienso en esas lagrimas
eternas bajo esos ojos sin pupilas, ojos que ven la vida desde el frío de la
muerte.
Como una llamarada solar en
medio de la cortina de agua explota esta imagen. Es solo luz, solo el reflejo
de algo que por allí pasaba o ¿no? Igual que ha aparecido, en el siguiente
disparo fotográfico ya no está, hay algo distinto, diferente. ¿A dónde va ese
manto de gasas transparentes? Quizás buscando escapar de las frías aguas de la fuente.
En cada ola de agua
que se desliza hacia el fondo, en esas bandas transparentes, aparecen las
caras.
En la primera franja,
abajo, una cara angustiada, con el ojo izquierdo perfectamente visible y una
nariz de payaso, y una boca con rictus de dolor, me mira. ¿Será un soldado?
¿Sera un madrileño del 2 de Mayo?
En la siguiente franja,
a media altura, mas escondida otra cara y, si os fijáis, en cada franja
descubriréis mas. Y a la derecha abajo, como queriéndose esconder de la
maquina, un rostro apagado que parece cubierto por un velo.
¿Por qué todas estas
imágenes cada vez que fotografío la fuente? ¿Quiénes son? ¿Por qué se muestran?
No son imaginaciones, ahí están. Las fotos no están trucadas; lo que sale, sale porque
estaba ahí en ese momento. Pienso, dudo, incluso me atemorizo con cada
rostro, y llego a preguntarme si alguna vez el mío aparecerá en la cortina de
agua.
En esta foto, más o
menos en el centro y a lo largo de toda ella pueden verse rostros deformados con bocas que parecen estar cantando con
sonidos de pánico, aullidos lastimeros. Están encerradas ahí esperando
eternamente… Eternamente, ¿os lo podéis imaginar? Una eternidad chillando,
presenciando la vida sin poder llegar a ella. Pero sus vibraciones son tan,
pero tan intensas, que consiguen
mostrarse en imágenes difusas.
Una careta de hielo
sobresale del agua que está al fondo. Un rostro plano, helado, me mira
inquisitivamente. Estoy asustado. Veo vida muerta, vida muerta. Y se muestra de
distintas formas y figuras. Pero en todas ellas, absolutamente en todas, hay una
mirada perdida. Entonces ¿Por qué apareces? ¿Por qué te muestras? Mejor sería ver solo las aguas agitadas, sin caras, sin figuras, sin hielo, sin...; mejor sería ver vida.
De repente las imágenes
no esperadas surgen tenebrosas en medio del agua, sin formar parte de ella,
estáticas, visibles, cubiertas de trapos… como los dibujan en las escenas de
terror. Solo les faltan las cadenas que… Pero que digo, a quien le hacen falta
cadenas si está preso en el Eternidad por los tiempos de los tiempos.
La figura blanca de la derecha
parece querer taparse los ojos y no ver al otro lado de la muerte. Sus piernas
están dobladas como si de rodillas rezase…A la izquierda una imagen levanta los brazos: ¿quieren asustarme? Otra, mas pequeña, parece quererimitarle, pero no puede.
En el extremo derecho, oscuras pero perceptibles, contemplan inertes la escena.Y si te fijas en la foto, veras a los fantasmas por todas partes.
Los mantos cubren un cuerpo que no existe, pero el espíritu está ahí, dándole forma suficiente.
En el extremo derecho, oscuras pero perceptibles, contemplan inertes la escena.Y si te fijas en la foto, veras a los fantasmas por todas partes.
Los mantos cubren un cuerpo que no existe, pero el espíritu está ahí, dándole forma suficiente.
Cambia repentinamente el agua de color, como si algo quisiera teñirla como un arco iris.
Pero no, de aquí en adelante todas y cada una de las imágenes son colores en el agua, llamas encendidas en el líquido elemento, que se muestran a través de pequeños instantes que dura una fotografía… Instantes que pueden significar una eternidad.
Se mueven ondulantes a
lo largo de su ininterrumpida caída, una caída que dura eternamente desde que
la fuente se puso en marcha.
¿Qué vendrá después de
este cambio cromático?
Me asusta pensar en
caras nuevas, en sufrimientos de ánimas perdidas entre las aguas de la fuente
de la Puerta del sol.
Un último destello
fantasmal aparece de repente en el último fotograma. Una aureola blanca corre
tras el agua, o en ella, no lo sé a ciencia cierta, mostrándose tímidamente. Un
rostro parece dejarse ver en la parte superior de la blancura, como mirando
asustado. No quiero ver mas fotos, con esta termino.
--o0o--
Hasta aquí las fotos de el martes pasado.
Y aun dándome cierto
resquemor el fotografiar la fuente, se que volveré a hacerlo en breve, la
siguiente vez que pase por la puerta del Sol con las maquinas al hombro.
Nada más por hoy.
Sed felices.
Antonio
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