martes, 11 de octubre de 2016

Flores con poesía CCLXXXIII: Ante tu retrato

Nació nuestro poeta murciano, de Murcia capital, allá por el año mil ochocientos noventa en el seno de una familia humanista dedicado su padre a la pintura paisajista y con costumbrista.



Comenzó, Andrés Sobrejano Alcayna, sus estudios de bachillerato en el seminario de Murcia donde creció su educación humanista, pasando posteriormente a la Universidad de Madrid donde estudió Filosofía y Letras, siendo alumno entre otros de D. Ramón Menéndez Pidal.
Opto a las oposiciones de Bibliotecario y después de una estancia en Granada consiguió el traslado definitivo a Murcia donde aparte de encargarse de la biblioteca fue profesor de distintas asignaturas en la universidad, llegando a ser Secretario de la Facultad de Filosofía y Letras.
Arqueólogo, interesado por todo aquello que creciese humanísticamente a su alrededor comenzó a escribir poesía y a editarla en revistas y periódicos de Murcia como La Verdad y Sudeste.
Solo editó un libro de poesía titulado Sombra y vislumbre, el cual recibió el premio Polo de Medina en 1959.
La poesía de Andrés Sobrejano es ante todo humana, con una lirica preciosa y profunda y a la vez postmodernista.
Murió en Murcia en mil novecientos sesenta y nueve y alguno de sus alumnos escribió estas palabras:



Erudito, poeta, profesor, periodista, alerta y sensible a cuanto representa arte, belleza, espíritu. Defensor apasionado de la mejor tradición humanística murciana. Su cortesía, su nunca apagado interés por las manifestaciones, tan variadas, del arte y de la cultura en Murcia. Su admirable formación clásica, su rico verbo poético, su trato amable, su fino sentido del humor, contribuían a perfilar una figura que ha quedado como inolvidable para cuantos disfrutaron de la amistad y el saber de D. Andrés” (Texto copiado de un artículo de D. Francisco Javier Diez de Revenga, de un escrito en la revista Tonos. Nº XIII)S
Os dejo un poema religioso escrito en serventesios, titulado Ante tu retrato.


ANTE TU RETRATO


Desde un rasgado ventanal del cielo,
envuelta en el cendal de la pureza,
mirando compasiva hacia este suelo
inclinas la seráfica cabeza.



Hay en tu faz inmaculada un brillo
eterno, un suave resplandor de gloria,
lo ideal de Rafael o de Murillo,
que excede a la belleza transitoria.



Como ya han visto a Dios, tienen tus ojos
una dulce y beatifica apariencia;
y por eso, aunque miran sin enojos,
miran con una triste indiferencia…



Tu cabello, melena de un querube
semeja, y, rodeada de alba veste,
como rayo de luna entre una nube,
finges visión de paz blanca y celeste.
--o0o--



Nada mas por hoy.
Sed felices.
Antonio 

domingo, 9 de octubre de 2016

Santa María de Melque: del aparejo romano al arco bizantino o de herradura. Tres culturas distintas.

Hemos salido de Madrid el amigo Luis y yo, a eso de las 8,45 de la mañana, en dirección al suroeste de la provincia de Toledo, buscando un tesoro de unos 1300 años de antigüedad, relativamente bien conservado y restaurado.
Como siempre, haré una descripción somera y subtitulare las fotos para describiros aquello que crea conveniente. 
Empecemos:

Situación de Santa María de Melque

Después de un tranquilo viaje, en el que hemos aprovechado para visitar las Barranqueras de Burujón y desayunar nuestra buena tostada, llegamos por fin a nuestro destino: Santa María de Melque.

Entorno de la ermita. Monte bajo y barrancos a sus lados.

Situada a unos 40 Km aproximadamente al sur de Toledo en dirección a los montes del mismo nombre, en el término municipal de San Martín de Montalbán, Santa María impresiona nada mas doblar una pequeña curva y encontrarte de frente con el torreón defensivo que se construyo sobre su bóveda.

La iglesia vista desde el acceso por su fachada oeste, muro a la izquierda adosado del posible cementerio yla nave crucero con dos ventanas.

Hay muchas teorías sobre el origen de esta iglesia, aunque parece que las dataciones del carbono 14 la sitúan entre mediados del S.VII y el S.VIII. Es decir en un periodo que va desde unos cincuenta años antes de que los árabes nos invadieran o treinta después.
Situados ya la época y la geografía pasemos a conocer esta maravilla que, la piedra y la suerte, nos ha conservado hasta nuestros días.
De forma de cruz, Santa María de Melque, parece ser que era en origen la iglesia de un monasterio visigodo, quizás impulsada por algún noble de la corte real, tal como indica la procedencia de su nombre en árabe.
Construida en piedra de granito de la zona, gracias a ello se ha conservado, se observan en ella las trazas de la arquitectura oriental importada por los visigodos y los modos de los aparejos romanos. Los bloques están colocados en seco unos con otros manteniendo en el edificio la medida del codo romano y pudiéndose ver puestos a soga  y tizón en distintos lugares.
Dicho esto, no quiero daros la tabarra con una descripción detallada de su arquitectura y estilo, los cuales los podéis encontrar en innumerables páginas en la Red.
Originalmente su planta debía ser así, tal como os indico en el plano adjunto:



Y posteriormente se le añadió lo que parece que era un pequeño cementerio adosado a la nave en su parte noroeste, y dos habitáculos a cada lado de la parte este de la nave, quedando su forma definitiva tal como se indica en planta, si bien la cámara sur fue demolida observándose de ella solo el arranque de su cimentación


Interiormente, entramos en un mundo maravilloso por sus formas y su sencillez y a la vez por la elegancia que presentan sus dimensiones y muros.
La nave principal, de este a oeste y por lo tanto canónicamente alineada, da una sensación inmensa de grandeza cuando los ojos se acostumbran a la luz difusa con la que está iluminada.

Vista de la nave desde la puerta de entrada mirando hacia donde debía estar el altar. Fijaros en esas columnas que son parte del muro saliente y redondeado.

Arcos de herradura recorren tanto esta nave como la transepto y columnas que nacen de la misma piedra que forma los muros constituyen los puntos de apoyo para la formación de las bóvedas y cúpula de la iglesia.

La zona absidial al fondo tras dos arcos de herradura. Las columnas adosadas a los muros, sus piedras están trabadas con ellos, son exclusivas de esta iglesia.

El presbiterio visto desde debajo de la cúpula. Fijaros en los arcos y en la perfección en la ejecución de la bóveda.

Hay que fijarse ya en el interior en la sencillez de las decoraciones pétreas que tiene la iglesia. Seguramente en su época de mayor esplendor estuvo encalada y decorada, algunos restos de estucos quedan en algunas zonas, pero no hay presencia de elementos escultóricos bíblicos en sus muros y columnas. Solo, recorriendo parte de los muros interiores y en alguna zona de los exteriores, algunas ventanas, aparece una faja formada por unos listeles paralelos. No hay nada mas.

Ala derecha de la nave crucero donde debajo de la ventana con derrame puede observarse un arcosolio donde seguramente hubo enterrado un personaje importante.

La decoración de la iglesia es la propia piedra, esa maravillosa piedra que da al conjunto con sus definidos cortes un maravilloso aspecto.
El suelo original no se ve. Está protegido por una tarima que lo protege y que hace que el visitante pueda olvidarse de sus pies para concentrarse plenamente en lo que le rodea.

Si nos fijamos en la columna del centro de la foto podemos observar que son dos para el apoyo de cada uno de los arcos que ayudaran a la formación de la cúpula. Lo curioso de estas columnas es que están trabadas a los muros y que no existen capiteles sobre ellas, ni ningún tipo de decoración a base de esculturas como en otras iglesias visigodas.

El ábside en forma de arco de herradura en su planta esta rematado con una preciosa bóveda ejecutada de maravilla.

En el ábside se puede apreciar la cenefa formada por tres lineas que aparece mas baja que en otros lugares de la iglesia. La bóveda es una maravilla de ejecución y la ventana tiene doble derrame.

Mirando desde allí hacia la puerta de entrada, se obtiene una maravillosa vista de la nave, como podéis observar en la fotografía.

La nave desde la zona absidial.

A cada lado del presbiterio existen unos huecos que dan acceso a las cámaras adyacentes al mismo, si bien la del lado sur al haber desaparecido comunica con el exterior.

Puede verse como los arcos forman la base para la ejecución de la bóveda. Incluso se aprecian unas pechinas incipientes en cada esquina y los óculos en las cuatro paredes para dar luz a la bóveda.

La nave transepto en la zona norte con la puerta de salida al exterior y la abertura a la cámara norte.

En la nave transepto cuatro arcos de herradura dan apoyo tanto a las bóvedas y en el cruce con la nave principal a la cúpula central que se forma con unas pequeñas pechinas que parecen diluidas en el espacio. La cúpula perfectamente ejecutada se ilumina mediante unos óculos existentes en los muros de cada nave.

Vano de la boveda de la nave entre dos arcos de herradura. A la derecha la zona de la cúpula.

Las columnas ficticias en las esquinas de los muros y en el exterior aportan un concepto nuevo en la arquitectura hispana de la época que de alguna forma comienza a virar hacia las nuevas tendencias que vendrán años después, como el románico, y retrocede en busca de la arquitectura romana.
Hay que recordar para aceptar estas construcciones que los visigodos llevan en la Península unos doscientos cincuenta años y que se ha perdido y degenerado aquel magnifico saber hacer de los “arquitectos itálicos”

 En esta foto, deformada por el gran angular, puede observarse la cornisa con tres listeles que recorre parte de los muros de la iglesia como única decoración pétrea de la misma.

Por mucho mirarla, Santa María de Melque no cansa.

En el lado sur de la nave crucero hay un arcosolio que podría ser el lugar de un enterramiento de un personaje importante, ya fuese el posible noble que le da el nombre o a una abad que edificara la iglesia. Pero todo ello son puras conjeturas y son los historiadores los que realmente tienen que buscar la solución al tema.

Zona exterior adosada a la nave en el norte y que se cree que era una zona de enterramiento.

Existe en la nave crucero una puerta en su ala norte que abre hacia el este y que da acceso a una especie de patio en el que existen una serie de arcos y que se piensa que podrían ser tumbas para los monjes. Es posible, no seré yo quien contradiga dicha afirmación sin tener más datos que mi visita, pero me extraña que el cementerio este reducido a tan poco espacio teniendo en cuenta las dimensiones del monasterio. Quizá fuese un lugar destinado a abades o gente principal.

Fachada este de nuevo. Fijaros en el arco de herradura cegado y en los mechinales donde apoyaba un posible  porche adherido a la iglesia, cuya base pétrea se puede apreciar en la foto.

El exterior es digno de contemplarse.
Los aparejos de sus muros son una increíble maravilla, donde la imperfección de la labra y las medidas de los bloques, hacen maravillosa su contemplación.

Fachada este,Es curioso, como en San Pedro de la Nave, la falta de linealidad de algunas de las hiladas y bloques. Ese será otro tema a tratar.

Arcos de herradura, ventanas con derrame, hiladas que se pierden o buscan la formación de arco etc. le dan elegancia a la fachada, y esas columnas formadas y trabadas a la fábrica con piezas talladas de piedra y enjarjadas a los muros son maravillosas, rematan la faena.

Fachada sur. Puede observarse la ventana que da al interior del abside.

Y allí en lo alto, como si quisiera demostrarse que sus muros son capaces de aguantarlo todo quedan los restos de una torre defensiva que se construyo sobre la cúpula.

Se puede apreciar en ella la camara adosada y al otro lado de la nave transepto la zon de enterramiento.

Santa María de Melque es al fin y a la postre el encuentro de tres civilizaciones completamente distintas. De los romanos nos queda su forma de hacer en un imperio desaparecido, pero que aun los constructores sabían de alguna forma utilizar, pese a la decadencia de casi trescientos años de dominio visigodo.
El arte oriental esta presente en sus arcadas, en las ventanas y en la planta de la iglesia, que en el ábside presenta la misma forma que los arcos. 
También esas pilastras trabadas a los muros presagiaban quizás que sus constructores soñaban ya con volver a los arcos sostenidos por columnas independientes, pero que aquí no se atrevieron a realizar.
Los árabes construyeron sobre la cúpula la torre defensiva que aun se conserva en parte.
Tres culturas unidas en una mismo lugar y en distintos tiempos.
No me quiero extender mas. Hay muchísimas paginas que narran a la perfección esta maravilla que nos legaron nuestros antepasados barbaros, aquellos que un día desafiando el poder de Roma invadieron la península y nos dejaron su legado, como este de Santa María de Melque.
Sed felices.

Antonio 

viernes, 7 de octubre de 2016

Contrastes: luz y sobras en las hojas.

Estamos en otoño.
Ultimas horas de luz de un sol que busca un horizonte de casetones de ascensor, antenas y chimeneas sucias.
Sus rayos caen potentes y a la vez suaves sobre las hojas de los arboles del Jardín Botánico.


Los contrastes de sombras y luces se reproducen constantemente en muchos lugares de esta maravilla enclavada en pleno centro de Madrid.
Me encanta experimentar con las luces y las sombras de las tardes otoñales.
No es la primera entrada que monto con este mismo tema, pero todas son diferentes.
Cada día, por no decir cada instante, aporta un tono mas o menos suave de luz a ciertas horas de la tarde otoñal.


Compiten en competencia desleal la luz y la sombra. El problema es que la sombra existe siempre, la luz solo medio día.
Experimento una sensación de plenitud mientras voy fotografiando las hojas de los distintos árboles. Me gustaría saber transmitir esos impulsos que, a través del ocular de mi maquina, aparecen en mi cerebro. El cerebro recicla, el corazón siente.
Hay alegría en esos contrastes.


No voy buscando una guerra entre luz y sombra, no. Voy buscando y encuentro una coordinación maravillosa entre ambas.


Hay alegría en ellas ¿O no?
Juzgad vosotros mismos.







Ha llegado el momento en que los árboles han de tomar la decisión de desnudarse y quedar ateridos durante los meses de frío.  Pero este año, en Madrid, las hojas tienen una lenta y perezosa caída; no quieren perder de vista el verano que ya se ha acabado









Sed felices.

Antonio 

lunes, 26 de septiembre de 2016

También hay flores en otoño.

Si hay algo relajante cuando se vive en Madrid y se convive con su ajetreo y sus tensiones, estas de todo tipo, o cuando eres de fuera pero las tienes, no hay nada como buscar la tranquilidad de los grandes parques para meditar y escaparse del bullicio.
Eso hice yo el viernes pasado. Me sumergí de lleno en los caminos de tierra del Real Jardín Botánico de Madrid, intentando encontrar un poco de paz interior, de relax si queréis llamarlo de alguna manera, y la encontré.
También me percaté que en otoño el Jardín está lleno de flores. Hay que buscarlas, pues la abundancia no es como en las épocas en que el sol comienza a elevarse en el horizonte, pero aun asi se pueden observar verdaderas bellezas.
Hay que mirar bien, pues no solo las flores están presentes, también algunos frutos con sus colores alegran la vista.
Lógicamente llaman quizás más la atención aquellas grandes dalias que con sus colores destacan en mitad del paisaje, pero no os olvidéis de las pequeñas en grupos por lo general numerosos.
Lo que si os puedo asegurar es que en otoño también hay flores en el Real Jardín Botánico de Madrid.
¿Me seguís? Vamos pues.


La flor del cardo, muy parecida a la alcachofa.


Alchemilla mollis, una flor que recuerda de alguna manera a la de las jaras.


Los frutos del odiado aceite de ricino cuando eramos críos los de mi generación.


Rudbeckia nitida, un arbusto de hasta 2 m de altura con esta espesura de flores bellas.


¡Alto, mirame! Parece decir el Geranio Wallichianum, en lugares de la bordura inglesa del Botánico.

Una Anemone, muy abundantes y de diferentes ordenes en estas fechas.


Magnifica dalia de espaldas al sol y al ruido del Paseo del Prado.

Un grupo de Anemone hupehensis. Parecen frágiles y que se pueden romper con un soplo.


Lagerstroemia indica, un árbol cercano a la entrada y que para muchos pasa desapercibido.

Unos Aster, de las muchas especies que hay, fotogénicos con sus violáceos colores.

Un pequeño grupo de Cosmos tomando la sombra en la bordura inglesa.

Si hay una cosa buena en esta época, es que el sol comienza a estar bajo y sus luces son muy cálidas, casi como las flores que se pueden observar.
Recordad, si estáis estresados, fatigados o cansados, relajaros dando un paseo por el Real Jardín Botánico de Madrid. A los jubilados les sale barato y no hay tiempo estipulado.
Espero que os hayan gustado las flores de otoño.
Sed felices
Antonio