¿Por qué me gustan tanto la sequedad de las hierbas y cereales? La verdad es que no tengo la menor idea, quizás sea porque en ellas está guardado todo el saber que la naturaleza a puesto para la trasmisión de cada una de sus especies.
Qiuzás me gusten tambien por la fortaleza que demuestran ante incendios y otros males, pues al año siguiente estás ahí. Tercas ante los estiajes a las primeras lluvias vuelven a salir.
Quizás porque nos indican que los calores de verano han llegado y que ya durante unos cuantos meses buscaremos las sombras en nuestro caminar diario. Nos dicen que el verano esta aquí.
Y en esta época veraniega, por las tardes, cuando el sol empieza a caer y en la sombra la sensación de frescor viene a sustituir la sofocante sensación de calor, las espigas y sus semillas adquieren unos maravillosos tonos dorados dignos de observarse. Son las flores secas de nuestros campos y de las veredas de caminos y lindes de los campos; aquellas que el hombre desecha porque no son productivas.
A mí me atrae su sencillez y su modestia y, es su pequeñez, la gran belleza que aportan al paisaje.
Fondos verdes sobre contrastes dorados. Sensaciones que se pueden ver todo el territorio siempre que haya matorrales y zarzas próximos.
Además a su alrededor un mundo de insectos pululan y se protegen, adquiriendo en su fisonomía los colores y las formas de las propias plantas.
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