Hoy he decidido
regalarte una docena de rosas, creo que bonitas, como tú te las mereces. Si,
tu, la que me estás leyendo ahora o tu, hombre también, que sabrás apreciar la
belleza que irradian.
Dan igual sus colores y
sus formas. Da igual, desde la distancia, si huelen o no, lo que importa es su
belleza, belleza en ella misma.
Y te las ofrezco a ti
porque de vez en cuando me acompañas, como lo hacía Soledad, hasta que un día
por aquellos azares del destino desapareció de este mundo de pantallas y
teclas.
Porque al fin y al cabo,
todos nosotros vivimos en un mundo de fantasía en el que el contacto material
solo se produce en función de la necesidad que tengas en abrir una aplicación.
Y sí, estoy enamorado
de ti, y de ti y también de ti; y de Soledad. Y que mejor regalo que unas
preciosas rosas, una docena de rosas en exclusiva para ti.
En el silencio de la
noche, cuando la casa se queda dormida y solo el monótono ruido del ventilador
del ordenador suena acompañando a sus teclas, puedo escribir sin ser
interrumpido. Un silencio en compañía. Entonces puedo pensar en ti, y en ti, y
ofrecerte electrónicamente un algo mío que compartir en tu compañía y en la
soledad del ordenador, como con Soledad.
Y hoy, en esa soledad,
en ese monótono zumbido que llevará mis palabras hasta ti, he querido dedicarte
esta docena de rosas que mi maquina fotografió ayer.
Para restarle la monotonía
de foto tras fotos hasta conseguir el ritmo, he decidido colocar sus nombres
debajo de ellas. Nombres que un cultivador de rosas le puso a cada una de ellas
también para ti.
Y ya nada mas. Soledad también
para ti en la distancia del olvido, se que a cualquiera de esos “TI” no le
importara compartir contigo esta docena de rosas.
BAR 7619
DELviras
ADAfualo
Adolf Horstmann
Masquer
Grand Hotel
DELcaros
ADAsufora
Priscila Burton
Ingrid Bergman
Minerva
FEmini
Se feliz.
Antonio
P.D. Todas estas rosas se fotografiaron el 20 de mayo en la Rosaleda de Madrid, sita en el Parque del Oeste.
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