Cualquier animal en este mundo se encarga de cuidar a su prole, en preparar la siguiente generación, dándoles el alimento necesario para su crecimiento.
Es estos momentos, en los parques, bosques y praderas de todo el hemisferio norte, pájaros de infinidad de especies y familias distintas están sacando a sus crías adelante.
Presencie ayer escenas en el Parque del Retiro de cómo los gorriones alimentaban a unos gordos polluelos que ya volaban, pero que no habían sido capaces de aprender aun a alimentarse solos, o por lo menos era mejor el sabor de los bocados que traían papá y mamá.
Esos piares que se escuchan entre los árboles, constantes, no son más que las llamadas de atención a los padres para que aporten desde una mosca a cualquier cosa que se les ocurra a los progenitores. En zonas de público, como ayer en el parque, por regla general el padre o la madre realizaban cortos vuelos desde donde se encuentra el polluelo hasta el lugar donde recoger las migas que les daban los críos y mayores.
Y nada mas, con las fotos os voy a ir presentando a la familia si os parece:
Papá gorrión solicitando una migaja a todos los que pasábamos por delante de él.
Mamá gorriona, busca con la mirada la posición de su polluelo.
El polluelo, fijaros en los bordes de los picos amarillentos para reconocerlos, espera impaciente a que llegue uno de los progenitores a saciar su hambre infinita.
Llega papá que se asegura que es el pollo al que tiene que alimentar.
Y el polluelo no duda un instante en zamparse todo aquello que se le ofrece.
Se vuelve a quedar solo. Ya vuela, pero entre las plumas salen aun los plumones de la niñez.
Mamá gorriona en busca de más alimento para su pequeño depredador alimentario.
Mamá llega y el pico abierto es señal de que el hambre aprieta.
Enorme boca por cierto que reclama el alimento.
Y llega el momento culminante de un beso de vida entre madre y polluelo.
Y otra vez comienza el ciclo. El polluelo vuelve a esperar.
A este hermano mayor le quedan horas de seguir siendo alimentado. Su pico ya dice que se las puede ingeniar solo.
Como habéis visto no es necesario salir de nuestras ciudades para ver el milagro de la continuidad de la vida en las especies. Cualquier tejado de teja, cualquier canalón olvidado o ventanuco de buhardilla son lugares ideales para que los gorriones fabriquen sus nidos.
Nada más por hoy. Sed felices.
Antonio
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