En el paseo de ayer por las orillas del pantano de La Jarosa, en la sierra madrileña, me di cuenta de la cantidad de margaritas de la manzanilla silvestre que había entre la jungla de hierbas, las cuales comienzan ya a dorar con estos calores.
Y junto con las margaritas otras pequeñas flores y frutos crecían en medio de la hierba. Solo hay que tirarse al suelo y observar y comienza a aparecer un mundo fantástico de flores e insectos entre los finos tallos herbáceos.
Quizás no le demos importancia a estas pequeñas flores, pero forman un mundo al que infinidad de insectos se acercan comer, polinizar, aparearse, depositar sus huevos y en fin seguir con el ciclo vital de la vida.
Os dejo con este pequeño mundo que muchas veces no vemos, pero es tan grande e infinito como podamos imaginar y por supuesto bello.
Os aconsejo de nuevo que os tiréis al suelo y bucead entre las hierbas. Eso si precaución con los pequeños insectos.
Os aconsejo de nuevo que os tiréis al suelo y bucead entre las hierbas. Eso si precaución con los pequeños insectos.
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