A mi amigo Luis, cordobes hasta la medula.
Deciame mi amigo que se emocionaba cuando alguien le habla de Córdoba. No me extraña Luis: luz y color se dan la mano; cielo y tierra se miran y se gustan. Las flores, las humanas y las de los tiestos, preciosas. "Mirar ustedes" la armonía de colores, cielos azules, paños blancos y los ojos... Los ojos de una cordobesa no hay que mirarlos, porque sino no se sale nunca más de Córdoba.
Las flores luchan en las paredes encaladas para intentar elevarse al cielo y contemplar desde allí su ciudad. Quieren ganar los aleros y subir a las cubiertas de teja, haciéndose como palmeras y poder mirar desde allí la mezquita y el Guadalquivir.
Pero las sombras, envidiosas del contenido multicolor de sus tiestos quieren dejar su huella en los blancos encalados cordobeses. Arco iris de macetas y flores; blanco y negro en encalados y sombras. Y mires donde mires siempre hay una flor, una maceta, un encalado, una sombra y una morena.
Y la reminiscencia árabe, se ve reflejada en las cubiertas y en los techos; los patios y los altares de los edificios se encierran entre flores para darle frescor a los suelos y a sus moradores. Conviven geranio y buganvilla, hiedra y gitanilla; teja árabe que se asoma despreciando el vértigo para ver las flores y los picos de gorrión de los aleros cantan por si solos canciones mudas que les enseñaron sus antiguos, los moros ilustrados del medievo. Y allí una morena; no le mires a los ojos que no sales de Córdoba.
Contrastes de luces, colores y sombras. La vida y su sombra conviven sobre el encalado de la pared del patio. Patios cordobeses donde hasta las macetas son flores y las paredes selvas que trepan hacia el sol. Y con las flores, las sombras que le dan vida con sus movimientos a los blancos encalados.
Todos los años, siempre un año mas, se renuevan las plantas, se encalan las paredes, se pintan los tiestos y se reza a la Virgen de los Faroles para que las flores embellezcan cada rincón de la casa como si cada una fuese una luminaria. Sinfonía de tonos rosas, rojos, verdes, azules, amarillos; negros ojos... Cuidados con los ojos negros de una morena: no los mires que no sales de Córdoba.
¿Quien vive detrás de tan hermosa cortina? Ningún tapicero ha conseguido jamás realizar una tela semejante como la que la cordobesa ha tejido en esta ventana y su reja. Cascada de geranios y gitanillas que parece que están cantando, Voces altas arriba y agudas en el alféizar; el director de escena es la luz maravillosa de Córdoba. Para que no escape a recorrer cantando por las calles de la ciudad, la reja contiene a los cantantes.
¿No te decía yo que las sombras querían ser flores? Que rebosaban de felicidad por poder adornar como ellas las encaladas paredes. Y que me dices de la reja; tan negra que casi es otra sombra. Y el tiesto azul con su geranio o su gitanilla ¿Sabes por que esta tan alto? ¿Sabes por que hay una persiana detrás de la reja? Para que nada enturbie los ojos de la morena cuando salga a la ventana: nunca le mires a los ojos, que no sales de Córdoba.
Y el farolillo deslumbrado por las flores permanece apagado. Sueña con la noche, quizás con una guitarra o el canto solitario de su dueña, para encender entonces el patio. Y al son del aire que corra en ese momento hará danzar a las sombras y a las flores a las que alumbrará por los muros del patio como el más grandioso ballet que jamas hayas podido imaginar.
Pugnan ambos por ver quien deja la sombra mas hermosa,el rosa o el encarnado, geranios ambos. Magia de chinescas que no mueve nadie, solo el aire y las flores. Dialogo de flores entre si, diálogos de sombras entre ellas; escchalos; sentimientos que aportan las flores en monocromos movimientos, suspiros de flor, anhelos de sombra. Disfrutalas cuando estés ante ellas; se dejan sentir y se alegran de que seas capaz de sentirlas.
¿Prisión o marco? Apuesto por el marco.
Detrás de la maceta una ventana en penumbra, más parece un simple hueco; al frente una reja que enmarca; por todos lados unos geranios que corren alrededor como adornando y las sombras que convierten la planicie en una pradera que cambia a cada minuto como reloj de sol, haciendo el escenario distinto en cada momento. ¿Se puede pedir más en menos? Y detrás de todo ello seguro que hay los ojos de una morena... no le mires a los ojos que no sales de Córdoba.
¿Que le falta a esta ventana? Mira que es bonita; mira como destaca; mira su añil y su luz... Pero algo le falta.
La negra reja parece ser excesivamente grande para solo dos macetas. Dos macetas una alegre y otra triste.Una con flores rojas de pasión y otra con pequeñas flores blancas de pureza. ¿Que le falta a la ventana?
Ya se que le falta a la ventana, mas flores que la arropen y los ojos de una morena que... No le mires los ojos a una morena cordobesa que ya no sales de Córdoba.
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Mayo de 2013
Emocionado agradecimiento, Antonio. También emocionantes reflexiones y consejo, pero ya es tarde, miré a una cordobesa.Y a Córdoba. Un abrazo. Luis
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