martes, 23 de mayo de 2017

LA PORRA DEL BURRO, PIEDRA CASAMENTERA

Una de las cosas que me encanta es conocer en los lugares a los que acudo, sus historias, leyendas y costumbres de los habitantes y sus territorios.
En todas partes hay historias, leyendas e invenciones para todos los gustos y colores. Pero una cosa es cierta, siempre hay un algo de realidad detrás de todo ello. Los años de tradición oral llevan muchas veces a magnificar las leyendas y en otros a tergiversaras totalmente.


Paseando por los campos de la bella tierra extremeña de Valencia de Alcántara, maravilloso pueblo donde se caso una hija de los Reyes Católicos, fuimos dar con una piedra extraña a la que llaman la Porra del Burro por el parecido con el aparato sexual de dicho animal.
La verdad es que cuando llegas a su cercanía lo primero que extraña es su esbeltez, con respecto al resto de granitoides que existen en los alrededores, y a la vez en sus formas extrañas y su erosión.


Unos dicen que es una piedra que se formo allí y que la naturaleza ha ido desgastando poco a poco. Cosa por otro lado nada desdeñable, aunque es difícil encontrar granitoides compuestos de granito y otros materiales blandos erosionables.
Algunos opinan que como los menhires esta puesto allí por la mano del hombre de hace unos cinco mil a diez mil años como un elemento de carácter fálico para invocar la fertilidad.


Podría tratarse también de una especie de lugar sagrado aprovechando un elemento que la naturaleza puso a disposición de nuestro ancestro prehistórico.
Cierto es que la zona está plagada de dólmenes, algunos preciosos, y no es de extrañar y suponer un posible asentamiento alrededor de él.
En este caso, yo, solo trasmito de alguna manera los comentarios que han llegado hasta mi, dignos de tener en cuenta.


¿Para que  sirve ahora  la Porra del Burro? Pues se ha convertido en un lugar de peregrinación de las muchachas de las zonas aledañas que van a intentar saber cuando le toca casarse.
¿En qué consiste el saber el año de la boda?
En días de fiesta se acercan las mozas hasta el lugar que ocupa la piedra de unos 4 o 5 metros de altura. Tienen entonces que elegir del suelo unas piedras para tirarlas a la Porra del Burro, pero no con fuerza para dañarlo, no, si no de la  siguiente manera:


Deben lanzar las piedras a lo alto de  la Porra e intentar que la piedra se quede en el casquete superior sin caer al suelo.
La verdad es que no es fácil y la mayoría de los intentos las piedra al llegar arriba ruedan por la cara semiesférica de la piedra volviendo a caer al suelo.
Cada vez que se lanza una piedra y cae, es un año más a contar para la posible boda. Cinco piedras, cinco años y así sucesivamente.


Unas sobrinas lo estuvieron probaron y es bastante complicado.
Una historia más de esta España nuestra que en cada rinconcito guarda un maravilloso secreto que muchísimas veces nos pasa desapercibida.
Por cierto, mi mujer lo probo y la segunda piedra se quedo arriba. Si es verdad...


Nada mas por hoy, solo desearos la mayor felicidad del mundo.

Antonio 

lunes, 22 de mayo de 2017

La Empusa pennata y yo

Debían ser las nueve de la mañana cuando, después de haber tomado un suculento desayuno, salí a dar una vuelta observando los muros de la casa en busca de las mariposas nocturnas que, atraídas durante la noche por las farolas, se habían quedado reposando en los muros perfectamente encalados de la casa. 


Y fotografié algunas, unas pequeñas y otras de considerable tamaño, como las que podéis observar.



Todas ellas, quietas, como si de un trozo mas de pared fuesen, pegadas sus alas al encalado las pequeñas y las más grandes y voluminosas esperando que su quietud no fuese pasto de los pájaros y otros bichos.


Y hete aquí, que de repente en lo alto del recercado de una de las grandes ventanas de la casa, ventanales altos, veo a una figura inmóvil, como las mariposas, observarme desde su atalaya.


Fue  una bienvenida genial; el animal que más me gusta, esperándome.
La miro fijamente y parece mantener mi mirada.
Solo un leve balanceo de su cuerpo a mis movimientos alrededor del ventanal.
Parece que esta realizando los rezos matinales. Es un macho adulto de Empusa pennata.
Voy por la máquina de fotografiar, la del zoom, y comienzo a fotografiarlo desde abajo.
Hay poca luz y el blanco de la pared dificulta la foto.
Pasa el capataz de la finca  y le pido una escalera para poder subir más cerca y fotografiar a ese macho.


Pongo la escalera, sigue quieto y me observa. Me da miedo que vaya volando. Pero no. Me deja acercarme y se está quieto, mirando fijamente al enorme ojo del objetivo macro.
Le hago unas cuantas fotos y me bajo de la escalera.
Recogida ya la escalera el macho sigue ahí, impertérrito.
Pasan unos minutos y de repente comienza a volar y viene a posarse a mis pantalones de pana.


Trepa  por mi cuerpo y accede hasta situarse en mi hombro. Es lo último que me podía esperar.
Se queda un rato ahí.
Le tiendo la mano y sube a ella como si fuese la cosa mas natural del mundo.
 La observo. Le doy la maquina a mi sobrino y me hace una foto con ella en la mano.


Quizá el calor de mi cuerpo en una mañana fresca la retiene conmigo.
Luego, tan repentinamente como había llegado se fue volando y la perdí de vista.
Estaba emocionado, era lo mejor que me podía pasar. Había llegado a su territorio y había venido a saludarme y a congeniar un rato conmigo.
Al día siguiente ni rastro de ella.
Y ya el día que nos volvíamos, mientras los demás preparaban sus pertenencias para el viaje, decidí salir a visitar de nuevo los muros de la casa en busca de mariposas, y con la esperanza de que aquel macho de Empusa estuviera por allí. No estaba en la pared.


Estaba tranquilamente descansando en al apoyabrazos del banco de fabrica de una de las terrazas.
Me acerque lentamente y me senté un rato a su lado sin moverme.


La Empusa tampoco se movió.
Estuvimos los dos largo rato despidiéndonos. Yo le daba las gracias por dejarse fotografiar y haber venido a mí en el primer día.


Me levante del banco. Le acerque la máquina de fotografiar y se dejo hacer de nuevo las fotos.
No quise molestarle mas.
No hice intención de  subiese a mi mano. Si él quería, que lo hiciese por sí solo.
Me despedí en silencio, mientras nos observábamos.
Me di la vuelta y no volví la cabeza. Yo volvía a mi territorio y el estaba en el suyo.
Fue un maravilloso encuentro.


Sé que cundo alguna vez vuelva por allí no estará. Ha llegado al fin de su etapa después de unos tres años de vida, pero su descendencia es posible que sí.
Recordare siempre sus antenas emplumadas y sus ojos jovianos, pero sobre todo aquel rato que pasamos juntos…
Sed felices.

Antonio 

sábado, 6 de mayo de 2017

11 flores y unas hojas

Todos conocéis mis paseos por el Real Jardín Botánico de Madrid. O solo o en buena y placentera compañía, con la que gusta charlar, cambiar impresiones, hablar de nuestras cosas y proyectos e incluso de deshonestas excursiones para darnos pequeños homenajes gastronómicos.
Y en esos paseos, entre charla y charla se van observando todo aquello que a tu alrededor fascina, las flores, los arboles, un gorrión con mucha cara que viene a pedirte algo etc.
Normalmente los ojos se fijan en las formas y los colores que presentan las distintas variedades de flores. Esas llamativas y enormes flores de las peonias, o las mantas que forman los rododendros que se ven a metros de distancia, o las pequeñas campanillas queda la sanación que en cualquier momento van a comenzar a sonar; y un largo etc. maravilloso con el que no os quiero cansar.
Si, flores a montones. Se pueden hacer ciento de fotos de ese maravilloso mundo. Yo os he elegido once flores y unas hojas.
¡Ah, unas hojas! ¿Por qué? Sencillamente porque en ellas hay una belleza distinta y seductora.
En la foto veréis como arropan a las flores ya marchitas de un Sorbus aria decaisneana, como si quisieran proteger  lo que quedan de ellas de los impetuosos cambios de tiempo de estos últimos días.
Si, once flores y unas hojas quizás al revés: Unas hojas y once flores.
Os dejo con ellas. Espero que os gusten

Camelia japonica 


Jara


Iris Belgian princess


En el corazón de una peonia sp


Rhododendron Virginia Richards


Manzano Golden delicious


Magnolia X Loebneri Merrill 


Osmanthus X Burkwoodh 


Peonia sp


Rododendron


Pruno mahaleb o Cerezo de Sta Lucia 



Y para terminar y cumpliendo con el enunciado del titulo aquí están las hojas que esperabais.


Sorbus aria decaisneana


Sed felices, no quiero otra cosa.

Antonio 

martes, 2 de mayo de 2017

Flores con poesía CCXCIX. Soneto al amor

Nuestra poeta de hoy, nace de un padre irlandés y una madre napolitana en Barcelona, en el año mil setecientos cincuenta y tres.
No se tienen muchos datos reales de su vida de juventud y se desconocen los lugares donde pudo adquirir esa inmensa cultura que hizo de Margarita Hickey Pellizzoni tan admirada.

Iris Autumn circus 

Su padre, un coronel irlandés, se traslado por motivos de carrera a Madrid y con el toda la familia.
En Madrid, nuestra poeta se casaría con un militar retirado de casi setenta años siendo ella jovencísima, y cuyo matrimonio le trajo desdichas que de alguna forma se traducirían en una nefasta forma de ver al hombre y la empujarían hacia un feminismo a ultranza. Quedo viuda a muy temprana edad.
Traductora, poeta, Margarita Hickey fue admirada por los poetas de la época y a la vez maltratada, impidiendo la publicación de sus obras que salían firmadas con su seudónimo.
Gran traductora, hablaba perfectamente el francés, el inglés y el italiano, tradujo obras de Voltaire.
Se cree que murió entre mil setecientos noventa y uno y noventa y tres, jovencísima, a la edad de cuarenta años.

Iris Splashacata

Os he colocado un soneto sobre el amor en el que expresa muy bien sus necesidades amorosas y su rechazo al sexo contrario.
Espero que no os desagrade.

CONTRARIEDADES DEL AMOR

Borrasca, disfrazada en la bonanza;
engañoso deleite de un sentido:
dulzura amarga; daño apetecido;
alterada quietud; vana esperanza.

Iris In town 

Desapacible paz; desconfianza;
destrozado gozo, mal sufrido;
esclava libertad; triunfo abatido;
simulada traición; fácil mudanza.

 Iris Heure bleu 

Perenne manantial de sentimientos;
efímera aprehensión que experimenta
dolorosas delicias y escarmientos.

 Iris Change of pace 

Azarosa fortuna; cruel. violenta
zozobra; sinsabor; desabrimientos;
risa en la playa, y en el mar, tormenta
--o0o--

 Iris Parisien 

Espero que os haya gustado.
Sed felices

Antonio