viernes, 28 de agosto de 2015

Blanco y Negro: Los insectos sin color

Hace unos días, quizás semanas, apareció una noticia en televisión, en la que una mujer ciega había recuperado la vista y conseguía ver objetos, personas y volúmenes en color verde o gris, dependiendo todo ello de un ordenador que llevaba a sus espaldas y un implante y una cámara conectados al nervio óptico.
Desde entonces me preguntaba qué sensación tenía que ser primero poder ver después de una ceguera total, aunque fuese en tonos grises o verdes y también las sensaciones que podía experimentar aquella persona de plenitud, de dicha ante un mundo nuevo, desconocido u olvidado, que volvía de nuevo a mostrarse.
Dándole vueltas al tema pensé que podíamos hacer una experiencia e intentar ver en gris o en tonos grises, aquello que estamos acostumbrados a ver en color.
¿Seremos capaces de disfrutar igual? Con el paso de las décadas desde los años sesenta del siglo pasado hasta ahora, las técnicas fotográficas han cambiado un montón. Antes utilizábamos carrete impregnado de ciertas sustancias que ante la luz se comportaban de forma tal que sobre ellas quedaba grabada una imagen. Y por el costo, aquello solía realizarse en blanco y negro que era asumible para los bolsillos escasos de dinero.
Hoy el blanco y negro prácticamente ha quedado para las fotos de exposición, para el concurso y la mayoría de los mortales nos acorrucamos sobre los pg. En color que nos proporcionan nuestras cámaras digitales.
He experimentado y he decidido colocaros una docena de insectos y arácnidos para verlos en blanco y negro, y he decidido a última hora colocaros un pequeño recuadro, muy pequeño con la foto en color.
No vamos a hablar de ellos, solo vamos a verlos en tonos grises, como se hacía antes normalmente y como se le sacaba el partido al carrete de fotos. Debajo de cada foto o colocare el nombre o la familia del individuo fotografiado. Me gustaría que me dijeseis y opinaseis sobre este tema
¿Empezamos? 

Gorgojo: familia Curculionidae

Abeja


Efimera


Pezotettix giornae en plena copula


Iphiclides podalirius


Cincidella litoralis 

Calopteryx sp


Agriope bruennichi envolviendo la merienda

Familia Lycanidae


Reglius confusus


Araña saltadora





Empusa pennata


Abeja mirándose en el objetivo

Si os ha gustado la siguiente puede tratar sobreflores ¿Os parece bien?
Sed felices.
Antonio

jueves, 27 de agosto de 2015

Flores con poesia CCLII.-Contigo estoy, aliento...

Nace nuestro poeta de hoy en el hermoso pueblo pacense de Villanueva de la Serena en mil ochocientos noventa y dos.
Hijo de padre catalán, Joaquín Montaner y Castaños, se traslado a vivir con su familia primero a Gerona y posteriormente a Barcelona, donde discurrió su vida.

Camelia japónica Mathotiana

Es allí donde desarrolla su actividad como escritor, sobre todo teatral, y también como poeta.
Asido a las tertulias barcelonesas, en especial a la de Maison Dorée, donde hizo amistad con escritores de la talla de José Carner y José María Segarra, así como con el periodista Manuel Aznar
Genial traductor de las obras escritas en catalán y del francés al castellano.
Amigo de escritores y periodistas de la época, estuvo relacionado con el dictador Primo de Rivera, lo que a la larga le supuso algún que otro revés.
Autor teatral admirado por las masas y criticado por Valle- Inclán, con el que no se llevaba bien.
Montaner es un poeta modernista, fantástico, que sabe compaginar su modernismo con la escuela clásica, sabiendo darle el aire del cambio de época.

Camelia Japónica Psalette

Murió Joaquín Montaner y Castaños en Barcelona, en mil novecientos cincuenta y siete.
O he elegido un poema que espero que os guste, que se titula Conmigo estoy, aliento….

 
Conmigo estoy: aliento, me acompañó;
tan apegado vive a mi vida
que no hay oveja, en mi heredad, perdida,
ni manda otro pastor en mi rebaño.

Camelia japónica Covina 

Nada es ajeno en mí, nada es extraño.
Guardo una casa pobre y escondida,
y si el dolor me enciende alguna herida
con sol y con silencio la restaño.

Camelia japónica Nuccius Cameo 

Felices son mis horas, nazco y muero.
Mientras mi corazón cansado duerme,
sus misteriosos contrapuntos sigo.

Camelia japónica Adolphe Audusson 

Seguro de mi paz canto y espero,
y solo me preocupa responderme
dónde estaré cuando no esté contigo.
--o0o--

Camelia japónica Sonnambula

Sed felices
Antonio

lunes, 17 de agosto de 2015

El viejo petirrojo.-

El petirrojo está entre las ramas de una zarza. 


Me mira tranquilo; pía con ese chillido opaco que emiten cundo quieren comunicarse. Se parecen sus cantares a los sonidos que emiten los grandes mamíferos marinos que consiguen llegar muy lejos.
Sus ojos grandes parecen cansados. 
Esta tranquilo.


Si ningún temor, despreocupado, baja de su laberintico y espinoso escondite y se me muestra corriendo por la hierba a un escaso metro de mí, como si algo quisiera mostrarme, decirme.
Me mira, vuela tres metros y se posa en el árbol de ribera que está justo enfrente.
Es un petirrojo viejo, muy viejo. Su porte ya no es el del joven petirrojo orgulloso de su terreno.


Parece querer algo, indicarme algo, contarme algo. No se va de mi lado y se mantiene constantemente a esos dos metros o tres de seguridad.
Para el debo ser igual de grande que un rascacielos y prefiere mirarme desde arriba, con aire de superioridad, demostrándome que en eso él es más grande que yo.
Su pecho ya no esta tan anaranjado como el de los machos jóvenes y casamenteros, por el deben haber pasado varios inviernos y hay un deje de tristeza en su mirada.


Quizás con sus trinos me está contando su vida. Describe con ellos sus años de juventud, en esta misa zarza, cuando era el señor poderoso del lugar y dominaba esta parcela del rio. Sus alas fuertes y su trino le hacían el dueño de las damiselas que por allí pasaban. Su descendencia tuvo que buscar otros lugares donde criar, porque él era el dueño de la zarza y del árbol.



Ahora sabe que su territorio está en peligro. Puede llegar un macho joven y apuesto para expulsarle de su zarza y de su árbol. Quizás por ello me deja que me acerque. En sus generaciones ha visto a muchos cazadores pasar por las orillas del Cofio y sabe que no llevo escopetas, ha visto disparar contra otros, nunca contra él.
Parece querer compañía, como si llevase mucho tiempo solo.
Las plumas de sus alas aun están perfectas, gracias a eso vuela, pero las de la cabeza y el pecho comienzan a describir la vejez.
Curioso, parece querer indicarme de nuevo algo.


Cambia de rama y pía como si su voz saliese de un apartado lugar de la zarza, amortiguada por las espinas y las moras.


Comienzo a entender su mensaje. Sabe que si el invierno es crudo, no lo pasará. Comunica su tristeza por dejar un mundo donde ha vivido, amado y disfrutado. Y quizás me ve y piensa lo mismo de mí. Seguro, el petirrojo me está diciendo que yo también me estoy haciendo viejo y que mi zarza la ocupará otro dentro de poco. Mantenemos un dialogo los dos colegas viejos, el pía, yo susurro pequeños trinos. Nos comunicamos, nos vemos; en el silencio del campo nos entendemos. A mí me gusta tenerle cerca, me da confianza; a él le gusta sentirme al lado, le doy compañía. El en su soledad y yo en la mía nos comunicamos y nos entendemos. Cruzamos las miradas y sabemos el uno y el otro que podemos pasarnos horas hablando en silencio, sin molestar al bosque, ni al rio, ni al aire que nos envuelve a ambos.


Llega el momento de la despedida. Lo miro por última vez. Me mira por última vez. Los dos sabemos que tenemos que andar nuestro camino; los dos sabemos que vienen los inviernos y que al final lloraremos al perder de vista la belleza que nos rodea, nuestras zarzas y nuestro árbol. 
Doy un paso atrás. Da un corto vuelo y se introduce entre las espinas de la zarza. A él no lo sé, pero a mí me entra una especie de congoja por no haberle dedicado unos minutos más. El petirrojo sabe que debo seguir mi camino y me facilita la huida. Y sigo mi andar, echando de vez en cuando la mirada atrás, al árbol y a la zarza. Seguro que desde allí me observa alejarme.



Al cabo de unas horas, cuando bajamos de nuevo, rio Cofio abajo, me acerco al árbol con la esperanza de volver a ver al petirrojo viejo. No lo encuentro. Me quedo un rato, haciendo los mismos chasquidos que cuando estuvimos juntos, pero el petirrojo viejo no aparece.


Dejo el árbol y la zarza y continúo mi camino. Un chasquido conocido me llega al oído. Me giro. No lo veo. Estoy seguro que ha sido una despedida.
En el rio Cofio, 8 de agosto de 2015.
Ami amigo el petirrojo viejo.

martes, 11 de agosto de 2015

FLORES CON POESIA CCLI. En las orillas del Sar (Fragmento)

Nace nuestra poetisa en mil ochocientos treinta y siete, en Santiago de Compostela.
Estos dos datos son suficientes para saber que vamos a leer unas estrofas de una de las grandes del Romanticismo, la Bequer gallega, como algunos la han llamado, y un hito y camino para la poesía moderna española. 

Cornus sanguinea (Detalle)

Sí, estamos hablando de Rosalía de Castro, la gran poetisa que escribió A orillas del Sar.
Su primer libro de poemas, titulado La flor, lo escribió cuando tenía doce años y se edito a la edad de veinte años.
Publico sus primeros poemas escritos en gallego, Cantares gallegos, en mil ochocientos setenta y dos, con gran éxito, tanto que en poco tiempo fue conocida en todos los rincones de su tierra natal. Los Cantares gallegos son una descripción de la sociedad gallega, ensalzándola.
Escribir en gallego en aquellos momentos era un gran merito, pues la lengua entre clases medias y altas estaba muy perdida, no así en núcleos urbanos pequeños.
No se conformo solo con la poesía, escribió también novela e incluso dibujó y era una gran aficionada a la música.
Vinieron nuevos libros de poemas como Follas locas en gallego y El las orillas del Sar en castellano.

Chondrilla juncea

En las orillas del Sar, Rosalía de Castro expone la dureza y la amargura de sus últimos años, consiguiendo un poemario que, por muchos, está considerado la mejor poesía del siglo diecinueve.
Murió en mil ochocientos ochenta y cinco a causa de un cáncer de útero.
Os he colocado cinco estrofas de su poema a Orillas del Sar.


¡Pensamientos de alas negras!, huid, huid azorados,
como bandada de cuervos por la tormenta acosados,
o como abejas salvajes en quien el fuego hizo presa;
dejad que amanezca el día de resplandores benditos,
en cuya luz se presienten los placeres infinitos…
¡Y huid con vuestra perenne sombra que en el alma pesa!

Euphorbia characias (Detalle)

¡Pensamientos de alas blancas!, ni gimamos ni roguemos
como un tiempo, y en los mundos luminosos penetremos,
en donde nunca resuena la débil voz del caído,
en donde el dorado sueño para en realidad segura,
y de la humana flaqueza sobre la inmensa amargura
y sobre el amor que mata sus alas tiende el olvido.

Crataegus monogyna

Ni el recuerdo que atormenta como horrible pesadilla,
ni la pobreza que abate, ni la miseria que humilla,
ni de la injusticia el látigo, que al herir mancha y condena,
ni la envidia y la calumnia, más que el fuego asoladoras,
existen para él que siente que se deslizan sus horas
del contento y la abundancia por la corriente serena.

Hemerocallis blanco

Allí donde nunca el llanto los parpados enrojece; (A)
donde por dicha se ignora que la Humanidad padece (A)
y que hay seres que codician lo que, harto, el perro desdeña, (B)
allí, buscando un asilo, mis pensamientos dichosos, (C)
a todo pesar ajenos, lejos de los tenebrosos (C)
antros del dolor, cantemos a la esperanza risueña. (B)

Limonium latifolium

Frescas voces juveniles, armoniosos instrumentos,
¡venid!, que a vuestros acordes yo quiero unir mis acentos
vigorosos, y el espacio llenar de animadas notas,
y entre estatuas y entre flores, entrelazadas las manos,
danzar en honor de todos los venturosos humanos,
del presente, del futuro y las edades remotas.
--o0o--

Freesia helvetia 

Espero que os haya gustado.
A mí, personalmente, me encanta el ritmo de sus versos.
Sed felices.
Antonio

miércoles, 5 de agosto de 2015

Santa Maria del Azogue. Iglesia románica en Benavente.

La iglesia que vamos a conocer hoy, debe su existencia al deseo de un rey de que sus dos hijos varones fuesen reyes.
Pero vayamos a los hechos históricos:
Alfonso VII de León, el Rey Emperador, tuvo siempre la obsesión de conquistar territorios a los almorávides y a los almohades, tanto que logro apoderarse de Jaén, Córdoba y Almería, aunque estas dos cayeran después de nuevo en manos musulmanas.
Pues bien Alfonso VII, que había heredado de su madre Dª Urraca I de León el reino, testamento de tal forma, que al morir, su hijo Sancho se hizo con Castilla y gobernó bajo el nombre de Sancho III de Castilla; su otro hermano, Fernando fuedesde ese mismo momento rey de León y gobernó como Fernando II de León.
 
Las disputas entre los dos hermano y el heredero de Sancho III, fueron una constante de estos dos reinados, queriendo Fernando II de León usurpar el trono a su sobrino.
Todo esto nos sirve de antesala de lo que realmente nos preocupa.
Al hacerse cargo del Reino de León, Fernando II tiene entre otras cosas buscar el apoyo de la nobleza y del pueblo para repoblar lugares donde poder instalar ciudades, cultivar terrenos e incluso habilitar la defensa de entrada a ciertos caminos o valles.
Y se fijo en un lugar donde se juntan los ríos Esla y Órbigo.

El rio Tera antes de su desembocadura en el Esla

El lugar no es otro que la ciudad que hoy conocemos como Benavente que se edifico sobre un montículo que dominaba estos valles formados por la erosión fluvial y que eran los caminos naturales de acceso hacia los territorios gallegos y astur leoneses. Esta ciudad había estado habitada por un castro astur-leones, así como haber sido un campamento romano.
Fernando II de León, construyo una nueva ciudad a la que concedió fueros en 1164 y los modifico en 1167, debido a desmanes y abusos de los habitantes de esta villa.
Fundada la ciudad, había que dotarla de todos aquellos elementos necesarios tanto para su cometido civil, como para el religioso, y esto suponía la realización de mercados e iglesias entre otras edificaciones.


Sta. María del Azogue. Fachada este

En castellano antiguo, azogue significa mercado o mercadeo y de ahí proviene el nombre como se conoce a Santa María la Mayor de Benavente o Santa María del Azogue, pues esta iglesia debía estar junto al mercado de la ciudad o el lugar donde se comerciaba con los distintos productos de la tierra.
Por orden real, Santa María del Azogue comienza a construirse en 1180, con un proyecto fantástico que consistía en una iglesia con tres naves, nave transepto y cinco ábsides en la cabecera, que recuerdan un poco a la cabecera del monasterio de Moreruela. 



Ábside y absidiolos del monasterio de Moreruela

Comienzan las obras a buen ritmo y se edifica el contorno de la iglesia y los pilares hasta la altura de los capiteles de unas columnas cruciformes bastante altas y ahí se para la construcción, que se retomara de nuevo en el S.XIII en plena época gótica, de ahí tanto los arcos apuntados en el interior como en los ventanales altos de la fachada.

Abside central, mayor y distinto del resto

Los cinco ábsides de la cabecera hay que observarlos con detenimiento. El central, el mayor de todos ellos y el volumen mas saliente del conjunto, está dividido en tres zonas a base de unas columnas empotradas y cada lienzo del conjunto dispone de un ventanal de aspillera que realizado con verdadera maestría se compone de doble arquivolta apoyados sobre sus correspondientes columnillas y doble imposta que en la parte superior enlaza con el guardapolvo del hueco.


Ventanal del ábside central. Obsérvese la unión guardapolvos imposta


Ventanal de abside lateral. Observar las diferencias entre capiteles 

Los otros cuatro ábsides solo tienen un ventanal cada uno, mucho más pequeño y las impostas pasan por debajo y encima sin tocarlos.
Para terminar con los ábsides, diremos que los dos de más al sur y el del extremo norte, tienen canecillos rematados con figuras de animales y de personajes.



Figuras humanas y de animales en los arquillos de uno de los ábsides.



Pero para mí, a parte de esta monumental fachada este, existen otros dos elementos magníficos del románico, que son las dos puertas que abren en los extremos de la nave crucero o transepto.
Vayamos primero a la más sencilla de las dos portadas, la norte, pero no por eso menos bella.


Puerta norte

Está formada por cuatro arquivoltas que arrancan sobre seis columnas y dos pilastrones con sus correspondientes capiteles.
La arquivolta más interior está realizada con arquillos de tal forma que recuerdan las pinzas de colgar la ropa, apoyando su arranque sobre capiteles simétricos de dos leones cada uno.
El resto de las arquivoltas, nace de columnas rematadas con capiteles con motivos vegetales, excepto el capitel derecho de la tercera arquivolta que tiene representadas dos arpías.


Capiteles lado derecho puerta norte.

La segunda arquivolta esta realizada a base de unos preciosos y afiligranados florones; la tercera a base de arquillos sobre un baquetón y la cuarta con dos cenefas lineales y botones entre ambas, siendo la cenefa más baja a base de cruzamientos en plan romboidal. Todo esto se remata con un guardapolvos con motivos vegetales.


Puerta sur

La puerta del sur del transepto, contiene motivos decorativos interesantes.
Si comparamos esta puerta con la vista anteriormente nos daremos cuenta que dos arquivoltas de la misma presentan el mismo decorado que la de la fachada norte y que el guardapolvo tiene el mismo dibujo, pero ahí terminan las coincidencias.
A diferencia de la puerta norte, la entrada sur tiene tres arquivoltas y la que debía ser la cuarta está ocupada por un tímpano en el que esta esculpido un Agnus Dei rodeado de cuatro ángeles turiferarios.


Puerta sur.Dintel recto sobre el que apoya el tímpano. Todos los capiteles semejantes.

La primera arquivolta está compuesta a base de distintas figuras y que están dispuestas de la siguiente forma: en el centro una imagen del rostro de Cristo. 


Rostro de Cristo en el centro de la arquivolta.

A cada lado de dicho rostro, los tetramorfos de los cuatro evangelistas. 

El aguila que representa a San Juan

El ángel en representacióon de San Mateo


El leon, alado, representando a San Marcos.

El buey, en representación de San Lucas

A la derecha la imagen de la Virgen que pisa a un demonio que vomita algo por la boca.


La virgen pisando la cabeza del demonio.



El demonio, vencido, echa espumarajos por la boca. Una forma de representar el miedo.


Al otro lado y en yuxtaposición con la virgen y por debajo del símbolo del evangelista, creo que es la representación alegórica del fruto prohibido y bajo el la figura desnuda de Eva y la serpiente.

Y por ultimo la figura de Eva, desnuda, con la serpiente a su izquierda y el árbol del fruto prohibido encima de ella

Al lado izquierdo la victoria del ángel caído y a la derecha la derrota del mismo por la Virgen; así podríamos resumir esta arquivolta.
Encima de ella arquivoltas dos y tres iguales a las arquivoltas de la puerta norte. Os hago un montaje de ambas juntas para que comparéis.


El interior del templo, poco luminoso, mantiene su estructura original románica hasta justo por encima de los capiteles de sus distintas columnas, formadas todas ellas en cruz, si bien se nota en muchas partes decoraciones góticas y clásicas.



Aunque no se ven excesivamente bien, fijaros en la concordancia entre el arquillo, el peinado de la figura y la firma de cantero a ambos lados

Firma decantero que asemeja una planta.

Es interesante en este templo observar la gran cantidad de firmas de cantero existentes y diferentes y repetitivas tanto en el interior como en el exterior del templo.

Fachada Sur. Sacristia adosada a la nave central y al crucero.

También puede observarse en su interior una antigua puerta románica que daba acceso desde la nave a la calle y que posteriormente sirvió como entrada a la sacristía. 

Puerta románica de la sacristía

Esta se adoso al cuerpo principal de la iglesia siglos más tarde.
Como dato curioso si vais por allí, fijaros en el demonio que ocupa el solo el vano bajo el arco apuntado que esta encima del ábside más septentrional.

En el centro del arco superior el demonio


El demonio

En el interior del templo choca el enlace entre el románico y el gotico. Columnas y capiteles románicos y resto gótico, amen de los distintos ordenes de capillas y decoraciones.

Nave transepto 


 Nave central


Nave derecha


Me imagino la cara de Fernando II de León cuando observase por primera vez la construcción del templo, con sus muros y sus ábsides. ¿Si no hubiese sido rey de León, tendríamos hoy este templo?
No lo sé, la historia está ahí y hacer especulaciones sobre lo que hubiera podido pasar, es una quimera. Pero lo que si tengo clarísimo es que el desatino de Alfonso VII de León en cuanto al reparto del reino, trajo consigo la construcción de esta maravillosa iglesia.


Para terminar, indicar que los reinos de Castilla y León volvieron a unirse de nuevo cuando Fernando III de Castilla compro los derechos sucesorios de Sancha y Dulce, hijas de Alfonso IX de León, y unió definitivamente los dos reinos. Habían trascurrido unos sesenta años desde la separación por el testamento de Alfonso VII Emperador.
Espero no haberos aburrido mucho.
Nada más por hoy.
Sed felices.
Antonio