Nuestro poeta de hoy nació en Carrión de los Condes en mil trescientos ochenta y ocho. De nobilísima familia, su educación corrió a cargo de su madre Dª Leonor y de su abuela Dª Menencia, que le dieron una gran educación humanística.
Como casi todos los nobles castellanos de la época, unas veces estaban a favor y otras en contra de su rey, pero conquisto para Juan II la ciudad de Huelva y combatió en Olmedo, por lo que el rey le compenso con varios títulos más, entre ellos el de marqués de Santillana.
Estamos lógicamente hablando de uno de los grandes impulsores de la lengua castellana moderna del cuatrocientos, Don Iñigo López de Mendoza, señor de Buitrago, señor de Hita, conde del Real de Manzanares y Marqués de Santillana.
El marqués de Santillana albergo en su palacio de Guadalajara una de las bibliotecas más importantes de la época.
Su obra es impresionante y toco todas y cada una de las formas poéticas de aquella época, siendo las más populares sus canciones, decires, serranillas y sonetos, en los que gusto de incluir muchas alegorías. Como títulos podemos destacar sus Proverbios, Sonetos itálicos, La defunción de Don Enrique de Villena, La comedieta de Ponza, El infierno de los enamorados, y un largo etcétera.
Murio el Marques de Santillana en Guadalajara en mil cuatrocientos cincuenta y ocho.
En el poema que os pongo hoy, un soneto, a Iñigo le parece estar en el Monte Tabor por la luminosidad de la belleza de una dama. Espero que os guste.
SONETO A UNA DAMA
Cuando yo so delante a aquella donna,
a cuyo mando me sozjugó amor,
No hay comentarios:
Publicar un comentario