El otro día estuve en Córdoba y al visitar los jardines del Palacio de Viana encontré estos cuatro trocitos de poemas en unos azulejos que había en la pared gracia a mi amigo Luis. Fotografiados como correspondía he decidido incrustarlos en este apartado de mi blog en una sola pagina y acompañarlos de las fotos de las flores del propio palacio.
De los autores aún no se nada, pero no os preocupéis que me enteraré. Seguramente los poemas se deban a algún certamen de poesía en la primavera de mil novecientos noventa y cinco.
Vamos a los versos de los patios del palacio de Viana.
Juana Castro.
LA CITA
… Nunca aquí he sabido
de paz ni de certeza. La escalera
escondida o la fuente
como un hogar de fuego, como zarza
lentísima, brillando de su música.
...
La vida es este patio.
La vida es este trago
de soledad y silencio, la sospecha
de haber llegado tarde, o quizás demasiado
temprano hasta la reja.
--o0o--
Mario López
PRIMAVERA EN EL PALACIO DE VIANA
Aquí, ante el paramento de jazmines
azules y geranios repartidos
entorno a la fuente que desborda
su monocorde encanto en silencio.
…
Rincón del Paraíso entre jardines
de notable artificio. Primavera
de la Ajerquía al crepúsculo. Campanas
de agua viva fluyendo en arriates.
--o0o--
Pablo García Buena
PATIO DE LA MADAMA
Aposentaos bajo la corona
del áspero ciprés húmedo y verde.
Quedaos, brasa liquida,
entre mis brazos, arca de las aguas.
……….
Blanca sonrisa niña,
duerme en el sueño de los atanores
entre el perfume de la hierba humilde
mientras vela la casa el mote heráldico:
Padecer por vivir.
--o0o--
Carlos Clementson
EL PATIO DEL POZO
Qué inocencia de mundo, qué pureza del verde
sobre el blanco extasiado de la cal bajo el cielo
y esa limpia armonía
que, morada, la brisa pulsa en la buganvilla
abrazándose al pozo,
o en la albura novicia del jazmín desmayado,
la hiedra charolada de su verde profundo
o el díscolo geranio: todo el color del mundo
como un inmenso aroma,
un cantico entronado a la luz y a la vida.
--o0o--
Por hoy se ha terminado la visita al palacio. Me encantaria sentarme un buen rato a la sombra de sus naranjos y palmeras y leer tranquilamente y, por que no, escribir pausadamente algo. Otro día será.
Sed felices.
Antonio
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